Capítulo 59: Adiós Mar De Plata.

6 0 0
                                    

El oscuro cielo por fin desapareció, esa enorme oscuridad que había incluso tapado las estrellas, desaparecía como si fuesen nubes negras que de a poco se desvanecían, mostrando que el sol salía, indicando obviamente el amanecer.

Y tras iluminar el cuerpo y avisar la victoria de nuestro héroe, el cayó inconsciente tras la dura pelea por la que tuvo que pasar para poder ganar. Al final, todo había resultado bien, toda la gente del pueblo gritaba y lloraba de felicidad, todos estaban contentos con el gran resultado de ese enfrentamiento y el que el malvado rey Feder hubiese sido vencido les hacía feliz.

Claro, no paso mucho para que el y sus "hijos", fueran encerrados, con cadenas especiales que el mismo Feder había creado, cadenas que lograba evitar el uso de poderes. Y eso dejo a Meline como la nueva reina.

La pelirroja, entre toda la gente y con una enorme sonrisa se acercó al microfono.

-Hoy... Es un día especial, es el día en el cual nosotros por fin podemos conocer la verdadera libertad, el día en el cual las luces anuncian nuestra paz... -Dijo la joven con una sonrisa llena de emoción- Hoy... Este día podemos por fin apreciar el verdadero aire de libertad...

Las lágrimas no tardaron en comenzar a bajar por sus mejillas, pues ciertamente no se lo podía creer, había esperado ese momento durante años y cierta parte de ella había perdido la esperanza, pero ahora, admirando la luz del sol, el hermoso día soleado, la paz que abundaba la ciudad, las personas de la ciudad que lloraban de felicidad y aplaudían contentos, las lágrimas de la pelirroja comenzaron a caer.

-Por fin, nosotros podemos, ustedes...¡Pueden disfrutar de la verdadera libertad!

Grito ella emocionada, haciendo que todos los que escuchaban gritasen de felicidad, gritando repetidas veces el nombre de la joven y festejando por el nuevo día que estaba comenzando, sin duda estaban felices, pronto la fiesta comenzó.

Habiéndose anunciado ese día como "el día de plata". La gente empezó a celebrar y a festejar, contentas y emocionadas. 

Mientras tanto, en ese motel, Tomas apenas despertaba, se encontraba en el cuarto, al notar eso, suspiro con pesadez y se sentó en la cama, tenía vendas en el brazo y unos parches en la mejilla, nada más que eso.

Al lado de el estaba Ezequiel quien miraba su celular, al verlo de reojo sonrió tranquilamente.

-¿Tienes algún poder de regeneración que no sepamos?

-¿Que? -Decía Tomas mientras frotaba sus ojos un poco-¿De que hablas?

El rubio soltó una risa leve mientras lo miraba.

-Quiero decir que solo llevas poco tiempo durmiendo y ya te recuperaste, no lo entiendo sinceramente.

El castaño suspiro un poco y movió los dedos de su mano vendada y suspiro un poco, no sentía dolor, podía moverlos con bastante naturalidad a decir verdad.

-No lose, ni yo lo entiendo.

-¿Ni siquiera sabes que poder tienes?

El castaño negó con la cabeza un poco con bastante curiosidad.

-Primero dijiste que podías anular cosas ¿no? Pero eso no es cierto -Dijo entre risas leves- ¿Entonces?

-Ya lo averiguare, supongo.

Tomas sonrió y soltó una risa leve mientras lo miraba de reojo. El rubio dejó su celular y suspiro un poco.

-Nos alegra que estés bien -Dijo extendiendo su puño- Bienvenido de nuevo.

Ambos con calma chocaron sus puños y soltaron una risa. El lugar se veía muy tranquilo, pero se escuchaba una fuerte música, muchas risas y aplausos.

The Legend Of TDonde viven las historias. Descúbrelo ahora