Capítulo 25

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Al día siguiente, cuando pedí el desayuno me preguntaron si el visitante de Walktar podía desayunar conmigo. No le iba a decir que no a Delion.

Cuando entró a mi habitación, ya la mesa se encontraba puesta en la sala.

"¿Los niños no van a comer contigo?" Preguntó tomando asiento.

"El desayuno también es un lugar importante para aprender etiqueta, o eso me han dicho. Así que no." Respondí. "No te preocupes, te los presentaré pronto." Menos mal habían llegado a primera hora de la mañana.

"Creo que he visto a uno de ellos. Al bebé, no. No he visto a un bebé. El mayor, Tarhik... ¿es el mayor, no?" Asentí. "¿Es un niño rubio?"

"Los dos son rubios, pero sí, él es rubio. Tiene los ojos azules más hermosos que he visto."

"Dices eso porque es tu hijo." Comentó y supe que con una sonrisa.

"No, en serio." Aseguré. "Antes de que lo adoptase lo pensé y ahora solo ha mejorado ese pensamiento."

"¿Y el bebé, Zolad?"

"Creo que no los tendrá azules. Por ahora los tiene grises, aunque dentro de poco comenzarán a tener su color final. Te los presentaré pronto. Mientras tanto, quiero escuchar hablar de tu prometida."

"No quiero hablar de eso."

"Lástima."

Se echó a reír. "Es todo lo que me esperaba." Suspiró. "La cuestión es que no está interesada mucho en casarse."

"¿Y eso?"

"Está viviendo. Dice que es muy joven para asentarse con una sola persona."

Ladeé la cabeza y sonreí. "Yo me niego a dormir contigo porque estás comprometido y siento que, en cierto nivel, tampoco lo harías porque estás comprometido. Te ayudaría, pero en estos momentos no tengo cargo que dé celos."

"Eres la persona importante de Adregon Restien."

"Bah, como si alguien de verdad se creyera eso. Saben que es mentira pero como lo dijo, se quedan callados." Comenté.

Previo a que Delion llegara, ya me había ubicado en cómo estaban las cosas distribuidas en la mesa.

"Puedes servirme café." Le dije.

"Veo que tu ceguera no te ha cambiado en algunos aspectos."

"Tampoco querrías que cambiase. Acéptalo." Escuché que el café caía en la taza, así que la tomé. Decía yo que era café lo que me estaba sirviendo.

Cuando íbamos por la mitad del desayuno (o eso suponía yo por lo que había comido), tocaron la puerta y luego entraron.

"Señorita Sebrin, Zolad está llorando y creemos que es por usted."

Me puse de pie indicándole a Hanolu que guiara mis pasos, sentí que Delion iba detrás de mí y que la criada se iba por otro lado.

Llegando a la habitación, escuché los llantos de Zolad y luego a la niñera que trataba de calmarlo cantando pero el bebé se callaba por un segundo y luego rompía a llorar otra vez.

"¿Qué pasó?" El llanto no disminuyó pero la niñera no cantó. Hanolu me llevó hasta un sillón donde tomé asiento.

"Señorita Sebrin, creemos que quiere que usted le cante." Dijo. Hanolu desapareció al tiempo que yo extendía mis brazos y la mujer depositaba al bebé en ellos.

"Gracias. Si quieres puedes tomarte un descanso o algo."

Hizo una reverencia, dijo Lanaedo. Luego escuché que la puerta se cerró.

Una General en JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora