X

13 1 0
                                    

Otra vez.
Ahí estaba bailando en la calle después de haber estado en esa cafetería tan genial. Era gracioso pensar que un completo desconocido le había ayudado a continuar con su vida profesional. Realmente la vida te podía presentar muchas sorpresas. Estaba practicando como siempre y bailando y ejercitando delante de un grupo de gente que se había parado un momento a verle debutar.
Cuando acabó su actuación bebió un poco de agua y entonces empezó una canción que había bailado mil veces ya y que jamás se cansaba de repetir y repetir. Adoraba esa canción y nunca se pasaba de moda. Empezó como siempre con sus pasos, la vibra se filtraba por sus poros. Cerró los ojos en algún que otro salto y cuando la canción no llevaba a penas unos segundos vio a un chico, más pequeño que él imitando sus pasos, y lo que más le sorprendió fue que lo hacía realmente bien. Le dijo que saliera a bailar con él y lo hizo.
El chaval lo hizo realmente genial, aunque siempre había algo que mejorar, pero en general lo bordó. Después de bailar intentó hablar con él pero salió corriendo. No le dio mucha importancia y se acercó para hablar con su grupo de bailarines. Estaban cansados y estaban hablando de un tema algo extraño. Pensó que sería por que no habían dormido bien o porque se creían todo lo que decían, pero la mayoría de ellos estaban asustados, muy asustados.
—...sí, sí. No se sabe nada de el chico. Dicen que se llama Agust D, o Agust no se qué. —le escuchó decir a uno. Le llamó la atención el nombre y preguntó:
—¿Qué pasa con ése?
—¿No te has enterado? —le preguntó otro. —La mayoría de las bandas y grupos están poniendo una cruz a un barrio por lo que ocurrió la anterior noche. —se quedó mirándole esperando que supiese de lo que hablaba, pero Hoseok le miró sin comprender.
—¿Qué pasó?
—Una banda perdió contra otra y atacaron a un chico con una navaja. Hemos intentado hablar con sus amigos, pero no quieren ni hablar del tema. Además que no saben dónde está el chico al que atacaron.
Su boca se abrió ante la sorpresa y el asombro de aquel tema. Sabía que había gente peligrosa por ese tipo de industrias, pero jamás esperaba que fueran a llegar tan lejos. Ni mucho menos imaginaba que pudiesen llegar a usar armas. Parecía que no podría caminar por aquella zona en un tiempo ya que, bueno, era peligroso.
Después de hablar de ello y averiguar que calles y barrio se trataba, siguió bailando hasta que se hizo tarde y tuvo que irse a su cita, si es que se podía llamar así.

The Way We Became StarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora