Capítulo 16

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"¡No esperé que de verdad hubiese fuego!" Le grité a Ferco mientras cortaba la garganta de un pirata y lo arrojaba al mar. Sentí como si alguien me observase pero en ese lugar no era extraño.

"¡Se me olvidaba que habías sufrido un clanx!"

Sí, maldito hijo de puta, pensé esquivando una espada. Le di un rodillazo en el estómago al tipo, lo apuñalé por la espalda y lo tiré al mar.

Sabía que si no estaban allí, no faltaba mucho para que un animal marítimo llegase y comenzara a comer.

Por detrás, me dijo Hanolu.

Volteé mi espada y la eché para atrás atravesando con facilidad a la persona detrás de mí. Esa espada era fantástica y como la hoja era negra, no era tan evidente que estaba sucia.

Escuché los truenos y luego sentí la lluvia.  Las peleas continuaron. Vi que Fercon saltaba al otro barco con ayuda de una soga y dudé si ir a ayudarlo o no. Otra persona se hubiese quedado en el barco, porque era su deber que los cuidaran. ¿Yo? Ya estaba tomando la soga.

Cuando caí en el otro barco, no pude evitar notar que ahora las batallas se habían transferido a ese lugar. No solo eso, la apariencia de Fercon había cambiado bastante ya que ahora tenía el pecho desnudo, sangre en sus pantalones, torso y cara y estaba despeinado mientras luchaba con otro pirata.

Un grito me alertó de que uno se lanzaba de una vela en mi dirección pero eso había sido tan estúpido que no me quería detener a explicar qué tanto. Lo cierto es que paró al agua.

Finalmente nos fuimos cuando casi todos los tripulantes de la otra embarcación estaban muertos y su barco en llamas. Por supuesto, Fercon había tomado todo su oro y cosas valiosas.

Fue entonces cuando comenzó a llover.

Después de eso, parecía que cualquier remota fachada que la tripulación tenía de ser ordenados había desaparecido —los uniformes habían sido desechados casi en su mayoría al igual que alguna moderación que tuviesen respecto al lenguaje. Supuse que, si no estuviesen casi seguros de que podría haber un ataque de nuevo, beberían. Sin embargo, había algo que no había cambiado desde que estábamos peleando y era que cada cierto tiempo, sentía una mirada en mí. La cuestión era que como no era asesina, ni Kalous ni Hanolu podían ubicarlo con certeza.

Cuando llegamos al puerto de Martza, el barco donde iban Adregon y los niños no estaba allí.

"No me sorprende." Dijo Fercon rascándose el estómago. "Después de todo tuvo que tomar otra vía."

"¡Capitán, alguien lo busca!" Gritó alguien.

"¡¿Quién?!"

"¡Dice que es enviado del rey!"

"Permiso." Me dijo Fercon y minutos después, volvió con un hombre a su lado. "General Sebrin, un enviado del rey."

Levanté una ceja en su dirección y miré al hombre que había llegado con él.

"General Sebrin," hizo una ligera reverencia. "Bienvenida a Martza. Esperamos que Su Majestad, Adregon Restien llegue dentro de uno o dos días sin embargo, a Su Majestad Imperial Makura le gustaría hablar con usted."

No podía decir que no si no quería ser grosera. Contrario a Arazem, la capital de Martza, Testor, se encontraba a orillas del mar. El recorrido al castillo fue silencioso pero no incómodo y cuando llegamos a la entrada, el carruaje se detuvo.

"¿Tiene algún problema en caminar, General Sebrin?" Preguntó el hombre.

"No."

"Perfecto." Sonrió. El hombre tenía piel olivácea y ojos grises con una sonrisa algo falsa, era un poco más alto que yo y no era musculoso pero tampoco extremadamente delgado. "Me llamo Greshan Miko, soy el asistente personal de Su Majestad Imperial."

Una General en JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora