LXXVI

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Cuando vio a Hoseok salir disparado de la sala de baile se quedó algo sorprendido, pues casi ni se había despedido de ellos.
Jimin le llamó la atención y le preguntó si tenía ganas de ir a un bar que conocía y que no quedaba muy lejos de la Academia. Él dijo que sí pues tampoco tenía otra cosa mejor que hacer, y volver a casa con sus mierda de padres no era muy buen plan.
Así que los dos salieron de los vestuarios, duchados y aliñados y se dirigieron al bar favorito del chico. Le avisó, antes de que entraran, de que había llamado a Yoongi para que se les uniera, pues los dos ya habían ido a allí varias veces y les gustaba el lugar. Jungkook estuvo bien con eso, y entonces entraron. Yoongi era el famoso Agust D al que había costado tanto encontrar hacía unos días. No había tenido mucho trato con él desde que se habían conocido, más que nada porque era mayor que él. A pesar de la compañía de Jimin le causó bastante impresión tenerle cerca y sin los demás integrantes de por medio. Jimin buscó una mesa más o menos en el medio de la estancia y esperaron al chico. Hablaron un rato sobre su timidez a la hora de bailar y él no pudo evitar mencionar la cara que ponía Jimin cuando bailaba, era realmente peculiar.
Charlaron un rato largo, y cuando se estuvo acercando la hora de cenar y el local se empezó a llenar, no pudo evitar preguntar a Jimin sobre el chico. Él le contestó que no sabía qué podría haberle pasado. Nada más suspirar de fastidio por la poca paciencia que tenía escuchó una voz detrás de él. Jimin sonrió alegremente y le saludó. Después le indicó un asiento entre los dos y el chico acató sus órdenes sin decir mucho más.
Mientras Jimin y Yoongi empezaban a hablar de algo que él desconocía o puede que no tuviese demasiado interés cogió su móvil y revisó sus mensajes. Se encontró algunos de Tae preguntando cómo se encontraba. Y lo que más le sorprendió es que le había sugerido algunas formas de resolver su problema con su profesor. Rápidamente borró los mensajes en los que había sugerido alguna solución a ese conflicto y respondió con pocas palabras cómo se encontraba. ¿Tae no podía entender que si sus padres se lo proponían le podrían mirar los mensajes? Supuso que ese pequeño detalle de sus padres era algo poco normal, así que lo dejó pasar. Después le dijo lo que estaba haciendo y le preguntó cómo había pasado la noche en su casa. También le preguntó si había ido a clase, pues él no lo había hecho.
Dejó después su móvil de lado y miró la gente que se había aglomerado para comer un poco de comida basura. Sonrió por el ambiente tan familiar y miró a los chicos que se encontraban en frente suyo, mirando también sus móviles.
—Jin quiere vernos a todos mañana en su vagón. —dijo Yoongi mirándole fijamente. Sus orejas estaban cubiertas de esparadrapo y parecía que su ceño estaba permanentemente fruncido, probablemente por el dolor que éstas le producían. El chico no tardó en darse cuenta de su escrutinio y Jimin rió por la misma razón.
—¿Has visto los piercings que se ha hecho Yoongi?
—Sí...—respondió no muy convencido. —Es un gran cambio de look. —ese chico le daba miedo. Literalmente. Esa era la palabra perfecta para describir lo que sentía por él. Sus sentimientos sobrepasaban el mero respeto, aquello era terror. Sus ojos pequeños y atentos le daban un toque tan amenazador que le asustaba cada vez que le dirigía una mirada fijamente a él. Prefería que se concentrase en Jimin y su constante sonrisa y no en él y su escrutinio continuo.
—¿Por qué creéis que nos necesitan mañana? —preguntó Jimin. Supuso que quería que Yoongi y él conversasen un poco y le pareció bien, el problema es que tenía miedo de decir algo malo y ofenderle. De todas formas cogió valor y se hizo a la idea de que tendría que hablar con él en algún momento, formaban parte del mismo grupo.
—No lo sé. Estarán aburridos y querrán componer. —soltó Yoongi encogiéndose de hombros. —Además, yo quiero que tú cantes mi canción. —con esa frase el rostro de Jimin se volvió de un color tan rojo que podría haberse mimetizado con el abrigo de una señora que estaba sentada detrás. Sonrió ante la vergüenza que tenía su amigo con todo lo relacionado a cantar, y recordó cómo se dejaba llevar a la hora de bailar, cómo podía hacer los movimientos más extravagantes o los más sensuales dependiendo de la música y el estilo. Le costaba pensar que le diese vergüenza cantar cuando perfectamente podía abrirse de piernas por completo en un salto mortal.
Jimin era bipolar.
—Sí, sí, pero tengo que practicar...—miró hacia él en busca de ayuda y sus ojos se iluminaron. —Jungkook, tú al final te nos vas a unir, ¿no?.
Los ojos de Yoongi le enfocaron directamente y tragó con fuerza.
—Sí, claro. —hizo una pausa y los miró a los dos rápidamente. —Pero me gustaría que también se uniese Tae.
—¿Taehyung? —preguntó confuso Yoongi. Jimin no pudo evitar sonreír algo cómplice. Le miró nervioso y le intentó aclarar las cosas.
—Le gusta la música también y estaría bien que estuviera con nosotros. Es también un amigo.
Jimin levantó las cejas mirándole con los ojos entrecerrados y Yoongi se encogió de hombros, dándole poca importancia a lo que dijese.
—Es verdad que Tae es muy majo pero si no sabe de música...
—Se había apuntado a clases de saxofón...—dijo pensativo.
Yoongi comenzó a reírse. Después de reírse ante la sorpresa de los otros dos chicos se colocó en la silla y los miró.
—Bueno, por uno más no creo que haya problema. Siete es un buen número.
Jimin sonrió y asintió. Después le miró fijamente intentado descubrir algo que escondiesen sus palabras. Pero allí no había segundas intenciones, allí no había nada más que ganas de tener a Tae a su lado y que le ayudase con todos los problemas que ser un famoso le llegarían.
—Yoongi, ¿puedo hacerte una pregunta?—quería cambiar desesperadamente de tema.
—No soy gay. —respondió secamente.
—Eeh, vale. —le dijo mientras el chico seguía tranquilamente sentado como si nada pudiera afectarle. —Quería preguntarte sobre tus piercings. Me gustan. ¿Dónde te los has hecho?
—Un chaval que vive en mi piso me los hizo esta mañana. Si quieres te digo donde está su tienda.
Jungkook asintió y él le mandó un mensaje con la ubicación del lugar.
—Yoongi, ¿te has hecho esos piercings porque vamos a ser Idols?
La cara larga que se le quedó al mayor era todo un poema.
Jungkook no pudo evitar reír.

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