XLI

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Tae era una persona de lo más abierta y sincera. Él mostraba todo lo que era y a la mayoría de la gente solía encantarle. Por eso era tan popular. A él, en cambio, le costaba un poco más coger confianza con las personas a su alrededor. Le costaba entablar conversación y le costaba mantener amistades, pero con Tae estaba siendo distinto. Él mismo era el que se esforzaba por descubrir cosas suyas, el que le hacía hablar aunque solo fuese sobre el tiempo, el que le hacía relajarse con una sonrisa, el que le aceptaba sin juzgar ni hacer muchas preguntas. A lo mejor por eso era tan popular, porque realmente no le importaba si eras diferente o igual que él, solo que fueses tú mismo bastaba.
Cuando se subieron al segundo tren que debían coger, sus dos móviles empezaron a vibrar como locos. Ambos los sacaron y en los dos ponían el nombre de sus madres. Se miraron intentando ver en los ojos del otro una solución a ese problema que ya habían tenido en cuenta. Se encogieron de hombros, silenciaron sus móviles y los volvieron a meter en sus bolsillos. Jungkook había dejado de escuchar música al haber cambiado de tren porque si se movían sería complicado ir los dos escuchando música del mismo sitio. Así que decidió que cuando cogiesen el tren de dos horas, ya pondría de nuevo la música.
No hablaron mucho, estaban los dos bastante cansados y la gente que con el paso de los minutos aumentaba de cantidad no les subía el ánimo.
Hicieron una parada y compraron unos sándwiches congelados que devoraron al momento. Después descansaron un rato y Tae volvió a dormirse en su hombro. Aunque no quiso por que sabía que estaba muy a gusto tuvo que despertarle y continuaron su viaje, subiéndose a su último tren del día. Los siguientes saldrían al día siguiente y ellos necesitaban descansar.
Cuando subieron al tren de dos horas buscaron un sitio y una vez que se sentaron Tae cayó en un profundo sueño, y esta vez Jungkook no le despertó.
Se puso a escuchar a su cantante favorito y pasó un poco de los mensajes insistentes de su madre.
Se olvidó un poco de todo y decidió mirar por la ventana el negro túnel. No supo porqué pero esa oscuridad le recordó al día anterior, cuando Tae se había puesto a llorar en público, delante de toda una cafetería y delante de él. Le conocía de hacía unos días y por mucho que quisiese negárselo a sí mismo se había convertido en tan poco tiempo en una persona importante para él, casi como un hermano o compañero. No quería volver a verle sufrir como el día anterior, no quería ver esa cara triste y no quería que sus ojos volviesen a llenarse de lágrimas. No quería que nada malo le ocurriese, y se encargaría personalmente de ello.
Estuvo jugando un poco con su móvil después de pensar y cuando ya llevaba más de una hora de viaje le llegó un mensaje que le llamó la atención, puesto que no era de su madre. El mensaje era de Jimin. Lo miró al momento y decidió que al menos debía decirle a alguien dónde estaban.
«Hoolaa!!! Puedes venir al vagón de Jin? Namjoon te necesita para hablar de una cosa»
Se extrañó ante aquello. ¿Namjoon? ¿Le quería a él? ¿Para qué? No le hizo ninguna pregunta a Jimin y se dio cuenta que tenía algunos mensajes que no había mirado de el rapero. Resultaba que quería hablar con él sobre negocios, pues necesitaban un vocalista que diese clases de canto y supiese un poco cómo enseñar a los demás. Respiró hondo, no estaba seguro de estar preparado para enseñar a alguien, desde luego no de la forma que lo hacía su profesor. Pero tal vez a su manera y con personas agradables sería incluso divertido. No le contestó a Namjoon y empezó a redactar todo lo que estaban haciendo. Avisó a Jimin que tardarían unos días en volver y que si se encontraba con alguna de sus madres que las avisase que estaban bien y que volverían lo antes posible. También le dijo que no le contase a sus madres adónde se dirigían pues eso les expondría a que fueran a buscarles y querían pasar un tiempo solos. Jimin no tardó en contestar y cuando lo hizo Jungkook leyó rápido el mensaje y se quedó pasmado.
«Tae se ha escapado por mí?»
Tardó unos segundos en responder.
«Le ha afectado mucho lo que vio. Él es tu amigo y le importas muchísimo, por eso necesita unos días para despejarse y asimilarlo todo»
Jimin fue ahora el que tardó en contestar. Después de unos segundos el mensaje llegó.
«Lo entiendo, dile que no sé cómo podré recompensarle lo que hizo por mí y que ya me encuentro bien»
«Tened cuidado Jungkook»
Se despidió de él y dejó su móvil a un lado. Le cogió el casco que le había vuelto a quitar Tae y lo guardó, no quedaba nada para llegar y cerca había un motel en el que tenían pensando hospedarse esa noche. Tae seguía profundamente dormido a su lado y se notaba que estaba agotado. Cuando anunciaron que estaban cerca del destino, movió un poco a Tae para que se despertase. Éste abrió los ojos despacio y le miró sorprendido, después se incorporó y se frotó los ojos por el cansancio acumulado. Necesitaba dormir más.
Cuando llegaron los dos salieron del tren y subieron hasta llegar a la salida, esta vez fue Tae quien consultó su móvil y le guió hasta el motel. Lo habían planeado todo bastante bien para que ningún día tuviesen que quedarse a dormir a la intemperie.
Entraron al calor del lugar y mientras él pagaba y dejaba sus nombres en recepción Tae se puso a investigar alrededor.
No tardó mucho en tenerlo todo listo y conseguir la llave de la habitación, fue extraño cuando la mujer les preguntó la edad, pero ambos dijeron que tenían diecinueve y que aparentaban tener menos, que era normal que dudase de su aspecto, y aunque la mujer dudó unos segundos se abstuvo a comprobarlo en sus carnés de identidad.
Entraron a la habitación cuando ya era muy de noche. La habitación tenía dos camas de matrimonio casi pegadas por el poco espacio de la habitación. Había una pequeña mesa de noche entre las dos camas, una nevera pequeña en una esquina y al lado de ésta un microondas sobre un taburete. Todo tenía pinta de ser muy viejo, pero no les importó. Tae dejó sus cosas sobre la cama que daba a una enorme ventana y él dejó las suyas en la otra. Empezó a sacar la comida y ropa de cambio. Le indicó a Tae que se fuese duchando mientras preparaba la cena y él asintió, agotado.
Metió en el pequeño microondas comida rápida que había comprado el día anterior en el supermercado de al lado de su casa y esperó a que estuviese lista. Mientras sacaba y organizaba sus cosas escuchó a Tae cantar en la ducha, y eso le hizo sonreír. Cuando salió los dos cenaron en silencio y después Tae le dio las gracias. Se metió en la ducha sin responderle y vio de reojo cómo se metía en la cama y se quedaba mirando al techo, pensativo.
El baño era muy pequeño y todo estaba tan pegado que se dio golpes con todo lo que había a su alrededor. Se quejó muchísimo de aquello, pero decidió no darle más vueltas ya que al día siguiente llegarían a la playa.
Cuando salió del baño se encontró a Tae sentado a lado de la ventana, mirando al exterior y cubriéndose las piernas con los brazos. La cabeza la tenía apoyada en sus rodillas y parecía perdido.
Se secó el pelo con la toalla y se acercó a él. Se sentó en frente y miró al exterior.
—¿No puedes dormir? —le preguntó mientras observaba su cama, ahora completamente deshecha.
Después dirigió su mirada a Tae que negó delicadamente.
Esperó callado a que le contase la razón y no se movió de su lado hasta que se dispuso a hablar.
—C-cada vez que cierro los ojos, le veo. —empezó asustado. —Veo a Jimin, le veo de nuevo tirado en el suelo. Lleno de sangre y más sangre...—se cortó a sí mismo y respiró hondo. —Hay veces que la persona cambia. A veces eres tú, otras soy yo, otras es Jin. Pero todos estamos allí, agonizando y al borde de la muerte.
Jungkook asintió y se levantó cuando notó que ya no continuaba.
Se sentó en su cama y colocó sus cosas para dormir.
—Si crees que te va a ayudar, puedes dormir conmigo. —Tae dejó de mirar el paisaje oscuro y giró su cabeza hasta que sus ojos se encontraron. —No me importa. —Tae asintió y volvió a mirar a través de la ventana. Él se metió en su cama y en vez de ocuparla al completo dejó un poco de espacio para que pudiese meterse con él.
Tardó un rato en dormirse ya que la cama estaba helada y era durísima, y cuando ya estaba a punto de quedarse dormido notó movimiento detrás de él. Sintió como alguien colocaba una almohada al lado de la suya y después sintió como alguien movía el edredón para entrar y acostarse con él. Al momento sintió el calor del cuerpo de Tae a su lado y se sintió tan a gusto que se quedó al instante dormido.

The Way We Became StarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora