1. Arazem: Capítulo 1

173 5 0
                                    

Era una chica normal

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Era una chica normal. Digo normal en el sentido de que no tenía las mejores ni las peores notas, no era una gran belleza pero tampoco espantosa, no era alta pero tampoco baja, mis padres no eran ricos pero tampoco pobres... y así sucesivamente. Como les dije, me consideraba normal —tenía un perro, un gato y un pececito, también normales. Lo único que podía mencionar era que cada uno de mis padres me había inscrito en varias actividades según su preferencia. Sí, las había dejado todas (unas las había dejado más rápido que otras) pero también me gustaba pensar que había sacado lo mejor de cada una. Así que pueden imaginar mi sorpresa cuando no todo siguió siendo normal para mí.

            Después de realizar mi tarea, me despedí de mis padres y me fui a la cama, todo para realizar las mismas actividades el día siguiente. No esperaba más, ni tampoco esperaba menos ya que todavía era día de semana por lo que no se me permitiría salir con mis amigas —que muy posiblemente olvidaran mi nombre con el paso del tiempo, después de todo, no me consideraba una persona que permaneciese en la consciencia o pensamiento de los demás. Suspiré y recosté mi cabeza en la almohada, quedándome dormida casi instantáneamente.

            "¡Despierta, Reinola!" Escuché que gritaban pero no le presté atención.

            No fue hasta que me quitaron mi manta que supe que era conmigo. Abrí mis ojos encontrándome con un extraño par de ojos violeta que parecían estar un poco enojados.

            "¿Estás hablando conmigo?" Pregunté. Digo, capaz en mi sueño era alguien llamada Reinola.

            "¿Con quién más voy a estar hablando? ¡Párate ya que tienes una reunión!" Me gritó.

            Wow, sinceramente podía decir que era el primer sueño que recordaba en que me gritaban de tal manera. Me estiré mientras me paraba de la cama y cuando caminaba con mis ojos cerrados hacia la puerta, mi dedo meñique del pie sin lugar a dudas demostró que era un imán para los muebles.

            "¡Mierda!" Mascullé del dolor sintiendo cómo las lágrimas se formaban detrás de mis párpados, pero abrí mis ojos cuando escuché una risita de placer. Levanté mi vista observando al mismo sujeto que me había despertado de manera tan brusca. El muy maldito se estaba riendo de mí.

            "Yo que tú, me apresuro. No se ve todos los días a Reinola Cassinger con esa clase de faltas. Y mucho menos atuendos."

            En ese momento, tuve algo en claro y pude ver que se reflejó en mi rostro ya que la sonrisa desapareció del rostro del joven.

            No estaba soñando. El golpe en el dedo meñique me había dolido demasiado como para ser solamente un sueño. Fue allí, cuando examiné mi alrededor —unas velas iluminaban el lugar, la ventana y la habitación ciertamente no eran las mías y cuando volteé a ver la cama, tampoco era mi simple cama con su colchón individual; oh no, no se podía llamar 'simple' a esa monstruosidad de cama. Monstruosidad en el buen sentido de la palabra, es decir, el que yo le veo. La cama de la habitación era grande y extremamente elegante como aquellas que uno ve en las pinturas antiguas: era alta y sus telas y cobijas parecían la cosa más fina y aunque jamás había probado el algodón egipcio, supuse que su textura sería semejante a él.

Una General en JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora