LXXXVII

0 0 0
                                    

Después de quedarse hablando un tiempo con los chicos y concretar el problema de Jungkook y cuando hablaría con Tae, le enviaron un mensaje.
Era de su madre.
Lo leyó lo más rápido que le permitió el móvil y no supo si relajarse o estresarse aún más. Su hermana por fin había salido de la zona de quirófano y estaba estable. El problema era que se encontraba en un estado de coma que habían producido los propios médicos para salvarla. Al parecer habían dado a tiempo con el trocito de hueso que casi la resquebraja por dentro, pero no por eso la devolvería a casa como nueva. Al menos, se había pasado la incertidumbre de no saber si su hermana vivía o moría. Ahora al menos sabía que estaba parcialmente viva.
No quiso esperar mucho más, se quiso despedir de los chicos e irse, pero cuando fue a salir del vagón Yoongi propuso acompañarle ya que quería descansar aquél día ya que tendría trabajo al día siguiente. Hoseok no supo cómo tomárselo, intentó pedir ayuda a Jimin que estaba hablando tranquilamente con Jin, pero le fue imposible que notase sus indirectas.
Así que finalmente, ambos chicos se dispusieron a andar hacia la estación.
Para calmar sus nervios y no ser tan evidente con Yoongi intentó comenzar una conversación trivial.
—¿Cómo es que mañana trabajas siendo sábado? —preguntó sospechosamente.
—Me han mandado un email diciendo que mañana me reincorporaba. Llevo un tiempo sin ir a trabajar por una herida que me hice.
—Ah, ¿por la que ingresaste?
—Esa misma. —Hoseok asintió. Daba la sensación de que parecía caerle medianamente bien a  Yoongi pues éste no dada malas contestaciones, ni le decía comentarios fuera de lugar, lo cuál apreció.
—¿Tú te vas ya a casa? —le preguntó sin ningún tono ni expresión.
—Eh..¡Sí! Me voy a casa, a descansar, que ha sido un día muy largo y...
—¿Ha pasado algo? —aquello le dejó sin palabras. De verdad que no quería que se metiesen en sus problemas, pero a este paso acabaría como Jungkook y Tae, y eso que sólo eran unos niños.
—¿Qué? No, nada. Sólo el estrés, ya sabes...—no acabó la frase y simplemente la dejó volando en el ambiente. No podía mentirle a los ojos de Yoongi. Éstos eran tan escrutadores y gatunos que parecían captar cualquier leve movimiento o expresión, por sencilla o normal y trivial que pareciera.
—Cuando has entrado hoy en la cafetería te has desplomado. Literalmente.
—Sólo me he dormido. —contratacó.
—No pareces una persona de dormir mucho, y menos de ser alguien cansado o decaído físicamente. Todo lo contrario, diría yo.
—¿Gracias? —hizo una pausa. —Estoy bien, de verdad. Es sólo, que se me han acumulado muchas cosas últimamente. Nada de lo que preocuparse. —Yoongi le miró un rato y después dirigió su vista al frente y se encogió de hombros.
—De acuerdo, si tú lo dices...
Y ambos continuaron caminando hasta la estación. Cogieron el mismo tren y a medida que pasaban los minutos Hoseok no sabía si morderse las uñas o tirarse por la ventana del metro. Había cogido el tren que le dejaba cerca del hospital, prácticamente al lado y esperaba que Yoongi se bajase en alguna parada antes que él y que así no descubriese su verdadero destino.
—¿Y en qué trabajas? —no podía evitar no hacer conversación, estaba más que nervioso porque odiaba mentir y eso era lo que estaba haciendo, y en cima a un amigo.
Yoongi le miró algo sorprendido porque estuviese tan interesado y después frunció el ceño ligeramente.
—En un supermercado. —dijo secamente, y además sin mirarle.
—Oh. Yo doy clases de baile. —Yoongi le miró y asintió sin decir nada. Parecía una clara forma de dar a entender que no quería seguir con la conversación. Hoseok suspiró apesadumbrado y se quedó mirando el perfil de Yoongi hasta que ya no pudo evitarlo más.
Cogió aire.
—Mi hermana pequeña está ingresada en el hospital. —confesó.
Yoongi de repente centró toda su atención en sus palabras. —La atropellaron y se rompió las costillas. Lo peor fue que le perforaron los pulmones y por eso está ingresada. Ha sido operada y voy a verla ahora...
Yoongi no dijo nada y Hoseok casi que lo prefirió así, ya que, bueno, estaba a punto de ponerse a llorar.
Para su sorpresa unos flacuchos brazos le intentaron rodear en un intento de abrazo. Él sonrió ante la acción de Yoongi, inesperada, y le devolvió el abrazo con ganas.
—¿Por qué no se lo has contado a alguien que te pueda ayudar? —le dijo en su oído.
Hoseok no comprendió bien y a la hora de separarse se le quedó mirando.
—¿Por qué no se lo has contado a alguien como Jimin, o Jin o incluso Namjoon, que te pueda ayudar?
—¿Qué quieres decir?
—Pues que no se me ocurre ninguna frase bonita de película para animarte. —rió ante sus palabras y ante su tono seco al decirlas, como si realmente hubiese ironía cuando esa no era la intención del interlocutor.
—No hace falta que me digas nada épico. —le consoló. —Pero por favor, cada uno tiene ya su problema, no quiero meter a los demás en esto.
—Vale. —pareció entender a la perfección que debía mantenerse callado.
Sin darse cuenta ya habían llegado casi a su parada.
Antes de que se levantase con los demás pasajeros que iban allí Yoongi le agarró de la manga de su abrigo y le dijo:
—Si tienes algún problema con drogas, habla conmigo.
Los ojos de Hoseok se expandieron ante aquella acusación y dejó de respirar por unos segundos.
—¿Q-qué?
—No creo que las hayas probado, ni mucho menos, pero si alguna vez tienes algún problema de ese tipo, ya sabes con quién hablar.
—¿Por qué iba yo...?
—No lo sé, ni me importa. Pero si esa adicción se produce por algo externo, debemos frenarte. Esas adicciones acaban matándote. —con esas palabras Hoseok asintió y salió del vagón algo asustado. ¿Cómo había Yoongi...?
¿Acaso él había pasado por algo parecido?

The Way We Became StarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora