Se levantó aquella mañana cansado de nuevo, pero animado. Saludó a su madre, desayunó, se preparó y se fue a sus clases de por la mañana. El día anterior se lo había pasado bastante bien con su grupo, le habían apoyado con sus inseguridades y habían continuado practicando y riendo toda la tarde. Había echado en falta a Jin y esperaba que no tardase en reincorporarse a ellos.
Mientras estaba en sus clases se puso a pensar en su mánager. No estaba muy seguro sobre sus las decisiones que este iba a tomar y temía que fuese a reemplazarlos por un grupo ya formado y especializado en vez de darles una oportunidad. Respiró hondo, debía pensar positivo como Hoseok pero le era bastante difícil. En el campo de los negocios siempre se debía tener en cuenta que lo único que realmente les importaba a los empresarios eran los beneficios y los costes, y eso debía hacérselo saber a los demás miembros. Sabía que estaba en una cuerda floja a punto de caerse. Si esos estúpidos americanos no hubiesen resultado ser una farsa, todo habría sido diferente. Él podría estar ahora en lo más alto, vendiendo en América e incluso de gira, pero las cosas se habían torcido y estaba a punto de ser reemplazado por un grupo que no conocía nadie. A él al menos se le había mencionado en alguna revista y eso era ya un avance. Se frustró consigo mismo pues tenía que escuchar a sus pesados profesores hablar sobre el acceso a la universidad y el importante examen al que iban a tener que enfrentarse y eso también le enfadaba. Un trabajo le parecía algo muy importante pero él no quería trabajar en una empresa y ser el hombre aburrido y cansado que estaba todo el día sentado en una silla mirando su ordenador. Él quería subirse a un escenario, ver mundo, sentir la vibración de la música en sus poros, hacer retumbar el suelo con su voz y hacer temblar a las personas que lo escuchasen. Quería llegar lejos, no quería quedarse en las puertas, y lo conseguiría, trabajaría el doble de duro para alcanzar sus objetivos.
Sin darse cuanta su día de clases ya habían acabado y decidió marcharse a casa de inmediato. Ese día no quiso acercarse a el vagón de Jin, y nadie le le mandó un mensaje de que fuese a ir, así que ese día nadie practicaría. Respiró hondo cuando llegó a casa y comió con su madre. Después se encerró en su cuarto y se puso música. Estaba siendo un martes de lo más aburrido y no sabía qué hacer. Decidió mandarle unos cuantos mensajes a Jungkook para comprobar si todo estaba bien. Ya no solo necesitaba ese chico para si grupo si no que ahora su seguridad peligraba y no solo la de Tae y él, si no también la de Yoongi. Si los padres de los chicos se ponían a investigar a las personas con las que últimamente habían estado darían con ellos al momento y Namjoon temía que Yoongi tuviese algún que otro delito en su historial. No podía arriesgarse a que metiesen entre rejas a un miembro de su medio grupo y más cuando aún no podían considerarse banda, les daría al público una imagen que prefería no dar. Se puso a pensar entonces que debía avisar a los demás lo que era realmente convertirse en un Idol y lo que era ser un personaje público. Debía informarles de la cantidad de cosas que podrían hacerles a su imagen, la cantidad de cosas que harían con sus caras y debía avisarles de muchas otras cosas que debían saber antes de meterse donde se estaban metiendo.
Decidió no pensar más en eso y se puso a estudiar, sabía que quedaban muchos meses para el examen de acceso pero quería llegar preparado y de sobra. Sabía también que habría días que no tendría tiempo por estar practicando con su grupo, así que prefirió aprovechar esa tarde que tenía libre y empolló todo lo que pudo.
ESTÁS LEYENDO
The Way We Became Stars
Teen FictionYoongi, un chico solitario y en problemas con idiotas de la calle. Namjoon, un artista pequeño intentando brillar a pesar de el mundo corrupto de la música. Hoseok, un bailarín fantástico que nunca es suficiente para las discográficas. Jin, un chi...