XVI

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Por fin lo había conseguido el inútil.
Por fin el rapero americano había llegado a su país.
Su mánager le llamó por la mañana para que se vistiese con sus mejores ropas y fuese a recibirle al aeropuerto. Realmente no le gustaba recibir de aquél modo a nadie, ya que le daba la sensación de que fuese a tratar con el mismísimo rey.
Suspiró mientras esperaba al lado de su fiel mánager. Nada más ver el ejército de personas que de repente se iban amontonando a su alrededor se asustó y perdió un poco la compostura. ¿Porqué eran tantos?
—¿Usted es Runch Randa? —preguntó un hombre trajeado y en inglés. Su mánager se hizo a un lado ya que no controlaba demasiado el inglés. En cambio él lo dominaba a la perfección. 
—Sí, soy yo. —le dijo con un acento prácticamente perfecto. Dejó impresionado al que debía ser el representante del artista.
—De acuerdo. Entonces si nos conducen hacia la discográfica podríamos hablar con más calma sobre...
—Perdone pero, ¿no viene...?
—No. —le respondió secamente. —No habíamos concretado ninguna colaboración así que primero debemos hablarlo con tranquilidad. ¿No cree? —asintió ante lo que le dijo y le llevaron al pequeño edificio en el que iban a tener esa charla.
Una vez sentados todo el equipo que aparentemente estaba detrás de ese rapero su mánager empezó a contar sus normas acerca de la colaboración y cómo se repartirían los beneficios. Él estuvo traduciendo palabra por palabra a los extranjeros.
Después de haber dejado claro y haber presentado las reglas de la empresa discográfica todos los americanos se empezaron a reír. Fue un momento de total rareza ya que no se esperaba esa reacción por su parte. Se quedó mirándolos embobado. Después el representante con el que había hablado en el aeropuerto se levantó y se puso en el centro de la mesa, donde se había encontrando hacía unos segundos su mánager.
—Ya que nos han dejado en claro su posición, debemos aclarar algunas cosas. —dijo poniéndose algo agresivo. Desde el momento en el que se colocó en aquél lugar supo que su talante no era bueno. Cogió aire. —Esta colaboración no es más que un negocio por eso precisamente mi socio no se encuentra aquí.
—Perdone, pero esto no es ningún negocio.
—¡Claro que lo es! Lo único que quiere tu discográfica y tu país es hacerse notar en América. —le gritó. Namjoon se mantuvo callado. ¿Eso era lo que pensaban? —¡Queréis llegar a América y después a México! ¡Y no quiero hablar de Europa! —la cara de Namjoon reflejaba completamente lo que sentía. Le estaban juzgando.
—Disculpe, pero creo que lo que está diciendo está fuera de lugar. Mi procedencia en un principio no fue su problema. Además que está siendo racista. —todo el equipo de repente se sorprendió y le miraron con los ojos abiertos de par en par. Todo lo que había dicho era cierto.
—¿Nos ha llamado racistas por temer lo que podrías hacer con tal de llegar a la fama?
—No, yo...
—Definitivamente no deberíamos colaborar con alguien como vosotros. Si no sabéis que cada uno pensamos de diferente forma entonces creo que esto jamás funcionará.
Nada más decir esas palabras los empresarios y trabajadores que estaban sentados en aquélla mesa empezaron a recoger sus cosas y a levantarse. La situación le puso de los nervios y miró como hablaban unos con otros como si nada. Miró a su mánager y después al representante.
—Espere. —le dijo mientras se levantaba de su sitio. Se colocó en el centro de la mesa. —Quiero colaborar con su socio ya que es muy talentoso. Y no quiero que las fronteras ni los prejuicios de nuestros países nos causen problemas. Quiero crecer con esfuerzo y por mi cuenta, no con la ayuda de empresarios poderosos americanos. —les dijo con sinceridad. Estaba seguro, o eso creía, de que podría convencerles de que se equivocaban, de que no era como ellos creían, de que él iba a trabajar al máximo para poder alcanzar la cima.
Le miraron y después se dieron la vuelta y continuaron su camino.
El representante se acercó para hablar con él o para aclararle las cosas.
—No se olvide que usted nos pagará el viaje a aquí y el de vuelta. Ah, más unos intereses por herir nuestros sentimientos en esta reunión. —una vez acabado se dio la vuelta con una sonrisa y se dispuso a irse. Pero antes, tenía que dejar claro una cosa. —Un placer hacer negocios con usted.
La sala se quedó en silencio.
¿Qué había pasado?
Le contó todo lo sucedido a su mánager y él estaba seguro que podría denunciarlos en cuanto tuviese la ocasión. Namjoon no estaba tan seguro. Salió del edificio hecho una furia y le dijo a su mánager que empezaría de cero. También le comentó que le fuese informando sobre lo que les debían pagar por el viaje. Cuando llegó al instituto le mandó un mensaje a Hoseok. Debían quedar aquella misma tarde para que le diese el papel con la canción del rapero misterioso, y necesitaban un lugar donde practicar sin problema. Debía hacer muchísimas cosas ya que le habían traicionado. ¡Cómo habían podido! ¡Y le habían discriminado! ¿Pero qué se creían esos Americanos? ¿Los reyes del mundo?
Pues más les valía prepararse porque ahí venía él, listo para llegar a la cima incluso en América. Ya podrían huir porque iba a por ellos.
Temblarían al oír su nuevo nombre.
Rap Monster.

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