IV

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Se levantó, se desperezó y se dirigió a desayunar. Hizo él mismo la comida y después de darle de comer a su hermano y familia se fue en metro a la universidad. Amaba su vida, al menos de momento.
Cuando llegó a la universidad miró a su alrededor y suspiró.
Las primeras clases pasaron volando.
En un momento ya había acabado su jornada diaria.
Después pasó su hermano a recogerlo y le llevó a su trabajo de media jornada. Hablaron un poco de grupos de música hip-hop y una vez que llegaron se despidió de él y entró en la cafetería. Su familia era adinerada y no necesitaba un trabajo para comer o vivir, pero le encantaba cocinar, era su pasión. Amaba tener calma para elaborar todo a la perfección, y además adoraba ver a la gente disfrutar de sus platos.
Era realmente satisfactorio hacer felices a los demás.
Entró en el establecimiento y se dispuso a preparar algunos bollos, algunas pastas y algún que otro sándwich. Amaba tanto aquél trabajo que siempre buscaba alguna excusa para regresar a él y pasar algún tiempo más entre sartenes. Además que las mujeres que llevaban el establecimiento, que eran dos hermanas viejecitas con sus respectivas hijas que ya eran madres, le adoraban y apreciaban su amor por la comida. Siempre era recibido en aquella pequeña familia y realmente era fantástico pasar tiempo con ellas. Estaba tan a gusto que a veces se le olvidaba que tenía que estudiar para la universidad. Incluso se olvidaba que tenía que volver a casa, ya que esa era considerada como su segunda casa.
Cuando ya hubo preparado todo lo que estaba previsto para el día se puso a atender a las personas que venían a pasar la tarde en aquél lugar. A todas las atendía de forma agradable, sonriente, y se sorprendía cuando alguna chica le miraba demasiado o le pedía su número de teléfono. Se reía y negaba con la cabeza, mientras se alejaba sin darle su número a ninguna. No estaba allí para ligar, estaba allí por que le gustaba. ¿Acaso era tan raro?
Siguió atendiendo a todo el mundo hasta que las puertas del establecimiento fueron abiertas por un chico sonriente que llevaba una mano cubierta por una venda. Se acercó para cogerle el pedido y el chico le miró sonriente, sin quererlo Seokjin se fijó en el papel que traía el chico y que había colocado en la mesa. Sonrió al reconocer aquél nombre.
-Perdona que te pregunte, ¿conoces a Runch Randa?
El chico pareció sorprendido ante su pregunta, y le ofreció una sonrisa sincera. Parecía que no tenía la menor idea de quien era.
-No, la verdad. ¿Tú sabes quién es?
Se sentó en la misma mesa que él con un movimiento y sonrió algo tímidamente. El chico se volvió a sorprender ante sus acciones, pero no se quejó.
-No sé mucho de él, pero he oído que parece ser una joven promesa de rap. Algunos dicen que es posible que vaya a rapear con algún rapero americano.
-¿Americano? -repitió sorprendido.
-Sí. Algo así.
-Debe ser realmente bueno para que le den una oportunidad como esa. -respondió algo apenado. Notó su tono apagado e intentó animarlo.
-Bueno, estoy seguro que se lo ha ganado. Debe ser una persona muy ambiciosa. -admitió sonriente. Se quedó un rato mirando al chico, miró después la hoja que tenía sobre la mesa. -Soy Kim Seokjin. -se presentó aún con la sonrisa en sus labios. Parecía que aquél chico desprendiese buena vibra. Era genial.
-Soy Jung Hoseok. Un placer Seokjin. -el mencionado asintió felizmente. -La verdad es que el otro día un amigo recibió una nota de éste chico que dices y le puso su número de teléfono para que contactase con él. Y me lo dio a mi por si quería conocerle y buscarme un poco la vida. -el ceño de Jin se frunció un poco. ¿Contactar con él? ¿Porqué?
-Perdóname otra vez por preguntar, pero ¿por qué ibas a querer contactar con él?
-Soy bailarín. Tal vez, querría formar un grupo. -los ojos de Jin se expandieron ante lo que le dijo. ¿Un bailarín profesional? ¡Qué nivel! Le hizo mucha ilusión que aquél chico fuese bailarín y desde ese momento empezó a respetarle y admirarle.
-Wow, qué genial. -soltó mientras que el otro solo reía ante su asombro. -Pues sigue tus sueños. Es lo que siempre dice mi hermano. -Hoseok rió divertido.
-No es tan genial en verdad. Hay mucha competitividad y mucha presión. -respiró hondo. -Pero aún así me esfuerzo al máximo por llegar a las expectativas de todos. Y algunas veces lo consigo y algunas otras no.
-Bueno, eso me parece que es genial. Sigues adelante a pesar de todo. -le regaló una sonrisa más. Hoseok no pudo evitar contagiarse de esa sonrisa de nuevo. -¿Porqué no le llamas ahora a ver qué te dice?
El chico palideció. Jin no supo muy bien porqué, así que le dio en el hombro unos golpecitos y le regaló una sonrisa tranquilizadora. Asintió después varias veces mientras sacaba su teléfono. Marcó el número de Runch Randa y éste contestó de inmediato.
El chico perdió el poco color que tenía en la cara y se convirtió en puro nervio. Le dio el móvil a Jin y éste tuvo que contestar y hablar con aquella joven promesa de la que se había estado hablando en las revistas.
-¿Hola?
-Hola, ¿qué tal? -respondió Jin de la forma más agradable que sabía. Miró a Hoseok de reojo, preguntándole porqué le había dado el teléfono y éste solo le respondió que continuase hablando.
-Bien, ¿cómo se encuentra usted? ¿Ya se ha recuperado del todo? Ayer perdió mucha sangre.
Jin miró de reojo a Hoseok y no descubrió ninguna herida la cuál hubiese estado abierta hacía poco. Miró de nuevo a la nada.
-No soy esa persona a la cuál estás buscando. -hubo una pausa por parte de ambos. Los dos estaban pensando que decir a continuación. -Mire, aquí a mi lado se encuentra Hoseok, un bailarín que le gustaría colaborar con usted. Siento que no pueda hablar con él ahora mismo, pero le gustaría que quedasen y concretasen mejor en persona. -hubo una pausa ligera por parte de el rapero. Esperó, esperó y esperó. Hoseok estaba ardiendo de nervios a su lado. Asentía a todo lo que decía él y sus manos estaban temblando de los nervios.
-De acuerdo. Quedaremos en la universidad que está a las afueras del centro, allí concretaremos todo. Sobre las ocho.
-Perfecto, hasta luego.
-Hasta la vista.
Y colgó.
Hoseok estaba temblando y se desahogó soltando todo lo que le había ocurrido hasta el momento. Revelando la mentira que le había dicho antes.
-Yo es que, mira, ayer hice una audición y me rechazaron y no podía enfrentarme a otra oportunidad tan pronto, ¿sabes?. Además ayer me rompí la mano sin querer y fui al hospital. Justo estaban ingresando a un chico y se le cayó la mochila y yo pues la cogí y me fijé en éste papel y vi una oportunidad y me aferré a ella. No debí habérsela quitado a aquél chico, pero si este Runch me consigue un trabajo sería fantástico. Pero ese chico seguirá en el anonimato, y yo...se lo he robado. -empezó a sollozar y Jin no supo como actuar realmente.
-Eh, no pasa nada, en serio. -le respondió con calma. -Esta tarde cuando vayas a verle habla con él sobre lo que ha ocurrido y ya verás que te entenderá. Te querrá como bailarín y todo saldrá a la perfección.
-Muchas gracias, pero deberías venir conmigo también. -dijo quitándose las lágrimas de los ojos.
-¿Yo? ¿Qué pinto yo en todo esto? -preguntó asustado y sorprendido.
-Gracias a ti tengo otra oportunidad, así que creo que al menos deberías acompañarme. -Jin asintió sin comprender, pero el chico se lo tomó como una afirmación a su asistencia.
-Genial, entonces, ¿esta tarde dónde y a qué hora?
-En las afueras del centro, en la universidad. A las ocho...
-¡Fantástico! ¡Nos vemos esta tarde! -y salió disparado por la puerta dejando el papel con las letras de aquél autor anónimo y aquél número de teléfono de Runch Randa.
¿Dónde le habían metido?

The Way We Became StarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora