El autobús no tardó en llegar y sus nervios aumentaron en cuanto entraron por esas puertas. Su madre le regañaría por llegar tarde de nuevo a casa, así para escurrir un poco el bulto, mientras iban de camino al hospital le mandó unos cuantos mensajes intentando explicarle que estaba acompañando a un amigo al hospital. Ella no contestó el momento y guardó su móvil algo malhumorado. Se suponía que le iban a hacer más caso debido a lo que había ocurrido, pero parecía que ya se les había olvidado. Sobre sus muñecas había una fina costra que por fin se había formado y lo que hacía era picarle como un demonio, y más cuando estaba nervioso, como en aquél momento. Miró a Hoseok de reojo y respiró hondo. Se había lanzado a la aventura al acompañarle y sabía que a lo mejor no era de su incumbencia estar donde estaba, pero valía la pena. Creyó que Hoseok necesitaría un hombro sobre el cuál llorar y sus instintos le dijeron que le acompañase sin rechistar, y eso había hecho obviamente. Cogió de nuevo su móvil para comprobar que su madre no le había contestado todavía y se acercó a Hoseok que se había sentado en un asiento un poco apartado de él y miraba su móvil como si éste pudiese resolver todos sus problemas. Se sentó a su lado y observó el autobús. Estaba prácticamente vacío, con lo cuál era bueno pues prácticamente nadie necesitaba ir al hospital.
Decidió centrarse en Hoseok que había escondido su cara entre sus manos por la desesperación. Cogió aire para hablar e intentó charlar con él.
—Hoseok...
—Antes de que empieces, gracias de verdad. No hacía falta que vinieras, algo familiar. —los ojos de Jimin se expandieron. ¿Familiar? ¿Y qué hacía él allí? Se sintió tremendamente estúpido por haberse metido en sus asuntos familiares y se hizo un pequeño ovillo en su sitio y evitó la mirada de Hoseok. Además que se había quedado sin palabras.
—L-lo siento, no sabía que tenía que ver con tu familia. Simplemente te vi triste y p-pensé...—se frotó las manos y sintió como sus costras picaban ligeramente. Se tapó aún más con su abrigo y esperó que el bailarín no notase nada extraño.
Una ligera sonrisa dolorosa se formó en sus labios.
—No pasa nada. —le revolvió un poco el pelo y devolvió su vista al frente. —Han atropellado a mi hermana pequeña. —contuvo la respiración porque los ojos de Hoseok se habían llenado de lágrimas. Unas lágrimas que no tenía pensando dejar salir de nuevo. —Mis padres no me han dado detalles de su estado ahora, pero no estaban bien.
—Hoseok lo siento. Yo.., si hubiese sabido que se trataba de algo así no me habría entrometido. De verdad, lo siento mucho.
—No pasa nada, en serio. Así puedes apoyarme, pero por favor no le cuentes nada a los demás. —Jimin le miró un largo rato. ¿Porqué no quería contarles nada? ¿No se suponía que eran amigos? —No quiero que tengan más problemas de los que ya tienen. Ni tampoco preocuparles.
—Pero son tus amigos. Cuando te vean decaído se preguntarán por qué. No son idiotas.
Hoseok se giró para mirarle a los ojos y no dijo nada más.
Se mantuvieron en un silencio sepulcral hasta que el autobús paró en su destino. Bajó detrás del bailarín y le siguió desde muy cerca. Entraron y Hoseok fue disparado a recepción para preguntar sobre su hermana. La mujer que estaba al otro lado del ordenador le informó de la situación y Jimin pudo oír algunas palabras sueltas. Al parecer a su hermana en aquél momento la estaban operando. Resultaba que al darse aquel golpe con el coche se le habían fracturado las costillas y estaba siendo operada porque temían que algún trozo de aquellas costillas rotas hubiese perforado algún pulmón. Le dijo también donde se encontraba la sala de espera, donde probablemente estarían sus padres y ambos salieron disparados hacia aquel lugar. Con cada paso notaba los nervios y la ansiedad de Hoseok aumentar. Notaba cómo la desesperación y la tristeza entraban en su cuerpo y le poseían como un mal espíritu.
Cuando llegaron por fin a la sala, después de perderse unas cuantas veces en el inmenso hospital, Hoseok corrió hacia donde estaban sus padres. Les abrazó y Jimin se quedó algo apartado para que hablasen y se diesen el apoyo familiar que necesitaban.
En su caso decidió quedarse en una esquina apartado, al lado de la puerta, y menos mal que no se había alejado de la salida pues su móvil empezó a sonar insistentemente. Salió de la sala para no molestar a nadie y cogió el teléfono.
Se trataba de su madre.
—Jimin, ¿qué estás haciendo? Es muy tarde.
—Te he mandado mensajes diciéndote que estaba acompañando a un amigo al hospital.
—¿Ha ocurrido algo en la clase de artes marciales?
—No, es un amigo que no va a clase.
—¿Y qué estabas haciendo con ese amigo en vez de estar en tus clases?
—Te dije que otro amigo estaba pasando un mal momento y te dije que le íbamos a comprar una tarta e íbamos a ir a su casa. ¡Os avisé a los dos! —su tono era de indignación total, y su madre parecía querer encontrar una razón para reprocharle lo que estaba haciendo.
—Bueno, que sea la última vez que faltas a tus clases sin previo aviso. Si nos avisaste debiste de asegurarte que nos enterábamos. —Jimin quiso replicar, pero sabía que no serviría de nada. —¡Y encima estás faltando cuando en nada es tu actuación para entrar en la Academia de baile! ¿No tenías mejor momento para vaguear? —entornó los ojos sabiendo que no le podía ver y cogió paciencia de a saber dónde.
—Estaré de vuelta en casa sobre las doce. —le dijo y colgó despidiéndose de su madre y sin hacer caso a lo que le decía a gritos.
Volvió a la sala de espera y se encontró a la familia sentada en los asientos, nerviosa y esperando nuevas noticias. Al verle entrar Hoseok se levantó y sin decir nada le abrazó. Jimin le devolvió el abrazo con fuerza y mucho cariño imaginando que podía estrujarle lo suficiente como para que toda la tristeza saliera de su cuerpo. Después de eso se miraron y Jimin no dijo absolutamente nada. Los ojos de Hoseok se llenaron de lágrimas y Jimin le volvió a rodear con sus brazos.
Al final sí que necesitaba un amigo.
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The Way We Became Stars
JugendliteraturYoongi, un chico solitario y en problemas con idiotas de la calle. Namjoon, un artista pequeño intentando brillar a pesar de el mundo corrupto de la música. Hoseok, un bailarín fantástico que nunca es suficiente para las discográficas. Jin, un chi...