No sabía qué se tenía planeado para el segundo día, pero cuando me levanté minutos antes de que el sol saliera, uno de los criados me indicó que se darían unos juegos a lo largo del día y después una cena relativamente íntima en el castillo
Me salvé de los juegos ya que Ahlía me invitó a su casa a comer y a pasar el día con su familia y eso había sido todo un evento en sí ya que la familia extendida —llámese tíos, primos, entre otros— de los hermanos era genial. Sin embargo, no me salvé de la cena. El atuendo era normal y estaba presente toda la corte de Adregon, los generales, Albeans y además algunos invitados especiales.
Cuando terminó la cena comenzó el entretenimiento. No tenía ni la más mínima idea de que el entretenimiento sería una chica cantando pero al parecer era algo bastante normal —como me enteré mientras comía.
Como 'pareja real' que éramos Adregon y yo, la mujer se acercó a nosotros e hizo una reverencia. Se puso en el medio del lugar y comenzó a cantar. La muchacha estaba cantando con todo su ser, eso era claro. Sin embargo, que cantase con todo su ser no significaba que su voz era magnífica. Pero dejando de lado el hecho de que su voz no era espectacular, también estaba el hecho de que no lograba algunas notas. Por un momento la observé, pero luego comencé a observar a los demás y ver que la veían ensimismados y entusiasmados.
Muchos habían usado la frase 'canta como un ángel' y 'cantaba bonito' en la cena pero no era algo que me hiciese detenerme a escuchar y mucho menos voltear. Miraba el arreglo floral a mi lado, tratando de dormirme sin que se notase. Sí, dormirme.
"Estás distraída," dijo Adregon a mi lado. "¿Te sucede algo?"
"No. Nada." El sueño me estaba matando.
"Preka canta bien."
¿En serio?, me lo pregunté.
Miré a la chica un momento. Si Adregon se la había cogido o no, no lo tenía claro pero era obvio que ella quería acostarse con él. Le estaba cantando a él y sólo a él aunque no era obvio ya que se movía y hacía como que miraba a otros.
"Nada que no haya escuchado antes." Repliqué recordando que no había respondido al comentario de Adregon.
"¿Qué tiene de malo?" Preguntó verdaderamente curioso.
Vaya.
"Le cuestan los tonos altos."
Preka terminó de cantar y la gente aplaudió suavemente mientras hablaban con sus compañeros de mesa o el que estaba al lado. Ella se acercó a la mesa donde nos encontrábamos, hizo una reverencia haciendo que sus pechos fuesen bastante evidentes y estando de esa manera, habló: "Un placer haberme presentado ante Su Majestad." Me masajeé los ojos con la mano derecha.
¿Será que me puedo ir?, me pregunté cuando sentí el dolor de cabeza. Y no, no eran celos precisamente lo que lo provocaban. Como había dicho antes, tenía sueño. Mientras más sueño tuviese, peor era el dolor de cabeza.
"Cantaste bien, pero al parecer la General Sebrin no piensa lo mismo." Dijo Adregon. "Dice que tienes un problema con algunos tonos." Esto detuvo mi masaje ipso facto.
La habitación cayó en absoluto silencio. Quité la mano de mis ojos y lo primero que vi fue que Preka me fulminaba con la mirada —como si lo que hubiese dicho fuese mentira. Cuando miré a Adregon me di cuenta de que había puesto la atención en mí para llamar mi atención. Intenté con todas mis fuerzas no apretar mi mandíbula.
"Y no es mentira." Agregué recostándome del espaldar de la silla.
Ojalá no me caiga un rayo, me dije.
Adregon ya se había recostado de su asiento lo que me decía que pasara lo que pasara de aquí en adelante, sería mi absoluta responsabilidad.
"Si tan segura está de ello, ¿podría demostrarnos cómo se hace?" Preguntó Preka.
"No todo el tiempo hay que saber hacer algo para saber que se está haciendo mal. Toma el baile por ejemplo." Repliqué.
Sonrió con satisfacción. A mi lado derecho escuché que Albeans tosía suavemente para ocultar su risa.
"¿Cómo puedo mejorar si no me enseñan?" Me miró desafiante.
Lástima. Yo no me ib—
"Piper, me siento curioso. ¿Cómo le puedes enseñar? Desearía verlo también. Por favor, ve y canta."
Apreté mis dientes y me puse de pie. ¿Eso era lo que quería? Perfecto. Asentí con la cabeza y le pasé al lado a la chica sin tocarla. Me preguntaba si causar problemas no era un motivo para sufrir en el Hakada pero capaz Adregon no lo hacía con mala intención o tenía preferencia divina.
Ahora, ¿con letras o sin letras?
Canta como cantaste con Delion, me dijo Lanaedo. Eso es suficiente. Lanaedo había sido acompañante de Adregon, así que seguiría su consejo.
Pude escuchar que algunos reían, creyendo que iba a quedar en ridículo. Pero ninguno me importaba. Miré a Adregon. Cerré mis ojos y luego de inspirar profundo, comencé. Comencé de manera suave y me perdí en la canción.
En ese momento, no pude saberlo por estar concentrada en mi canción pero Adregon me estaba viendo y, por primera vez en mucho tiempo, sus sentimientos estaban claramente reflejados en su rostro —sólo que nadie se daba cuenta de ello porque tenían sus miradas puestas en mí.
No solo eso, también se estaba desenvolviendo una conversación que no podía escuchar.
"¿Desde cuándo canta?" Preguntó Adregon sin despegar la mirada de mí que había realmente comenzado a cantar.
"La primera vez que la escuchamos fue en la guerra." Respondió Albeans mirándome.
"¿Cantaba a menudo?"
"Todos los días."
"¿Por qué nadie me dijo nada?"
"Porque le tienen más miedo a ella que a ti, Restien." Y cambió su expresión.
Cuando estaba a punto de terminar la canción, abrí mis ojos y miré directamente a Adregon —me miraba con seriedad. Terminé la canción y sonreí ligeramente cuando los presentes explotaron en aplausos.
Volví a mi asiento al lado de Adregon y solo cuando me sirvieron el vino, Adregon habló. "No sabía que cantabas." Su tono me pareció extraño.
Lo miré pero su rostro estaba impasible pero no frío.
Me encogí de hombros. "Nunca me lo pediste."
"¿Desde qué edad cantas?" Preguntó mientras bebía agua.
"Desde que tenía ocho años."
Tal vez Adregon iba a decir algo más o tal vez no, pero no pudo decir nada más ya que algunas personas se acercaron a hablar con nosotros.
Cuando la velada terminó oficialmente —ya que se podían retirar en cuanto quisieran— los músicos siguieron tocando y la gran mayoría seguió conversando y bebiendo, sin embargo yo me levanté de la mesa y me retiré aprovechando que Adregon estaba distraído.
Me puse una mano en la garganta mientras caminaba de vuelta a mi habitación.
¿Qué passssso?
Creo que tengo que practicar mi canto, le dije. Canté bien, pero—
Reira, me interrumpió.
La mujer en cuestión me tomó del brazo y me llevó hasta su cuarto de costura que estaba a oscuras, escuché movimiento y lo próximo que supe era que ponía una ropa en mis manos.
"Ponte esto."
"Hola, Reira. Un gusto verte, ¿cómo estás?" Pregunté con sarcasmo.
"Sé que estás bien. Tu canto fue espectacular, por cierto."
"¿Qué es esto?"
"Ropa de dormir."
La miré confundida pero me encogí de hombros y la tomé.
Cuando estaba en mi habitación limándome las uñas para acostarme a dormir, Adregon abrió la puerta del cuarto y cuando me miró se congeló por unos segundos. Su expresión cambió.
"Desnúdate."
"¿Perdón?" Bufé y soplé mis uñas.
Adregon se acercó a mí y si bien no me tocó, estaba lo suficientemente cerca como para sentir su calor corporal.
"Que te desnudes."
Puse la lima a un lado y lo miré. "¿Y si no?"
No sé cómo pasó, pero lo próximo que supe era que estaba pegada contra la pared con mis piernas alrededor de la cintura de Adregon mientras él movía su pelvis contra la mía haciendo que gimiera de placer.
Sentí su cálido aliento en mi oreja y susurró: "Esto pasa."
Comenzó a besarme como si no pudiese tener suficiente de mí, como si yo fuese esencial para él como el aire que respiraba —y yo besé de la misma manera olvidando mi dolor de cabeza. Nuestras bocas luchaban por dominar a la otra mientras yo buscaba una fricción que me hiciera llegar al tiempo que Adregon tomaba mis manos en una de las suyas y las colocaba sobre mi cabeza con ferocidad.
"No esta vez." Rugió y con su otra mano comenzó a quitarme la ropa que me había dado Reira.
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Una General en Jefe
Romance[4/5] 1. Arazem: Piper Sebrin, un nombre normal para una chica normal. O eso era lo que ella pensaba. Piper se fue a la cama con las preocupaciones normales de una chica de su edad, sin embargo al levantarse, su vida dio un giro inesperado. Ahora s...