Capítulo 17

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Al día siguiente, después de haberme vestido me encontré con Delion. Cuando lo vi me sorprendí ya que estaba vestido de manera espectacular y creo que él pensó lo mismo al verme.

"Estás hermosa, Piper," me dijo extendiendo su mano.

"Gracias," le sonreí tomando su mano. "También te ves muy bien."

El baile que era realizado en la plaza principal del pueblo, era el habla de todos en ese momento. Cuando Delion y yo llegamos, me sorprendí al ver que todas las personas iban vestidas de buena manera, la comida abundaba y en ese momento era abundantemente claro que el Hakada había logrado su cometido —en esa fiesta nadie pensaba en la guerra    

 Cuando Delion y yo llegamos, me sorprendí al ver que todas las personas iban vestidas de buena manera, la comida abundaba y en ese momento era abundantemente claro que el Hakada había logrado su cometido —en esa fiesta nadie pensaba en la guerra    

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"Es impresionante." Dije maravillada observando la decoración.

"Gracias. Tratamos de que este baile sea perfecto todos los años."

En ese momento un hombre se aclaró la garganta y comenzó a hablar, deseó un feliz Hakada y que disfrutaran el baile. Varias parejas se alinearon en el centro de la plaza y la música comenzó.

"¿Quieres bailar?" Preguntó Delion extendiendo su mano.

Después de ese entrenamiento demoníaco, es lo menos que puedo hacer
, pensé pero dije otra cosa: "Sí, gracias."

"Pensé que dirías otra cosa." Me dijo mientras bailábamos.

"Oh, es que lo pensé, que no te quepa la menor duda."

Se echó a reír.

Esa noche fue una de las mejores de mi vida: me reí como hacía tiempo no lo hacía, me relajé e incluso, por unos momentos, me olvidé de quién era.

"... per. Piper." Escuché me llamaban.

Abrí mis ojos encontrándome con los de Lanaedo.

"Dime," repliqué somnolienta.

"Es hora de que nos vayamos a nuestro puesto de guerra." Me recordó.

Tenía razón. El Hakada aún no había terminado pero para mí sí lo había hecho, sin embargo no haría nada que ocasionase el castigo de los dioses que nunca vi.

Me levanté de la cama y me estiré. Realicé todo mi proceso matutino de manera relajada, como si no me esperasen días oscuros por delante. Cuando estuve lista, bajé las escaleras entregando las cajas en recepción e indicando que debían ser enviadas a la dirección escrita en un papel que les entregué. Ya en el establo, acaricié a Ira por unos momentos hasta que sentí una presencia detrás de mí.

Disimuladamente, miré sobre mi hombro.

"Podías avisar que estabas acá," le dije a Delion.

"Me imagino vas a partir." Asentí. "Toma esto." Me entregó unas cosas que podían ser puestas sobre Ira (además de las cosas que tenía) sin molestarla. "Es para tu viaje."

"Gracias." Sonreí mientras el chico del establo colocaba las cosas en Ira. "Fue un placer conocerte." Extendí mi mano.

"No mueras ahora," sonrió. "No todos los días encuentro a alguien con quien hablar."

"Puedo decir lo mismo."

Se acercó a mí y besó mi mejilla. "Haz tu mejor esfuerzo, Piper."

Y así partí para volver a luchar en unos días, dejando atrás la ilusión de que la guerra no existía.


Cinco meses después.


"¡Argh!" Rugí mientras Akrina curaba una herida en mi espalda. Estaba sentadaen una mesa con el torso descubierto.

"Ya casi está listo, Piper." Dijo él detrás de mí.

"Eso le pasa por salir a luchar sin su coraza." Escuché que alguien decía porlo bajo.

Hice como que no escuché.

"Tch," Akrina chasqueó la lengua. "No tenías que haber esperado tanto, ¿y si laherida se infectaba?"

"Yo soy una persona, trata a los soldados primeros."

"Pero vales por diez." Dijo Ahlía entregándole a Akrina las vendas.

"¿Cuántas heridas te has hecho ya, Piper?"

"Ya sabes la respuesta a esa pregunta, Akrina, no creo necesaria responderla."

En ese momento, Albeans entró donde me estaban tratando y comenzó a maldecir.Más específicamente, a mí. "¡¿Cuándo coño vas a aprender, Piper, que no tepuedes meter en cada flecha o espada QUE VAYA A CADA SOLDADO?!" Gritó a todopulmón.

"Si los puedo salvar me voy a meter." Le dije.

"Ah, claro. ¡Porque tener a nuestra General en Jefe vuelta MIERDA NOS VA AAYUDAR A GANAR ESTA PUTA GUERRA!" Rugió.

Salté de la mesa agarrando mi espada, la desenvainé y la punta de ella quedó enel cuello de Albeans. "Lo que vamos a tener vuelto mierda es un Capitán en Jefesi sigue creyendo que se puede pasar conmigo." Le dije en voz baja.

Albeans me fulminó con la mirada sin mirar hacia abajo, algo que debía deadmirarle. Claro, según él, yo podía ser un hombre con tetas. Sus hombros se relajaronde repente y volteó su cabeza mientras se quitaba la camisa y me la daba."Cúbrete."

Ignoré la camisa y me volví a sentar dándole la espalda a Akrina esperando queme vendase la espalda mientras colocaba la espada en mi regazo.

Me terminaron de curar y volví a mi tienda donde comencé a examinar los mapas.La batalla de la que recién habíamos salido había sido una de las mássorpresivas y sólo agradecí profundamente tener a mis tres acompañantespeleando a mi lado; si no hubiese sido de esa manera, estaba casi segura de quehubiese perdido y tal vez, muerto.

"General Sebrin," dijo mi escudero. "Perdone mi atrevimiento pero en vez debuscar nuevas formas de luchar, ¿no sería mejor que descansase y curase susheridas?"

"No te preocupes, Gieran. Sé que tus intenciones son buenas, pero debo haceresto mientras me recupero porque si no será demasiado tarde." Dije golpeando lamesa de manera repetida con mi dedo índice. 

Una General en JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora