Capítulo 7

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La habitación de Adregon era más grande que la mía y su cuarto también lo era, por lo que no debió sorprenderme que su baño fuese tan impresionante como lo era. Parecía una piscina pequeña con agua que salía de varias fuentes con forma de dragón (que de alguna, eran elegantes y no ordinarias), el suelo era de un gris oscuro con algo de luminiscencia y el fondo de la piscina era de color negro con ese mismo brillo. Me agaché para ver el suelo de manera más cercana descubriendo que el material tenía como diminutas piedras que brillaban un poco.

El techo parecía un cielo estrellado muy hermoso y las paredes... parecían hechas de mármol.

"No sé por qué no me sorprende que su baño sea mucho más genial que el mío." Mascullé.

"General Sebrin, ¿necesita que la ayude en algo?" Preguntó la criada detrás de mí. Se me había olvidado que no estaba sola.

En ese momento, algo de vapor comenzó a salir del agua.

"¿Qué es ese vapor?"

"Eso significa que al agua le ha sido agregada un componente para adaptarla a sus necesidades. Supongo entonces que, ya que estaba practicando su manera de luchar, debe ser un relajante muscular. ¿Desea algo más?"

"No, gracias. Puedes retirarte." Le dije mirándola, ella hizo una reverencia y se retiró.

Me quité la ropa y con la mano, toqué el agua. Estaba tibia, así que entré de una y de verdad necesitaba un baño como ese y no una tina por muy grande que fuese. Eso me recordaba que no había ido a preguntar lo de la casa.

¿Qué habrá pasado con eso?, me pregunté mientras metía la cabeza en el agua.

Nadé un poco y saqué la cabeza del agua. Comencé a buscar el jabón y el shampoo.

"Aquí están." Escuché detrás de mí.

Giré y Adregon tenía en sus manos una bandeja con varias botellitas.

Oh. Adregon solo tenía una toalla que le cubría de la cintura para abajo, pero su pecho estaba totalmente descubierto.

Piper, habla, me dije a mí misma. Piper, ¡deja de mirarlo como una idiota y habla, coño!

"¿Cómo supiste que estaba buscando eso?" Pregunté quitándome un mechón de pelo de mi frente. Al menos la pausa no se notó tanto... o al menos eso rogaba.

"¿Qué otra cosa podías estar buscando?" Levantó una ceja.

Tenía razón. "¿El significado de la vida?"

Y allí pasó una de las cosas más sorprendentes, Adregon sonrió y rió por lo bajo. Menos mal que me había quitado las pantaletas, porque de otro modo las muy putas hubiesen huido.

Adregon se acercó al agua, colocó la bandeja en ella y para mi sorpresa, flotó. Pensaba que era metálica y se hundiría pero estaba flotando. Me acerqué a la bandeja ahora agachada en el agua, la tomé y la puse frente a mí y tan ensimismada estaba tratando de ver cómo estaba hecha y qué material la componía que no noté que Adregon había entrado al agua y estaba detrás de mí. Cuando lo sentí cerca de mí, fue que me sentí insegura. Adregon tenía un cuerpo perfecto que sin duda trabajaba para dar placer y ser complacido, y si bien no cambiaría nada de mi cuerpo con respecto a su forma, no podía decir lo mismo de la cicatrices que lo cubrían; comenzando por la enorme cicatriz que tenía en mi pecho que había sido hecha en Walktar, tampoco podía dejar de lado las cicatrices que había ganado en batallas y aquellas que mis acompañantes habían dejado en mi cuerpo cuando lucharon conmigo —aunque las hechas por Hanolu y Kalous ya habían sido vistas por él.

Una General en JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora