Capítulo 23

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Llegué a la ciudad de Arazem como lo haría cualquier otra persona. El castillo todavía estaba un poco lejos, pero no tenía apuro. Después de todo, mis órdenes eran que tenía que ir al baile, no que no podía llegar quince minutos antes. Aunque tampoco llegaría al castillo con ese tiempo, ya que no me daría tiempo de vestirme.

Finalmente llegué a los portones del castillo y me sorprendí al ver que estos estaban abiertos. No es que fuese raro que estuviesen abiertos, pero según tenía entendido por mis lecciones, el portón se mantenía cerrado cuando el reino se encontraba en guerra para seguridad del mismo castillo.

"¡General Sebrin!" Se sorprendieron varios al verme.

"Feliz Hakada." Les deseé con una suave sonrisa. "¿Cómo van las cosas para la fiesta?"

"¡Excelente, general!" Dijo una criada.

"General, le ayudo a bajar sus cosas." Dijo uno de los hombres mientras me bajaba de Ira.

"Gracias. Otra cosa," les dije. "¿Sería mucha molestia que guardasen el secreto de que estoy acá?" Pregunté inocentemente. "Quiero sorprender a Adregon."

"¡Por supuesto, general!" Dijeron alegremente mientras uno de ellos tomaba las riendas de Ira.

"Por favor, llévala al establo real y diles que por favor la traten bien." Sonreí un poco. "Se lo merece."

"Sí, general."

Me di la vuelta y entré al castillo por la entrada de los criados.

Con todo el sigilo que pude, llegué a mi habitación. Finalmente pude respirar. Incluso yo no entendía cuál era mi necesidad de que no supiesen que estaba allí. Ok, mentía. Quería hacer enojar a Adregon y la manera más rápida de lograrlo es que él pensara que desobedecía sus órdenes.

Estando en mi habitación en elcastillo no podía evitar recordar lo que había vivido en esos primeros momentos en Arazem y siendo sincera, también lidiaba en ese momento con cosasemocionales que había vivido días antes. Me mordí el labio inconscientementehasta el punto en que lo único que me advirtió que lo había estado haciendo fue el dolor que sentí y la sangre que probé.

"Maldición." Dije lamiéndome en labio. "Ahora de paso tengo un labio roto."Comencé a buscar un pañuelo con el cual secarme cuando la puerta se abrió y sonó como un cañonazo (no es que haya escuchado uno personalmente).

"Sabía que estaría aquí." Dijo la costurera real entrando con dos chicas másque cerraron la puerta tras ella. "Digo, el baile es en unas horas. ¡Obviamente tiene que prepararse!"

"Tú también." Indiqué con el pulgar en el labio.

"Me gusta más ver mis creaciones en movimiento." Juntó sus manos y dio unbrinquito. Wow. "Ahora, me habías dicho que tu traje para Hakada sería como General en Jefe y no como un hermoso y bello vestido para Hakada."

"Estoy segura de que lo que elijas será lo indicado."

"Tiene una buena relación con las palabras." Les dijo a las chicas y las chicasrieron. "Ahora siéntate para que Gleneia haga magia contigo."

"Tan vuelta mierda no estoy." Le dije sentándome.

"No, pero te vamos a hacer relucir." Aseguró Reira.

Fui una de las primeras en estar en el baile. Era conveniente para mí, porsupuesto —estando de primera no me vería en la obligación de saludar a nadie más.Como parte de la etiqueta, Adregon tendría que llegar un poco tarde y saludar a los invitados importantes y a casi todo el que se le atravesase o, dicho de otra manera, a mí de última lo que me caía como anillo al dedo.

Una General en JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora