Capítulo 33

5 3 0
                                    

"¡Sal de acá!" Me gritó Delion esquivando la espalda del hombre. "¡Vete!"

Empujé a la criatura y esta desapareció. Me quedé quieta tratando de sentir por dónde aparecería aunque la respuesta obvia era por detrás. Sentí que mi cabello se movía arriba y moviéndome rápidamente hacia un lado, llevé la espada hacia arriba y noté con satisfacción que por un lado tenía sangre.

"¡Sal de aquí—" me comenzó a gritar Delion de nuevo pero la pelea entre su acompañante y la otra criatura se fue en mi dirección pegándome contra la pared.

La acompañante del hombre —la del cuerpo de serpiente— vio eso como una oportunidad para atacarme y comenzó a arrastrarse rápidamente hacia mí con su brazo extendido. Tomé una silla que estaba cerca y cuando se acercó lo suficiente, se la arrojé y eso la aturdió momentáneamente.

"Felinara." Escuché.

La criatura me miró con odio y comencé a esquivarla cuando sus movimientos se hicieron más rápidos. Maldición, necesitaba otra espada o algo. ¿Por qué no la había tomado de los soldados de abajo?

Mientras tanto, Delion seguíaesquivando al hombre pero no peleaba aunque tenía su espada en la mano.

Blandí mi espada y corté a la criatura pero no tanto como hubiese querido.Siseó y me mostró sus dientes (horribles, dicho sea de paso).

Me preparé para recibir otro ataque al tiempo que sentía un escalofrío recorrermi espalda y luego Kalous apareció frente a mí.

Ayuda a Delion, me dijo.

Hazte cargo de esa cosa, le respondí.

El hombre detuvo el ataque a Delion y me miró. Comenzó a mover su espada en sumano con una habilidad que a pocos les había visto.

"Te lo repito," jadeó Delion, estaba sangrando por varios lugares —nosuficiente para matarlo rápidamente pero sí para poner más lentos susmovimientos. "Vete de acá."

"¿Qué clase de amiga sería si te abandonase?"

Noté entonces algo peculiar: la espada del hombre no era plateada o de un colormetálico como normalmente se veían, era negra.

Me moví con mi espada alzada en posición de defensa. Pero el hombre solamenteme observaba sin moverse.

"No me dijo que Piper Sebrin seguía en el castillo, Lord Anoryth." Dijo elhombre en voz calmada.

"Tampoco tenía intenciones de hacerlo." Masculló Delion para luego escupir.Sangre le brotaba de la nariz y le ensuciaba la boca. "Piper, ten cuidado con—"No escuché el resto de lo que dijo Delion porque el hombre arrojó un cuchilloen mi dirección pero si lo esquivaba, le iba a dar a Delion que estaba detrásde mí. Agarré el cuchillo con mi mano sintiendo cómo el filo cortaba mi pielpero me preparé para recibir el ataque con la espada como estaba previsto.

El hombre subió su espada y la bajó, yo subí la mía y para mi horror absoluto,cortó mi espada como si fuese un queso suave.

Sentí dos cosas en ese momento: cómo me agarraban por detrás y jalaban y cómome cortaron.

Vi, como si fuese en cámara lenta, cómo mi peto se rompía en dos y lo siguienteque sentí fue un dolor impresionante en el pecho. A lo lejos, escuché losrugidos de las criaturas mientras luchaban una con la otra. En shock, solté elmango de mi espada; jadeé mientras me echaba para atrás tropezando con lapierna de Delion pegando así contra la pared de manera brusca, me deslicé porella hasta caer al lado de Delion. Miré mi pecho: con mi peto roto en dos, miropa hecha pedazos y mi piel cortada mientras la sangre salía de la herida. Noera un chorro de sangre, pero había comenzado a brotar lentamente.

El enemigo se quitó la máscara y con expresión jocosa nos miró a Delion y a mí.Su rostro era uno que nunca iba a olvidar —sus ojos eran de un gris metálico,con una nariz torcida, labios finos y una fuerte quijada.

En ese momento vi mi vida pasar por mis ojos y supe que mi momento habíallegado. No me había matado meterme en un castillo y matar a un rey, no mehabía matado luchar con generales y no me había matado la guerra. No. Me iba amatar un intruso en un reino ajeno.

El hombre sacó dos cuchillos y nos los pegó a Delion y a mí en el abdomen.Ambos jadeamos del dolor.

Tosí. Sentí sangre en la boca y que bajaba por la comisura de mi labio.

"Te lo dije." Tosió Delion.

Levanté mi mano derecha y le saqué el dedo a Delion sin verlo.

El hombre levantó la espada en alto en mi dirección y la bajó.

Con un intento sobrehumano, me quité pero sentí que la herida en mi pecho seabría y sangraba más. Quedé boca abajo con mi mano sangrante contra mi pecho.

Sentí un pie en mi espalda.

"¡Mátame a mí primero!" Rugió Delion. Tac."¡Argh!"

"Cállese, Lord Anoryth."

Escuché el sonido inconfundible de una espada que subía, y no escuché más.

Crack.

Mi grito de dolor cuando la espada se clavó en mi brazo derecho (pero no de lamanera en que originalmente pensé que lo haría) se vio eclipsado por variosgritos y rugidos. Sentí que un cuerpo cayó sobre mí sacándome el aliento y queme comenzaba a mojar el cuello. Miré hacia abajo, viendo cómo la sangre goteabaen mi cuello y luego al piso y se mezclaba con la sangre que brotaba de misheridas.

Comencé a ver puntos negros y me desmayé. 

Una General en JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora