LXXXIV

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Algo andaba mal.
Estaba claro que algo había ocurrido con esos dos, algo malo pues no paraban de evitarse, además de hacer de vez en cuando algunos comentarios (sobretodo por parte de Jungkook) que estaban totalmente fuera de lugar. Sí, era definitivo que algo andaba mal, y daba la sensación que los más mayores no querían meterse en el problema, pues fingían como si no hubiese ningún mal rollo, ni nada por el estilo, algo que le frustraba en sobremanera.
En el metro se quiso evadir un poco de los demás, necesitaba pensar. Primero estaba el problema de Hoseok, que claramente algo le pasaba. Sabía que algo le ocurría, aparte de lo de su hermana. Lo más normal era que estuviese cansado, pero nadie era capaz de quedarse dormido en medio de una cafetería con todo el ruido y gente hablando delante de él. Desde luego debía hablar con él sobre lo que le ocurría. Y luego estaba ese par, que después de su salida parecía que las cosas se habían vuelto un poco turbias. ¿No se habían besado? ¿Jungkook se habría declarado o mencionado el tema? ¿Por eso estaban así? Era más probable que hubiese ocurrido algo así, pero no quiso hacer conclusiones precipitadas, con lo cuál decidió que hasta que no aclarasen las noticias que Namjoon les iba a dar, no resolvería y se centraría en los demás.
No tardaron demasiado en llegar a su destino, bajaron del tren, salieron del túnel oscuro y pasaron por una cafetería de camioneros. Por fin cuando llegaron al vagón y lo abrieron, entraron como si estuvieran en su casa, cada uno se sentó en un sofá o sillón y se miraron por unos segundos expectantes.
—¿Y bien? —preguntó Yoongi. —Vamos, habla. —intentó darle ánimos a Namjoon que parecía sin mucha emoción acerca de lo que tenía que decirles.
—Vereís, el otro día me llamó mi mánager. Y...
—Ve al grano. —se quejó Yoongi.
Jin suspiró.
—Podríamos tener una oportunidad de debutar en América. —les explicó Jin.
—¿¡América!? —gritaron él, Jungkook y Tae. Yoongi no pudo evitar reírse ante su expresión, pero no fue burlona, más bien fue tierna su risa. Sonrió emocionado. No podía creérselo. Podrían ver todo un continente nuevo, un país nuevo, probar todo lo que ese país pudiera ofrecerles. Empezar un vida llena de nuevas oportunidades.
—¿Cuándo nos vamos? —preguntó nervioso.
—¿Nos vamos a ir los siete? —preguntó también Jungkook.
Tae se mantuvo sonriente pero callado ante la emoción de él y su compañero. Debía de ocurrirle algo a él para estar tan callado, pero decidió suspirar y esperar para después tratarlo con calma. ¿Habían decidido todos estar hoy de mal humor, o estar ocurriéndoles algo malo?
—No nos pagarían el viaje, el problema es ese. —les explicó Namjoon para nada emocionado.
—No creo que sea un problema. —respondió Jungkook.
—Entonces no contéis conmigo. —dijo a la vez Tae mientras se hacía un pequeño ovillo en su sillón.
—¿No puedes pagarlo? —preguntó Jungkook irónico. Tae le devolvió la mirada amenazante.
—Con dos hermanos, es imposible. —le respondió frío.
Todos se quedaron con la tensión del ambiente hasta que de nuevo Yoongi volvió a romper el hielo.
—Pero ¿qué os pasa a vosotros dos? —les preguntó sorprendido. —¿No os fuisteis juntos por ahí? ¿No os lleváis bien?
Se miraron un largo rato, y de repente Jungkook se dispuso a responder, de nuevo, irónicamente.
—Claro, nos llevábamos bien. Hasta que descubrí que no le gusta cumplir promesas. —le atacó haciendo hincapié en el llevábamos.
—¿Que no cumplo promesas? ¡Si me escucharas un momento lo entenderías! —le gritó, haciendo que su voz retumbara por todo el vagón.
Jungkook le miró con el ceño fruncido y los ojos helados, si alguna vez esos ojos guardaron cariño y admiración, ya no quedaba nada de eso en ellos, como si nunca hubiese existido.
—Ya. No me cuentes más historias, anda. —respondió después del grito de Tae que hizo que se le congelara toda la sangre del cuerpo.
Tae suspiró indignado y se levantó de su sofá. Caminó dando enormes pisadas hacia el chico y le mantuvo la mirada fijamente.
—¿Sabes qué?, eres un maldito egoísta que solo le importa su culo. —soltó de repente, haciendo que todos los presentes abriesen sus ojos desmesuradamente. ¿Tae le estaba insultando? ¿Tae?
Con esas palabras aún flotando en la habitación cogió su abrigo y salió del vagón. Al momento se escuchó un gruñido molesto por parte de Jungkook y se hundió más en el sillón, intentando desaparecer de la vista de los demás.
Jimin cogió su abrigo y sin pensarlo dos veces salió detrás del chico enfadado.
Le divisó no muy lejos y corrió hacia él. Cuando le alcanzó agarró su brazo y le giró para que se vieran. Entonces pudo ver sus lágrimas, pudo ver la tristeza reflejada en los ojos de aquel chico que le había ofrecido una sonrisa en el peor de sus momentos.
Le abrazó sin decir nada y esperó a que la respiración agitada de su amigo se relajara para poder hablar con él. Una vez que sus sollozos parecieron calmarse se separó de él y le miró con calma.
—¿Qué pasa Tae? —preguntó colocando sus manos en sus hombros mientras él abrazaba su cuerpo. —¿Qué ha pasado con Jungkook?
Tae se quitó las lágrimas con furia y le devolvió la mirada algo avergonzado.
—Entiendo a Jungkook en cierta manera...—respondió apesadumbrado. —Entiendo que me trate así. —suspiró y su respiración sonó entrecortada. —Pero, esa no es razón para no preguntar porqué voy a hacer lo que voy a hacer.
—¿Puedo preguntar qué vas a hacer?
Tae cogió aire.
—Me voy unos días. Hay...hay un problema con mi...mi abuela. —aquello parecía que le estaba costando milenios. Jimin no le metió prisa y le frotó los brazos para que entrase en calor. —Ella, es probable que muera en poco tiempo, y quiero despedirme...—sentenció volviendo a llorar.
Jimin no pudo evitar quedarse con la boca abierta del asombro, no por lo que le estaba ocurriendo a Tae, sino por la reacción de Jungkook ante su situación. Estaba claro que así no eran formas de tratar a un amigo, y menos cuando estaba pasando por algo como eso.
Sin pensárselo mucho, agarró a Tae fuertemente y le abrazó, haciendo sus sollozos más fuertes.
Debía hablar con Jungkook, y debía hablar también con Hoseok, pero ahora tenía que darle unos momentos de su tiempo a Tae, que parecía necesitarlo desesperadamente.
Cuando se separaron Tae se quitó de nuevo las lágrimas, pero esta vez con más calma.
—¿Y por qué a Jungkook le ha fastidiado tanto que te vayas? —preguntó con cuidado. —No entiendo. Vas a volver en unos días, ¿no?
—Sí, pero él quería hacer algo, que le ayudara en una cosa, y como me voy lo ha malinterpretado y ha imaginado que no le quiero ayudar, que me quiero escapar. —contestó mientras sorbía la nariz constantemente. —De nuevo...—susurró, aunque él fue capaz de oírlo a la perfección.
Entonces todo tuvo sentido en su cabeza. Su problema. La escapada repentina de los dos chicos. El aspecto de Tae antes de que desaparecieran. Todo tenía sentido ahora. Ellos se habían ido para que Tae pudiera escapar de él, al menos un tiempo. Se sintió horrible y enfadado con el chico, pero supuso que tenía sus razones y las entendió de inmediato. Si él hubiese tenido que rescatar a Yoongi, o al propio Tae de una situación parecida desde luego se le habría notado después, y le habría dejado marca de por vida. Respiró hondo y volvió a abrazar a Tae con más confianza aún. Era cierto que haber hecho lo que había hecho Tae no estaba bien, pero él tampoco es que le hubiera puesto en la mejor situación, así que debía perdonarle. Le estrujó fuerte entre sus brazos y después se despidieron, no sin antes hacerle la promesa de que hablaría con Jungkook y le explicaría todo para que a su vuelta, todo estuviese bien de nuevo.

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