LIV

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Ese día no fueron las cortinas lo que le despertó, sino un dolor agudo en su cabeza. Abrió los ojos y lo sintió aún más fuerte, gruñó un poco hasta que se sentó completamente y miró a su alrededor. Estaba en el hotel, con Jungkook, en un viaje a la playa. Vale, hasta ahí su cabeza recordaba y funcionaba bien. Después de ir a la playa estuvieron hablando un poco y volvieron al hotel. La recepcionista le dio una botella de whisky y desde ahí todo lo demás estaba borroso. Intentó recordar pero su cabeza no daba para más y decidió dejarla como estaba. Se metió en el baño para darse una ducha fría y cuando salió parecía que tenía las ideas más claras. Se estiró con su ropa limpia y miró el cuerpo inconsciente de Jungkook. A ese chico no le despertaba ni una resaca. Le observó más detenidamente y se dio cuenta de que tenía una ligera sonrisa en su rostro, a lo mejor el alcohol le estaba haciendo soñar cosas increíbles. Se concentró en su dolor de cabeza y le sacudió un largo rato, y como la mañana anterior, el chico no se movía. Estaba por poner sus calcetines apestosos en la nariz del chico, pero no estaba seguro de que fuese a despertar con un olor tan flojo. Necesitaba algo realmente fuerte, algo como una ducha fría.
Le intentó llevar al baño por todos los medios pero el cuerpo inconsciente pesaba demasiado y además él no era tan fuerte. Decidió tirar de una de sus piernas para al menos arrastrarle al baño, pero Jungkook se había enredado con las sábanas y no quería salir de ahí. Tiró y tiró pero no conseguía levantarlo de la cama por más que lo intentaba. Se dio por vencido cuando descubrió que no podía más. Se hartó hasta tal punto que corrió al baño, llenó uno de los vasos de cristal con los que se habían emborrachado la noche anterior y corrió de nuevo a su lado. Suspiró y vertió todo el vaso de agua helada sobre la cabeza del chico. Eso le hizo despertarse con un grito y que pegase un salto de la sorpresa y probablemente del frío. Cuando le buscó con la mirada y le encontró Tae le dedicó una enorme sonrisa de oreja a oreja. Se quitó el agua de la cara respirando entrecortadamente y se volvió a tumbar, agotado.
—¡Qué dolor! —se quejó mientras se tapaba la cara con las manos.
—Lo sé. Estoy igual. —le dijo mientras se sentaba en su cama. —Así que, por favor, ¿me darías una pastilla?
Jungkook se incorporó algo molesto y le miró de reojo.
—¿Crees que debería? Me has despertado de la peor forma posible. —le respondió mientras se masajeaba las sienes. 
—Lo sé. Pero es que no hay otra forma de despertarte. —le explicó mientras le cogía del brazo y tiraba de él para que se levantase. —Una vez que caes dormido ya no hay retorno.
Jungkook rió y después se quejó. Le consiguió sentar sobre la cama y corrió a por su mochila. Necesitaba desesperadamente esa pastilla. Le colocó la gran y pesada mochila sobre sus piernas y sus descalzos y helados pies. Jungkook aunque quejándose buscó entre sus cosas y cogió su pequeño botiquín. Aquél chico se había llevado realmente todo, iba preparado. Sonrió mientras le veía sacar sus preciadas pastillas. Le dio una a él y la otra se la tragó, así sin agua y sin nada. Se quedó estático al verlo y no dijo nada. Se fue al baño y allí con un vaso de agua se la tomó tranquilamente. Cuando salió del baño vio a Jungkook de nuevo tumbado y medio dormido. Saltó a la cama y comenzó a saltar en ella.
—¡Ni se te ocurra dormirte ahora! —le dijo mientras saltaba a su alrededor, esquivando sus piernas y sus brazos. —¡Estamos aquí para estar en la playa, no para estar todo el día durmiendo! —le gritó mientras empezaba a saltar de una cama a otra. Jungkook empezó a reír pero se quejó al momento.
—¡Tae me duele la cabeza! —le gritó mientras él continuaba con su juego.
—¡Y a mí! —se sentó en su cama y le miró algo decepcionado.
—¿En qué momento se te ocurrió que sería buena idea?—preguntó mientras cogía una almohada y aún estando tumbado se la tiraba. Ésta le dio en toda la cara y de la fuerza se cayó hacia atrás en la cama. Se rió ante la fuerza del chico y se levantó con energías renovadas y con ganas de guerra.
—¡Tú no te negaste a probarlo! —le atacó ahora con la almohada que le había tirado. Jungkook se quedó con ella en la cara y simuló unos ronquidos. Tae corrió de nuevo a la cama del chico, se sentó y empezó a darle con la almohada en la cara repetidas veces.
—¡Eh! ¡Eso es trampa! —se quejó mientras casi no podía respirar por los golpes que le estaba dando. Se incorporó y le quitó la almohada de las manos. Empezó su venganza y no paró hasta que Tae estuvo por los suelos, derrotado y riendo como un loco.
—Vale, vale, tú ganas. —declaró levantando las manos en son de paz. Se levantó del suelo y se estiró, Jungkook se quedó mirando a las almohadas y a su cama, perdido y pensativo a la vez. —¿Pasa algo? —le preguntó por su expresión tan apagada de repente.
—No, es solo que no recuerdo nada de ayer.
—Ya. Yo tampoco.
—¿Y si hicimos algo que no debíamos?
—¿Porqué íbamos a hacer eso? No salimos de aquí, no causamos problemas.
—No, no digo esa clase de problemas. Tengo un mal presentimiento. —hizo una pausa en la que se quedó mirando a la nada unos segundos. —No volvamos a beber nunca más.
—Trato hecho.
Con una sonrisa se dispuso a prepararse para el día. Ya estaba casi listo pues ya se había duchado y peinado, pero Jungkook seguía ahí tirado en pijama. Se le quedó mirando y supo que algo había pasado la anterior noche, algo que le había afectado. El problema era que no lo recordaba. Se le acercó después de mirar su móvil y la cantidad de llamadas perdidas que tenía. Estaba nervioso por su familia, pero volverían en unos días, no había de qué preocuparse. Se sentó a su lado de nuevo.
—Kookie, vamos. —le dijo para que se levantase.
—Sí, sí, ya voy. —se levantó algo tambaleante y Tae le acompañó hasta el baño. Cuando entró se quedó esperándole sentando en su cama. Intentó hacer memoria pero no se acordaba de nada y cada vez que intentaba hacerlo le volvía el estúpido dolor de cabeza. Se rindió y esperó tranquilo a que Jungkook acabase.
De repente escuchó unos golpes en la puerta insistentes. ¿Quién sería? ¿Las señoras de la limpieza? ¿Habían pagado por servicio de habitaciones? No lo recordaba. Se levantó para abrir y su sorpresa fue mayor al encontrarse a la recepcionista, la que era amiga de la madre de Jungkook. Ella le puso su móvil delante de su cara y le miró amenazadoramente.
—¿Buenos días? —preguntó mirándola y no prestando atención al móvil que estaba casi pagado a su nariz.
—Lee. —le puso el móvil en sus manos y empezó a leer.
Lo que más le impresionó fue que en todo el móvil salía una foto suya.

The Way We Became StarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora