XCIII

0 0 0
                                    

Se sorprendió bastante al escuchar que Hoseok no iba a venir a la cita.
Pero a pesar de eso se sentía bien consigo mismo, había conseguido hacer algunas canciones y a Yoongi le habían gustado. Desde luego ese iba a ser su día.
Había estado pensando durante el fin de semana sobre la oferta de su mánager y finalmente le había llamado algo agitado. Le dijo claramente y de la mejor forma que supo que no tenía intenciones de ir a América con su grupo, que acababan de empezar y necesitaban mejorar. Para su sorpresa su mánager se lo tomó muy muy mal. Le recordó cuando él de pequeño hacía planes con sus amigos y de repente llegaba su madre y le decía que se iban a visitar a la abuela. Algo que en definitiva le frustraba en sobremanera, casi como le había ocurrido a su mánager, algo realmente sospechoso. No quiso darle muchas vueltas y se quedó esos días creando música, o al menos intentado transformar sus sentimientos en algo que sonase bien.
Ahora se encontraba allí, con casi todos los miembros reunidos, exceptuando a Taehyung que estaba de camino a ver a su abuela y Hoseok, que aparentemente había faltado porque estaba indispuesto.
—Bueno, con o sin Hoseok tenemos que seguir con lo que íbamos a hacer. Si no lo hacemos ahora no lo haremos nunca. —les aseguró mientras se levantaba y se volvía a colocar su ropa de invierno que había dejado en el respaldo de la silla. Los demás hicieron lo mismo.
Observó de reojo a Jungkook que no dejaba de mirar el suelo con los ojos muy abiertos, como cuando te quedas pensando en tus cosas y eres completamente ajeno a tu alrededor. Se acercó a él y le colocó una mano en su hombro intentando reconfortarlo.
—¿Todo bien? —Jungkook pareció sorprendido por la pregunta y asintió rápidamente y volviendo ligeramente a su timidez.
—S-sí. Es solo que no me lo creo. —rió falsamente intentando destensar su cuerpo ya que lo había notado por su agarre en su hombro. El chico estaba completamente asustado. —Llevo tantos años con lo mismo que no me creo que por fin...por fin se a-acabe...—suspiró sonriendo más abiertamente. —Volveré a amar la música como antes...—le susurró esperanzado.
En ese momento Namjoon comprendió muchas cosas. Jungkook había pasado (como bien había dicho él mismo) muchos años con ese hombre dándole clases y al ser tratado siempre de aquella manera había hecho que su odio por él de reflejase en la música. Jungkook la amaba, la amaba con locura por eso había aceptado hacer un grupo con ellos, para por fin amar la música plenamente y no odiarla por un gilipollas.
Respiró hondo y le pasó un brazo por los hombros. Jungkook no se quejó y caminaron así hacia la Academia. Yoongi y Jimin ha se sabían el camino y cuando llegaron Yoongi sonrió por el cartón que habían colocado en la ventana rota y Jimin se escandalizó.
—¿Has visto lo que has hecho? —le preguntó Jimin enfadado al rapero. El otro alzó las manos en forma de rendición y sonrió socarronamente.
—No me vengas con tonterías. Amaste aquella noche. Los tres lo hicimos.
Jimin cerró su boca y se dirigió al interior del edificio. Los demás le siguieron riéndose por lo bajo.
Cuando por fin entraron en el edificio Jungkook pareció hacerse pequeño y se encogió un poco agarrando fuertemente su mochila. Se agarró de los brazos y Namjoon pudo notar que sus piernas intentaban temblar.
—Jungkook, ¿estás bien? —preguntó seriamente. Su tono hizo que Jin se girase también para ver qué le ocurría al chico. Le agarraron cada uno por un brazo para que se soltase pero estaba ejerciendo tanta presión que les resultó imposible.
—Sí. Vamos. —les dijo secamente avanzando de repente hacia las escaleras.
Jin y él se miraron algo perplejos por su actitud pero le siguieron sin mencionar su comportamiento.
Cuando llegaron a la clase de Jungkook se asomaron un poco. El chico agarró fuertemente sus brazos. Ése debía ser el hombre: un cuarentón rechoncho y con ligera perilla. Estaba sentado detrás del piano tocando delicadamente. Se colocó sus gafas cuadradas y suspiró. A simple vista no parecía muy agresivo.
—Jungkook, ¿qué tal si entras tú solo?—le preguntó Yoongi percatándose del estado de nerviosismo del chico.
—Pero, ¿no venís conmigo? —preguntó.
—Vamos a ver si realmente te hace algún daño. —le respondió Yoongi con su grave y calmada voz. Realmente parecía afectado con el estado del chico.
—¿Cómo? ¿No confías en mí? ¿No me crees?
—Te creo. Lo sabes. —le dijo de repente. Yoongi a veces la cagaba bastante. —Todos te creemos, no tiene sentido que mientas con algo como esto. —hizo una pausa mirando al rapero de nuevo. —Tal vez Yoongi quisiera decir que queremos pillar al hombre en la peor de sus facetas. Si vamos de buenas ahora, probablemente se volverá en tú contra y negará cualquier cosa que te haya hecho. —le miró fijamente. —¿Lo entiendes? —el chico asintió. —En cambio, si realmente le pillamos...
—Vale. —respondió secamente y mirando hacia la clase. Entró directamente y ellos se apartaron de la puerta para que el hombre no les viera. Cuando la cerró al pasar esperaron un poco y después se asomaron a la pequeña ventana de cristal que había en la misma. Ahí podían ver a la perfección a Jungkook sentándose en una banqueta en frente del hombre.
No podían escuchar prácticamente nada ya que la clase estaba perfectamente insonorizada para que no se escuchase nada desde fuera. Pero para su suerte podían observar con cuidado de no ser descubiertos. Le dieron a Jimin el puesto de espiar por ser el más bajito y también el más joven. Si le descubrían a él probablemente sería menos sospechoso que si pillaban a Jin o a Yoongi.
Y así estuvieron nada más que unos minutos hasta que se escuchó el primer golpe y fuer realmente fuerte.
—¿Qué ha pasado? —preguntó Jin muy alarmado.
—¿Jungkook ésta bien? —preguntó a la vez él.
Jimin frunció el ceño y cogió la manija de la puerta. Antes de abrirla dijo:
—Le ha tirado al suelo después de darle una torta.

The Way We Became StarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora