Capítulo 3

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A la mañana siguiente, el de cabello negro (o 'maldito grosero') se encontraba donde yo estaba sudando como un puerco. "Parece que estás sufriendo un poco." Comentó. Claro, el desgraciado podía decir lo que le diese en gana pero estaba sentado muy tranquilo bebiendo té bajo una sombrilla mientras una chica le echaba aire. "¿No hacías nada de ejercicio, verdad?"

            "¿Qué te hizo darte cuenta de ello? ¿El sudor?" Escuché el jadeo sorprendido de la chica, pero no le presté atención.

            Sonrió ligeramente, tan ligeramente que casi no se notó pero la sonrisa estaba allí. Otra cosa que noté es que él casi no sonreía, una lástima porque sabía que tendría una hermosa sonrisa. ¿Cómo sabía que no sonreía casi? Porque yo sé cosas.

            Mentira. Era que me lo decía su rostro y los que estaban a su alrededor porque, perdónenme pero era humana y como todos eran normales frente a él, supuse que siempre era así. Otra cosa, era que debía ser alguien importante y si no me equivocaba, era parte de la familia real fuese cercano o lejano. Si resultaba ser un príncipe, no me sorprendería en lo absoluto ya que su aura lo expresaba.

            "No." Dije respondiendo su pregunta. "No me gusta el ejercicio."

            "Entonces eres una floja."

            "Como si pudieses hablar." Repliqué mirándolo de arriba hacia abajo.

            El joven se levantó de donde estaba, me miró y cuando Albeans apareció, hablo: "Albeans, ¿te molestaría luchar conmigo?"

            La sorpresa de Albeans era evidente, pero aun así aceptó. El chico le dio el té a la chica y se quitó la parte de arriba de su camisa manga larga (que tenía un diseño elegante) quedando con el torso desnudo.

            Ok, ok, ok. Sentía que la baba bajaba por mi barbilla. Dios. El sujeto estaba ultra mega híper espectacular. Tenía los pectorales, los abdominales (tenía ocho... ¡ocho perfectos abdominales!) y los oblicuos definidos y marcados de manera sensual sin llegar a ser desagradable, su tono de piel era bronceado y su 'trayecto feliz' debajo del ombligo era increíblemente sexy. Al observar que el chico se quitaba la camisa, Albeans hizo lo mismo y mi quijada volvió a caer al piso: sus músculos estaban definidos pero en vez de ocho abdominales Albeans tenía seis, sus músculos estaban definidos y sus brazos mostraban sus algunas venas producto del esfuerzo, y lo más importante, tenía muchas cicatrices que el otro no tenía. Sin embargo el cuerpo del joven era distinto al de Albeans. Era como si el cuerpo de Albeans hubiese sido formado para sobrevivir y el otro, no.

            "¿Cuáles son las reglas, Restien?" Preguntó Albeans.

            Ajá, así que se llama Restien, pensé.

            "Sin armas, sólo nuestros cuerpos." Replicó el otro.

            Llamaron a uno de los soldados que estaba pasando por allí para que fuese el referí de la pelea. "Uno. Dos. Tres."

            Al principio, sólo se miraban el uno al otro pero luego Albeans se movió y todo fue tan rápido que no pude describirlo —además de que no sabría cómo, he de admitir. Todo terminó unos minutos después con Albeans en el suelo y Restien haciendo una especie de llave en su cuello, Albeans dio la señal universal de rendimiento y Restien lo soltó, ambos estaban sudados y un poco sucios por la tierra, pero no estaban gravemente heridos.

            Sentí el sudor bajar por mi espalda. Así que Restien era verdaderamente fuerte. Albeans me sacaba de todo a golpes —sí, ya me había comenzado a entrenar en combate— y si el otro le ganó, no quería imaginarme cómo sería si practicase conmigo.

Una General en JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora