Capítulo 17

3 0 0
                                    

La noche siguiente se realizó el baile de bienvenida para Adregon. Bajamos las escaleras y por supuesto, cuando pisamos el salón, fuimos anunciados como el título de Adregon lo requería. Durante todo el proceso estuve un poco nerviosa porque sería la primera aparición de Tarhik en público, pero no tuve de qué preocuparme ya que, al anunciarnos, Tarhik se comportó de mil y un maravillas. Zolad se había quedado con las niñeras ya que era muy pequeño para estar presente.

Cuando estuvimos con las demás personas, no pude evitar notar con alivio que había niños corriendo en el lugar, niños divirtiéndose —lo que daba a entender que no importaba qué tan formal fuese esa fiesta, al menos los niños tenían permitido ser niños. No me agaché —porque era de mala educación en mi vestido— pero hablé con Tarhik (que si se me permitía decir estaba adorable y bello en su traje formal pequeño de Arazem) en voz baja.

"Tarhik." Me miró con sus hermosos ojos. "Puedes ir a divertirte, Adregon y yo nos quedaremos acá." Miró inseguro a los otros niños y devolvió su mirada a la mía. "Sí puedes hacer amigos. Ve. Cualquier problema sólo ven con nosotros, ¿sí?" Miró a los niños divirtiéndose y esta vez un brillo infantil entró a sus ojos. "Ve."

Tarhik se fue caminando hacia los niños que estaban agrupados, habló con unos que asintieron alegres y se pusieron a jugar.

"No imaginaba que lo frenara algo." Comentó Adregon tomando dos copas de un sirviente que pasaba a nuestro lado y me entregó una.

"No ha sido un niño." Respondí. "Lo menos que puedo hacer es dejar que se divierta como uno lo más que pueda sin ser malcriado."

Tomó mi mano con la suya —la de él tenía guante, la mía no— cuando unos políticos y nobles se nos acercaron a saludarlo; no tomé de mala gana que aparte de una ligera reverencia me ignorasen, ya que en ese momento era solo pareja del rey y en Arazem, era casi lo mismo que ser una caspa en la cabeza. Miré a Adregon pero no hice comentario alguno.

Los saludos iban y venían y admiraba a Adregon por hacer la misma conversación aburrida todo el tiempo hasta que creo que finalmente una llamó su atención. Estaba hablando con un mercader que se había hecho rico gracias a sus negocios en los muelles.

"Majestad, creo que a Martza le vendría bien un mercado más abierto con Arazem. Tendríamos cosas más variadas que ofrecerle a nuestra población y ustedes se beneficiarían de una alianza económica." Dijo el mercader de Martza cuando tomó más confianza. "Aunque no creo que alianzas le falten." Comentó riendo con una mirada de soslayo hacia mí, pero yo veía a Tarhik reír y jugar con los otros niños.

"Una alianza y más si es económica siempre es bienvenida." Replicó Adregon. "Que tengamos un excelente poder militar tampoco está mal. Creo que no le he presentado a mi pareja y General en Jefe." Adregon apretó mi mano llamando mi atención, lentamente volví a estar presente en la conversación que tomaba lugar a mi lado. "Larich, esta es mi General en Jefe y compañera en esta hermosa velada, Piper Sebrin."

"Es un placer conocerla, señorita Sebrin." Extendió su mano y la estreché.

"El placer es todo mí—" Mis palabras se vieron interrumpidas cuando sentí que tenían agarrado mi vestido y al mismo tiempo, Kalous me hablaba. Miré hacia abajo donde Tarhik agarraba la falda; estaba pálido como una sábana, sudando y su expresión era de pavor mezclado con tristeza, decepción y... ¿amor?

Inmediatamente me agaché (olvidando toda regla y etiqueta) y lo toqué. Estaba sudando frío. "Tarhik, ¿qué te pasó?" No me miraba, tenía la mirada fija en algo pero no me soltaba.

