Capítulo 15

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Cuando abrí los ojos me encontraba desparramada sobre los libros y los mapas y sólo agradecí no haberlos mojado o algo. No sabía qué hora era, pero igual me alisté. Era más temprano de lo que pensaba, ya que los sirvientes apenas se habían comenzado a levantar sin embargo, creo que una de ellas lo vio como fortuito.

La Costurera Real —una mujer joven de aspecto dulce— se me acercó. "Su nuevo uniforme está listo, General Sebrin. Si es tan amable de seguirme para mostrárselo."

Y lo hice.

Cuando miré por primera vez mi dibujo hecho realidad, no pude evitar pensar que esa mujer era una genio. Sencillamente brillante. Era mejor de lo que me había imaginado y lo mejor es que me había hecho tres versiones. Una negra, una azul y finalmente una blanca; cada uno de ellos especial en su propio estilo. Me probé el negro sabiendo que los demás quedarían parecidos.

El uniforme negro (el que ella me recomendaba para uso diario) era un vestido de capa. El frente del vestido se encontraba sostenido por seis botones dorados —tres de un lado y tres de otro— cada uno con el escudo de Arazem, estaba abierto desde el cuello hasta un poco más abajo del final esternón mostrando una delicada pero hermosa camisa blanca cuyo diseño combinaba de manera perfecta con el resto del atuendo. Volviendo al vestido, en la parte que se encontraba abierta tenía unas solapas con unos hermosos bordados en color dorado y dos botones dorados en la parte superior —uno de cada lado— que a diferencia de los inferiores, mostraban el escudo militar de Arazem. El brazo izquierdo del uniforme se encontraba rodeado por una especie de trenza dorada y al final, en las muñequeras del vestido se encontraban cuatro botones nuevamente dorados. Para mostrar mi figura, el vestido era bastante pegada en la cintura y con vuelos en la falda.

Sin embargo el atuendo no terminaba allí. Si por casualidad quería deshacerme del vestido, el atuendo inferior era estupendo. La camisa blanca de abajo no tenía mangas, se combinaba con unos pantalones negros ajustados —lo suficiente para dar forma, no lo suficiente para ser asfixiantes— de un material que jamás en mi vida había escuchado (y mucho menos tocado) aunque visualmente se me asemejaba al cuero; sin embargo era suave y, según Reira (la costurera), increíblemente resistente al igual que el vestido y la camisa —que eran del mismo material sólo que había sido tratado de diferente manera. Para finalizar, se tenían unos hermosos zapatos negros de tacón alto súper cómodos (sólo el caminar descalza dentro del castillo me era así de grato). El uniforme completo constaba del vestido de capa, por debajo la camisa blanca sin mangas, el pantalón ajustado y los zapatos negros.

Teniendo el uniforme completo, no se veía nada de piel.

"Un vestido digno de una General en Jefe." Sonrió Reira.

Me probé el uniforme azul oscuro, cuya diferencia era la camisa —en su diseño mas no en su color— y los zapatos —esta vez de un color igual al vestido.

Finalmente, el vestido blanco.

El vestido blanco (el que me recomendó para una gala), era el que más diferencias tenía ya que su camisa no era blanca sino de un color oscuro casi negro y, a diferencia de las demás, tenía un broche hecho de piedras preciosas (diamantes y zafiros según Reira) en el cuello de la camisa. Sus botones y arreglos no eran dorados, eran de un color plateado brillante pero no ordinario y los botones (los de las solapas y las muñecas) estaban incrustados con piedras preciosas. A diferencia de los uniformes negro y azul, el blanco no tenía pantalón así que dejaba al descubierto las piernas. Pierna que, si era sincera, el ejercicio había dejado muy bien.

Sus zapatos eran otra diferencia. Los zapatos negros y azules no dejaban que se mostrasen los tobillos, sin embargo, los zapatos del uniforme de gala sí lo hacían además de ser más femeninos y delicados pero sin perder su comodidad ni su tacón alto. De hecho, su tacón era aún más alto.

Una General en JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora