LXXIX

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Era por la mañana y lo genial es que era viernes.
Se levantó con ganas de ver a los chicos de nuevo y charlar con ellos sobre la situación a la que se enfrentaban.
El día anterior no había hecho mucho, después de haber hablado con Jin se había quedado toda la tarde y noche estudiando para sus exámenes. A pesar de que quedaba mucho tiempo para su examen de ingreso a la universidad quería prepararse adecuadamente. Además, así podía distraerse un poco sobre el asunto con la discográfica que le había vuelto un poco loco. Desde luego su mánager quería hacer de todo menos hacerle la vida fácil. Ese día iría solo a las clases que fuesen a practicar la prueba y después se largaría a la cafetería de Jin a hablar con él sobre el asunto en cuestión.
Desayunó, miró sus mensajes y se fue al instituto.
Se le hizo la mañana eterna pero por fin acabaron sus interminables horas. Decidió ir andando sobre la hora de comer a la cafetería y llegó en unos veinte minutos a la estancia.
Una vez que entró Jin le regaló una enorme sonrisa y le saludó desde el mostrador que se encontraba casi al final del local. Casi corrió para reunirse con él, le saludó de vuelta y esperó a un lado mientras atendía a las personas que querían algún bollo para llevar. Una vez que todas estuvieron satisfechas se acercó a su amigo y éste le dio un abrazo como saludo. Se sorprendió por el gesto pero le devolvió el abrazo con una sonrisa y le preguntó cómo estaba. 
Un hombre se acercó por detrás de Jin, un hombre que era el doble que él y que Jin juntos. Se le quedó mirando unos segundos, asustado y confuso por su mirada atenta.
—Ah. Creo que ya has conocido a mi guardaespaldas.
Namjoon unió cabos de inmediato.
—¿Por lo del acosador? —le preguntó sin mirarle. El hombre daba miedo.
—Sí. Ya está en prisión pero por las moscas se va a quedar conmigo un tiempo más.
Namjoon asintió y devolvió su atención a el chico sonriente.
—Bueno, ¿tienes alguna idea de los demás? —le preguntó, pues no había mirado su móvil desde que se había ido al instituto. Cogió su teléfono para comprobar sus mensajes.
—Todos pueden quedar esta tarde. Les he dicho que nos veamos aquí si les pilla bien y si no, que vayan directamente al vagón. —Namjoon asintió ante sus indicaciones y guardó su móvil.
—Me alegro de que ya hayan metido en prisión a ese hombre. — dijo retomando el anterior tema.
—Sí, ya estoy más tranquilo. —suspiró y se quedó pensativo unos segundos. —Una cosa, Jungkook al final aceptó unirse, ¿verdad?.
—Eh, sí. Eso espero. Esta tarde lo confirmaré pero espero que sí. Le necesitamos.
Jin pareció pensárselo un momento.
—¿Me puedes explicar más despacio lo de tu mánager? —le pidió mientras le invitaba a sentarse en una mesa. Cuando ya estuvieron sentados y acomodados continuó hablando. —No me enteré muy bien por teléfono.
—A ver, él quiere que nos vayamos a América para hacer allí la prueba para entrar en una discográfica mejor que esta, mejor que Big Hit. —hizo una pausa y miró a Jin un momento para comprobar si se estaba enterando. No le gustaba repetir las cosas. —Dice que debemos viajar todos y allí hacerlo todo. Pero no me fío, es muy raro.
—Es como si quisieran dejarnos de lado, llevarnos lejos de su vista.
—Por eso quiero hablarlo con los demás. Es demasiado extraño y también es una oportunidad demasiado buena como para nosotros, que ni siquiera hemos empezado.
Jin asintió ante sus pensamientos. Era demasiado raro todo lo que le había explicado su mánager. Por un lado la discográfica podría estar intentando alejarles de ellos y librarse de ellos de alguna forma. Por otro lado podrían tener una enorme oportunidad de poder debutar en un continente diferente. E incluso podrían aspirar a triunfar allí.
Sería alucinante.
—No me fío. No es que no aprecie una oportunidad así, pero me parece una trampa, un engaño.
—Lo sé, por eso necesito tu ayuda. Tampoco creo que mi mánager vaya a engañarme de esta manera, pero ya no sé que pensar. Desde que vi que hablaba con otro grupo de chicos muchísimo mejor tengo miedo de sus futuros planes.
Jin asintió de nuevo. Después le preguntó si quería algo de comer y se levantó para traer unos batidos de frutas y unas galletas hechas por él mismo. Picaron un poco y charlaron sobre todo lo que había pasado desde que se habían conocido. Namjoon nunca pensó que alguien como Jin fuese a caerle tan bien.
Todo fueron risas y felicidad hasta que entró en la cafetería un chico, con ojeras, y tambaleándose. 
Lo peor de todo aquello era que se trataba de Hoseok.

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