"Mamá." Dijo en voz baja.

La madre está aquí, dijo Kalous.

Seguí la mirada del niño donde noté a una hermosa (era injusto que una mierda como esa fuese tan bella) mujer al lado de un hombre: era radiante, como si el sol se levantara y alzara con ella, su cabello era largo y rubio, delgada, y con un rostro perfecto.

Está embarazada
, gruñó Kalous.

La mujer, al parecer sintiendo nuestras miradas, miró a Tarhik y (juro por lo que más quería que si no era por Adregon que colocaba una mano en mi hombro, hubiese dado la orden de que Kalous, Lanaedo y Hanolu mataran a esa porquería) lo ignoró. Y estaba segura como que me llamaba Piper Magdalene Sebrin, que ese pedazo de mierda andante era su madre ya que no había visto semejante color de ojos en otra persona, el mismo color de ojos que tenía Tarhik.

"Piper." Dijo Adregon pero en tratar de controlar mi furia, no le respondía. "Piper." Volvió a decir. "Disculpa, Larich, al parecer algo ha pasado que tiene a nuestro hijo aturdido." ESO me sacó de mi trance. Adregon se colocó al otro lado de Tarhik, tomó ambas manos del niño en las suyas (separando primero la mano que estaba aferrada a mi vestido) y lo atrajo hacia él. "¿Qué te pasó, Tarhik?" Preguntó Adregon.

Tarhik me miró con la desesperación en el rostro y mi corazón se rompía por él pero Adregon no queriendo ser ignorado, tomó a Tarhik en sus brazos como lo haría el más cariñoso de los padres y se puso de pie. Tarhik enterró su cabeza en el cuello de Adregon y pude ver que sus labios se movían. Me puse de pie, al lado de Adregon donde pude escuchar: "No es el mismo hombre por el que nos dejó."

Ay. Ay. Ay. Voy a matar a esa hija de su gran putísima madre
. "Piper." Lentamente... Oh sí, primero la pie— "¡Piper!"

"¿Ah?" Sacudí mi cabeza y miré a Adregon.

Sostuvo a Tarhik con un brazo al tiempo que con su mano libre me acariciaba la mejilla. "Aquí no. Cuando te calmes, piensa y luego actúa. Aquí no." Se acercó a mí y me susurró en la oreja. "Mekina está detrás de la mujer para no perderla de vista, pero Tarhik no necesita que su mamá se bañe en sangre ni presenciar el asesinato de una puta barata sólo por venganza." Me besó la mejilla y habló en tono normal. "Tarhik, ¿quieres ir con tu mamá?" Él sacudió fuertemente su cabeza sin despegarse de Adregon a lo que Adregon rió y ya estaba preparando la patada para darle en sus joyas cuando agregó: "No me refiero al saco de estiércol con disfraz, Tarhik, me refiero a Piper." Esperé aguantando el aliento hasta que Tarhik se separó de Adregon y yo lo tomé en brazos. "Buen niño."

Cuando sentí que Tarhik se calmó, no pude evitar notar que todos estaban pendientes de nosotros. Y no sólo eso. No. Al cargar y tener a Tarhik en sus brazos, de esa forma tan cariñosa, Adregon dio a entender que el niño no sólo estaba su protección, sino que además lo quería lo suficiente como para dejar de lado la etiqueta y formalidad.

Coño. Si pensaba que ya estaba superando el enamoramiento con Adregon, se había ido más rápido de lo que había llegado.

Maldición.

Más tarde esa noche, después de haber puesto a dormir a Tarhik y asegurarme de que Zolad había comido y estaba durmiendo, me puse a pensar.

"¿No te parece peligroso darle vueltas a ese cuchillo mientras piensas?" Apreciaba que me hablara para distraerme. Sentía las emociones que habían estado presentes cuando mataba al asesino de Jinoke muy cerca de la superficie.

Una General en JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora