Capítulo 2

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"¿Puedo decir que son unos idiotas?" Escuché que decía una voz que no reconocí.

"¿Cómo íbamos a saber que no estaba preparada?" Dijo otra voz, que más o menos reconocía.

"Era sensatez, Hanolu. Sensatez."

Fruncí el ceño. ¿Acaso no había otro sitio para hablar que no fuese a mi lado? Tenía sueño y quería dormir.

"Ssssi eres tan brillante, ¿por qué no te le apareciste tú, Kaloussss?"

"Porque es obvio que no es Reinola y no quería matar a la chica del susto."

"Noss dimosss cuenta."

Abrí mis ojos mientras me sentaba para decirles a los que estaban hablando que por favor se callasen pero las palabras quedaron en mi boca y sentí un escalofrío recorrer todo mi cuerpo. Ya recordaba qué me había pasado, me había desmayado (podía afirmar con seguridad que era la primera vez en mi vida que pasaba eso) y a menos de dos metros estaba la razón de ello: el animal se encontraba acostado con su cabeza entre sus inmensas patas, la serpiente se encontraba alzada mirando de un lado hacia otro, sacando su lengua bífida de vez en cuando mientras hablaba (¿hablaba? Sí, hablaba, no estaba loca) con... con... otra criatura.

La otra criatura que se encontraba caminando por la habitación, tenía una apariencia parecida a la de un lobo, pero más delgado y grande. Era de color blanco sin embargo cuando se movía, su pelaje parecía tener un color rojizo o en otros casos, azul —dependía de la luz—, tenía cuatro colas y sus patas tenían afiladas garras (que de alguna manera no dañaban la madera ni hacían ruido). No sé qué fue, pero algo lo alertó de que ya no estaba en el Mundo de los Sueños porque su mirada se fijó en mí. Sus ojos eran color borgoña, pero mostraban algo distinto al del otro animal. No eran amenazadores.

"Parece que la hemos despertado," el lobo o la cosa parecida a un lobo, abrió la trompa y salieron las palabras, pero no tuvo necesidad de mover las fauces. "Por favor, no tengas miedo." Era más fácil decirlo que hacerlo, pero si estaba viva, no sería comida para ellos en ese momento, por lo que traté de relajarme un poco.

Me senté en la cama y puse una mano en mi rostro. "Están hablando."

"Sí."

"Ok. Muy bien. No hay problema." Luego de una pausa. "Por si a las dudas, ¿todo esto es real? ¿No estoy loca?"

"Es real, pero no puedo responder si estás loca porque no te conozco." Respondió el lobo.

Asentí. Tenía razón. "Muy bien." Respiré profundo. "Primero lo primero, ¿van a matarme?"

"No."

"Yo podrí—" comenzó a decir el otro animal.

"No, Hanolu." Interrumpió el lobo.

"Bueno, ya que sé que al menos no van a comerme o matarme. Bueno, al menos tú." Dije mirando al lobo. "Me siento un poco mejor. Así que, vamos a lo que nos interesa, ¿quiénes son ustedes y qué estoy haciendo acá? Albeans se suponía que haría eso..." Murmuré y luego de una pausa: "¡Ah! Lo siento. Me llamo Piper Sebrin, tengo dieciocho años y hasta hace poco, no estaba en este mundo."

Era difícil decirlo, pero creo que el lobo sonrió. "Pudimos notarlo." Comentó. "Sufriste un clanx, que es el cambio de personas entre mundos y son muy poco comunes. Un gusto conocerte, Piper, me llamo Kalous, soy un acompañante."

"... ¿Disculpa? ¿A qué te refieres?"

"Un acompañante es una bestia que acompaña a un humano," dijo el ligre. "Cada humano tiene un límite de tres acompañantes. Aunque no todos los humanos tienen lo que se necesita para tener tres acompañantes."

Una General en JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora