"¿Cómo te fue hoy?" Le pregunté a Tarhik mientras esperábamos la cena. Me comenzó a contar de su día y si bien me di cuenta de que su horario estaba casi completamente lleno, no la estaba pasando mal.
Sin embargo quería que fuese un niño, quería que tuviese una niñez por corta que fuese.
En ese momento la puerta de la habitación se abrió y por ella entró Merealon saltando y detrás de él, Adregon.
"Llegó la respuesta del reino de Martza."
Mierda. Lo había olvidado por completo.
"¿Qué dijeron?"
"Salimos en una semana."
Ahora las circunstancias eran distintas con los niños, pero tampoco podía dejar de lado mis deberes como General en Jefe. Y también debía hablar con el líder de los Asho-Rastra.
En ese momento pasaron dos cosas: Ahlía entró por la puerta con su hermano junto con la criada que traía la cena.
Ahlía vio a Tarhik y antes que dijese algo, levanté la mano. "Ya va. Tengo que hablar con Adregon." Miré a la criada. "Por favor, traiga más comida, como para tres personas más."
Me llevé a Adregon fuera de la habitación.
"Los niños." Fue lo único que le dije.
Simplemente se encogió de hombros. "Los llevamos con nosotros."
"... ¿Así de simple?" No podía ser posible.
"Claro. ¿Esperabas que dijese algo?"
"En realidad, sí."
Hubo silencio entre nosotros. Un silencio un poco incómodo así que volví a donde estaban los demás.
La criada ya había llevado más comida y Tarhik, Ahlía y Albeans ya estaban sentados en la mesa hablando y escuché que Zolad se comenzaba a mover. Merealon tenía un plato de comida en el suelo.
Cuando Adregon y yo tomamos asiento, Adregon comenzó a comer y los demás también.
"Explica." Dijo Ahlía apuntándome con el tenedor.
Suspiré. "¿No puedo hacerlo en otro momento?"
"No." Dijeron los hermanos al mismo tiempo.
Coño.
Comencé a explicarles y para cuando terminé, Ahlía estaba hecha un mar de lágrimas mientras que la furia era evidente en el rostro de Albeans. Por otro lado, Adregon estaba inexpresivo.
Comenzamos a viajar hacia la ciudad portuaria unos días antes para estar preparados para el viaje a Martza. No sabía cómo rayos Reira había hecho pero no sólo había diseñado los atuendos de Adregon y míos, sino también el de ambos niños y los había tenido listos a tiempo.
El día del viaje llegó y suspiré mientras el carruaje nos llevaba en plena noche por las calles desiertas hasta el puerto. Cuando finalmente llegamos, me bajé del carruaje (dejando que Tarhik y Zolad siguiesen durmiendo) sin esperar a que me abriesen la puerta y me comencé a estirar y después bostecé.
"Esto es inhumano." Mascullé y miré al muelle. Comencé a caminar hasta que me acerqué un poco a los barcos pero estuve lo suficientemente lejos para apreciarlos.
Había dos barcos exactamente iguales atracados, uno a cada lado del muelle —ambos eran grandes y espectaculares. De uno de los barcos, bajó un hombre vestido de punta en blanco y comenzó a acercarse a nosotros.
"Piper, tiempo sin verte." Me dijo el hombre.
No recordaba haberlo conocido (como si fuese la única persona que conocí en la puta guerra) pero era obvio que él me conocía.
"¿Te conozco?" Pregunté sin pena.
Se echó a reír.
"Pensé que había hecho una mayor impresión." Confesó.
"Lo siento, no."
Ok, el tipo era bastante atractivo y algo en él se me hacía familiar. Miré sus ojos por un momento y allí caí en cuenta.
"¡Ah! ¡Capitán Fercon! ¿Cómo estás?"
"Podrías llamarme Venius."
"No." Nos echamos a reír suavemente. "Definitivamente el traje hace al hombre."
"De vez en cuando tengo que arreglarme." Sonrió.
Y vaya que se arregló, pensé mirándolo de arriba hacia abajo.
"General Sebrin," escuché detrás de mí.
Adregon y Prinom se acercaban a nosotros. Supuse que él había salido más temprano cuando no lo vi al partir del castillo.
"General Prinom, buenos días." Le dije. Ella y yo no teníamos la mejor de las relaciones pero siempre era bueno ser educado.
"Buenos días a usted, general. Majestad, permítame presentarle al capitán Venius Fercon. Venius, Su Majestad Adregon Restien."
"Un placer conocerlo, Capitán Fercon." Dijo Adregon extendiendo su mano.
Fercon la tomó e hizo una reverencia. "El placer es mío, Su Majestad. Puede llamarme Venius, si así lo desea."
"Jalabola." Tosí. Fercon y Prinom al parecer pensaron que sí había tosido mientras que Adregon sólo enarcó una ceja.
"Le comentaba a Su Majestad, General Sebrin, que por su seguridad es mejor que viajen en barcos separados." Dijo Prinom.
"Para servir como señuelo, supongo."
Ella asintió con la cabeza. "Usted irá con Venius y Su Majestad irá conmigo. De esto, sólo estamos enterados nosotros cuatro y posteriormente la tripulación de cada nave, sin embargo, será muy tarde para decir algo."
"¿Es por eso que nos pidieron venir a esta hora?"
"De noche, todos los gatos son pardos." Dijo Venius.
Prinom lo miró y sacudió su cabeza.
"Tiene razón." Dije asintiendo. "Bien, perfecto. Cada uno tiene que entrar rápido al barco. Una pregunta antes de todo esto, ¿en qué barco irán los niños?"
"Irán con Su Majestad."
Si los niños iban con Adregon, por algo era. Asentí. Luego preguntaría.
"En efecto." Bostezó Venius y yo giré mi cabeza para ocultar mi sonrisa. "Es por eso que también pedimos que ambos vistiesen de negro y tú recogieses tu cabello."
"Ok, está bien. ¿Quién sale primero?"
"Ambos barcos zarparán al mismo tiempo, sin embargo tomarán rutas distintas."
Asentí.
Era claro que Adregon iría con Prinom porque ella era general mientras Fercon era capitán y en un caso de ataque, ella debería defenderlo mejor.
"Un minuto con Su Majestad, por favor." Les dije a los capitanes de los barcos. Ambos asintieron y se alejaron un poco y Adregon y yo nos acercamos a los carruajes. Suavemente, desperté a Tarhik.
Cuando abrió sus ojos, comencé a explicarle que por razones de seguridad él iría con Adregon al igual que Zolad mientras que yo iría sola.
"¿Estarás en peligro?" Palideció.
"No lo creo, pero si van con Adregon no les va a pasar nada." Le aseguré. "También los cuidarán muy bien."
Eso espero o habrá sangre derramada, pensé.
Unas mujeres se acercaron a nosotros, una de ellas tomó a Zolad en sus brazos y la otra le ofreció su mano a Tarhik para que la tomase pero él dudó.
"Va a estar bien." Dijo Adregon detrás de mí y extendió su mano. "Tenemos que apresurarnos."
Tarhik asintió y se bajó del carruaje tomando la mano de Adregon. Besé a Tarhik en la frente, me acerqué a su hermano e hice lo mismo.
"Ya me voy a montar." Dije.
Nos acercamos entonces a los capitanes de los barcos.
"Capitán Fercon, Venius," dijo Adregon. "Le pido cuide a Piper con su vida."
Como si yo no me pudiese cuidar sola, pensé.
"Pasará un buen rato en el mar, Su Majestad." Sonrió él. "No se preocupe, ella está en buenas manos."
Cuando cada uno de nosotros estuvo en su respectivo barco, escuché que tanto Prinom como Fercon comenzaban a dar órdenes a sus marineros. Finalmente, los barcos zarparon; cada uno fue en una dirección y pronto perdí de vista al barco de Prinom que llevaba un cargo especialmente valioso. El ambiente cuando el otro barco se perdió de vista cambió.
"¿Anhelando a Su Majestad?" Preguntó Fercon llegando a mi lado.
"No. Sé que están en buenas manos, Prinom los va a cuidar bien." Me encogí de hombros. Dijo algo pero no lo escuché. "¿Perdón?"
"No, nada."
"Déjame presentarte a la tripulación." Me dijo. "Sígueme." Caminamos hasta dónde estaba el timón y a su lado, había una mujer —tenía el cabello rojo, un uniforme de marinero de Arazem y su expresión era sería.
Esa mujer es su pareja, dijo Kalous que ya había vuelto de su misión de buscar a la madre de Tarhik pero la mujer al parecer había desaparecido en el aire.
¿Seguro?
Completamente. Ella huele a él y él huele a ella, eso sólo se logra cuando han sido pareja por un tiempo.
No hay registro de que tuviese una pareja en los informes, le dije. Claro, eso pudo haber cambiado.
"Piper, esta es mi primera oficial, Merris Gestox. Merris, esta es Piper Sebrin."
Coño, otra equis, pensé y mis acompañantes rieron.
"Un placer conocerla, señorita Merris. ¿O debería decir 'señora'?" Tanto Fercos como la mujer se sorprendieron. "¿Era secreto?"
"No, pero no lo he informado aún." Dijo Fercos sorprendido.
"Un placer conocerla, General Sebrin. La felicito por haber ganado la guerra tan rápido."
"Gracias." Detestaba que me felicitaran por matar gente pero siempre recordaba que en cualquier mundo ser hipócrita salvaba las cosas.
Parece que tu escudero te está buscando, me dijo Lanaedo.
Gieran siempre llegaba antes y ya veía que no era la excepción en ese caso.
Tráelo.
"¿Cuánto durará el viaje?" Pregunté.
"Durará unos pocos días si tenemos las condiciones favorables y todo va a nuestro favor." Respondió Fercon.
"Tengo la ligera idea de que no esperas que todo vaya a nuestro favor." Comenté.
"General Sebrin." Escuché detrás de mí.
Cuando Gieran llegó a mi lado lo presenté. "Capitán Fercon, señorita Gestox, mi escudero y valet en este caso."
Las mujeres no tenían valet, pero considerando las cosas que él hacía por mí no creía correcto llamarlo caballero de compañía.
"Un placer conocerlos." Dijo Gieran con una ligera reverencia.
"Perdone la pregunta, ¿pero el valet no es para los hombres?" Preguntó la mujer.
"Créame que después de todo lo que pasé con él, si me pide que quiere acompañarme para ayudarme a vestirme y esas cosas, no le voy a decir que no. Tampoco es que necesite a todo un escuadrón de damas para ayudarme en esas cosas —sería inútil por no decir más costoso."
Además, pensé, cuando uno va como General en Jefe necesita que su ayudante sepa de combate también.
Si es por eso, Ahlía te pudo haber acompañado, dijo Kalous.
Si fuese solamente la pareja del rey, un grupo de damas estaría bien recibido.
"No sabía que la general fuese de esa manera." Comentó Merris. "Que se preocupase por el dinero."
"A mí me beneficia." Agregó Gieran en un tono... ¿molesto? "Si la general tuviese más personas, mi sueldo disminuiría."
"¡Capitán! ¡Venga a ver esto!" Gritó un chico desde lo alto.
"¡Voy!" Gritó Fercon. "Permiso. Siéntete en tu casa, Piper."
"General, ¿sería tan amable de acompañarme para decidir su atuendo?" Comentó Gieran.
"Ah, claro." Me despedí de la primera oficial al mando con un gesto.
Mientras iba con Gieran guiada por mis acompañantes, sólo rogaba una cosa y era no marearme.
Me detuve un momento a ver el mar y pensé en todo lo que podía salir mal.
Lanaedo, era el único en el que podía pensar.
Piper.
Por favor ve al otro barco y cuida a los niños, le dije.
Sentí que desaparecía.
Mientras Gieran y yo conversábamos qué ropa me iba a poner, sentí y luego escuché a Lanaedo.
Adregon dice que no hace falta que yo vaya, me dijo.
¿Te dijo una razón?
Dice que hay suficientes Asho-Rastras en el barco y que con eso es suficiente, que me quede contigo.
Ve igual.
¿Vas a pasar por encima de sus órdenes?, preguntó Hanolu emocionado.
¿Sinceramente? Con la seguridad de esos niños en juego me vale realmente un cerro de mierda.
Hanolu rió y Lanaedo desapareció.
No es por sentirme insultado, pero ¿por qué él?
Porque él flota, ni Kalous ni tú lo hacen. Si es extremadamente necesario, sacaría a los niños de allí.
¿Y si somos nosotros?
Espero que naden bien.
"¿Cuál arma quiere llevar con todo momento?" Preguntó Gieran. Señalé mi espada y a ella él le agregó otras que la complementaban. "¿Qué tan peligroso será el viaje?"
"Espero que sea más peligroso para mí que para Adregon y los niños."
A medianoche, salí a caminar por el barco. Pocos estaban despiertos pero los que lo estaban, eran tan sigilosos que parecía que el barco estaba vacío.El cielo despejado hacía que todo se viese hermoso con la luz de la luna, las velas estaban desplegadas y el barco iba de manera suave en un mar tranquilo. En uno de los palos (la ignorancia me ganaba al ignorar sus partes) superiores, una criatura caminaba de un lugar a otro —tenía aspecto felino, ágil y no muy grande. Desaparecía y volvía a aparecer en otro sitio repitiendo el mismo procedimiento.
"Me sorprende verte despierta, Piper."
Busqué con la mirada quién me llamaba y vi a Fercon apoyado detrás del timón.
"¿No duermes?" Se encogió de hombros.
"Por ahora no. Tengo un mal presentimiento."
Caminé hacia él y cuando estuve cerca de él, me recosté en el borde.
"Escucho."
"Veo que estás preparada para un ataque." Me dijo mirando el horizonte.
"Nunca se está demasiado preparado."
"Vainus está vigilando y dice que hay un barco no muy lejos de acá. Virglia está esperando a verlo. Virglia." Señaló hacia arriba, al animal que parecía un felino. "Vainus está en el agua."
"Vaya. Solo espero que los otros no tengan ningún problema."
No comentó pero comenzó a mover el timón ligeramente y el barco tomó un poco de velocidad. Luego de unos minutos en completo silencio, agregó: "Preocúpate por ti misma, corazón." Bufó. "Porque lo que se viene es candela."
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Una General en Jefe
Romance[4/5] 1. Arazem: Piper Sebrin, un nombre normal para una chica normal. O eso era lo que ella pensaba. Piper se fue a la cama con las preocupaciones normales de una chica de su edad, sin embargo al levantarse, su vida dio un giro inesperado. Ahora s...