Jin se quedó dormido en el sofá. Namjoon le colocó una manta y decidió que no les vendría mal un chocolate caliente a todos. Le hizo una seña a Yoongi para que se levantase y se acercase hasta donde él estaba. Él le dio su reproductor de música a Hoseok y se acercó hasta donde se encontraba, ya levantado. Le miró un rato y se metió sus manos heladas en los bolsillos.
—Vamos a comprar algo de comer, ¿vale? —preguntó algo confuso. Yoongi se encogió de hombros y asintió.
Los dos salieron del vagón dejándolos solos. No deberían separarse después de lo que había ocurrido pero necesitaba hablar con el chico pistolero.
Andaron tranquilamente de camino a la tienda y no pudo evitar mirarle de reojo. Era una persona complicada pero parecía segura de sus acciones y segura de lo que era. Respiró hondo.
—No voy a preguntarte porqué narices tienes una pistola en la mochila, pero gracias, en serio. Si no hubiese sido por ti no sé...
—No pasa nada. —le respondió mirando sus pies. —He tratado con personas así antes. —alzó la mirada y se la mantuvo fijamente. —Tienes que tener en cuenta que ese hombre volverá a por Jin y es probable que nos intente matar de nuevo.
Namjoon no quiso sonar sorprendido pero es que jamás le había ocurrido algo parecido y la naturalidad con la que hablaba Yoongi del asunto asustaba.
—Es como si le conocieses.
—Algo así. Una vez conocí a un acosador. —le miró dudoso. —Era uno de los integrantes de una banda en la que estuve, y la verdad es que era majo. Pero estaba loco. Tenía una obsesión con una mujer.
—¿Qué ocurrió con él?
—La banda se desintegró porque le metieron en la cárcel. —metió sus manos en los bolsillos de su chubasquero y le miró simulando una sonrisa.
—Uno menos en el mundo. —susurró mientras continuaba caminando en dirección a la tienda.
—Oye...¿Qué le has dicho a Jin? —preguntó algo temeroso. Namjoon le miró con una sonrisa paterna y algo dolida. Apreciaba que estuviese empezando a cogerle cariño a los integrantes del grupo.
—Después, cuando volvamos a casa le acompañaré a la comisaría para denunciar el acoso y que empiecen una investigación. —Yoongi asintió con una ligera sonrisa. Eso le dio buenas vibraciones.
Llegaron a la tienda y cogieron bollos en su mayoría y luego chocolate caliente para calentarlo en el microondas. Esperaron en la caja y él pagó todo, pues como intuía, Yoongi no tenía dinero para pagar todo aquello.
Un rato después mientras estaban regresando al vagón, que estaba escondido entre algunos árboles, Yoongi frenó de golpe y él tuvo que hacer lo mismo. Cruzaron una mirada y Agust D agachó la mirada, como avergonzado.
—Vamos. —le dijo mientras continuaba caminando.
—Tengo que avisarte de algo. —le espetó a toda velocidad. Se dio la vuelta y caminó hasta él. Se quedó parado esperando que le contase qué ocurría. Notó como su pecho se inflaba ligeramente con aire y fuerza de voluntad y empezó a hablar.
—Hay una panda que me sigue. Me está buscando. —le dijo jugando con la cremallera de su chubasquero.
—¿Una panda? ¿Callejera?
—Sí. ¿Recuerdas aquélla noche? ¿Cuando me encontraste sangrando? —asintió intentando entender. —Esa noche esa panda me atacó. Su líder traía una navaja y me dio. Quería quedarse con mis canciones gratis y me negué.
—¿Vendes tus canciones?
—Sí. —le aclaró como si no fuese extraño. —Me volví a encontrar con esos tíos el día que conocí a Jimin. Él me salvó de uno de ellos y así nos hicimos amigos. —le explicó mientras hablaba cada vez más rápido. —Y el otro día me encontré con el líder. Me ofreció unirme a su panda.
—¿Después de atacarte dos veces? Menudos idiotas. —opinó. Yoongi se rió sarcásticamente.
—Prefiero llamarlos gilipollas, pero sí. Obviamente me negué. Y él me amenazó con que destrozaría todo lo que quiero. —su mirada se perdió en el suelo. —Eso fue antes de conoceros. Temo porque ahora vayan a por vosotros y os ponga en peligro.
Le cogió por los hombros y le abrazó fuertemente. Las manos de Yoongi fueron con calma y cuidado a su espalda y una vez se acostumbraron la apretaron fuerte contra él.
—No te preocupes. Si estamos juntos no creo que nos puedan hacer daño. Encontraremos la forma de que nos dejen en paz. —le tranquilizó.
La verdad era que ni él sabía cómo resolver todos aquéllos problemas. Jin podría denunciar todo lo que quisiese pero si se escondía bien y no le pillaban podría continuar haciendo de las suyas. Además que el problema de la panda le ponía aún más nervioso. Era bueno sentirse querido por una persona como Yoongi que recibía de todo menos cariño, pero ¿a qué precio? Respiró hondo. ¿Qué debía hacer?
Recordó de repente el problema de la discográfica. Más le valía estar creando ya dinero o ésta pasaría a la historia. Los americanos les habían tendido una trampa rebuscada y finalmente habían caído de lleno. Era posible que existiese un rapero americano que quisiese colaborar con él, pero no iba a hacerlo porque su discográfica tenía mejores planes como dejarles sin dinero. Tenía que hablar con su mánager de inmediato y aclarar las cosas. Además que después de lo que había ocurrido no le había respondido las llamadas y no había interactuado con nadie de la discográfica porque estaba más que enfadado y decepcionado con todos y sobretodo consigo mismo. Debía arreglar demasiados problemas y sentía como su cabeza iba a explotar.
Le dio las bolsas a Yoongi y éste entró en el vagón. Escuchó como Jin y Hoseok le recibían con las energías algo más renovadas y eso le subió un poco el ánimo.
Cogió su móvil y llamó a su mánager. Debía empezar a resolver sus problemas ya.
—Hola, ¿cómo va todo? —le preguntó a su mánager.
—Pues fatal, si te soy sincero. —le escuchó suspirar apesadumbrado. —Nos han conseguido pillar bien en la yugular. Es probable que me despidan, Kim...—le confesó tristemente.
—No pienses tan negativo. —le intentó calmar. —Mañana cuando salga de clases iré a ver qué puedo hacer. —escuchó de nuevo un suspiro al otro lado de la línea.
—No, Kim, en serio no te molestes. Intentaré arreglarlo de alguna forma, pero como no encontremos un nuevo artista o algo con lo que llamar la atención de los compradores y a la gente la discográfica caerá. Y nosotros con ella...
Namjoon se pensó las cosas un momento y tomó una decisión.
—Puede que halla una forma de que la discográfica no quiebre.
Esperaba que ellos estuviesen listos, porque ni él mismo se sentía seguro de lo que le iba a proponer a su mánager.
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The Way We Became Stars
Teen FictionYoongi, un chico solitario y en problemas con idiotas de la calle. Namjoon, un artista pequeño intentando brillar a pesar de el mundo corrupto de la música. Hoseok, un bailarín fantástico que nunca es suficiente para las discográficas. Jin, un chi...