LXI

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Entraron en el coche de Policía.
Sus manos temblaban y las decidió esconder en su chaqueta rápidamente. Era probable que le estuviese dando un ataque de algún tipo, ya podía ser de nervios de ansiedad, de lo que fuera pero estaba nervioso, ansioso. Se sentó al lado de Jungkook que se había quedado estático al ver a los policías rodearles. Le miró de reojo y no percibió ningún movimiento por su parte pero notó que todo su cuerpo estaba en tensión. Se quedó un momento mirando sus ojos, perdidos en algún lugar lejano de sus pensamientos y volvió la vista a la ventana del coche. Unos tres policías estaban haciéndole preguntas a la recepcionista que en un principio les había ayudado y estaba de su parte. Cogió aire entrecortadamente y sintió como su cuerpo se quedaba helado en el enfriado coche. Se cubrió un poco con sus manos, aunque supo que eso no serviría de nada. Observó cómo la mujer hablaba con los oficiales naturalmente, como si ella no les hubiera ayudado ni hubiese sido cómplice de su escapada. Los observó un rato y después sus pensamientos volvieron a Jungkook. ¿Qué le había ocurrido en la habitación? ¿Porqué se había desmayado? ¿Estaba bien de verdad? Cuando había intentado avisar a los policías sobre la salud de su amigo no le habían prestado atención y los habían hecho recoger sus cosas y les habían metido en el coche sin explicarles nada. Parecía que no hacía falta que ellos mismos les explicaran nada pues ya lo estaba haciendo la recepcionista por ellos.
Se dio la vuelta y se cambió al asiento del medio para acercarse a Jungkook. Se quedó mirándole y al notar que no reaccionaba se intentó calentar soplando en sus manos vaho, de poco sirvió.
—¿Estás bien?
Tae se sorprendió ante la repentina pregunta por parte del chico de la mirada perdida.
—S-sí. Bueno estoy algo nervioso por mi familia, ¿sabes? No sé cómo están, y no quería que se preocupasen y yo...tengo un poco de miedo.
—¿Un poco? Estás temblando. —notó una ligera sonrisa en su rostro pálido.
—Bueno, tú te has desmayado hace un momento.
Hubo una pausa en la que pareció que Jungkook perdía la poca energía que le quedaba.
—Pensaba que te ibas a ir. Que ibas a huir de mí. Que él...—tragó saliva y sacudió su cabeza como queriendo apartar los pensamientos que le acosaban. —...que ibas a dejarme solo con él. Que todo había sido una farsa, yo...
—Jungkook. —se acercó a él abrazando más su cuerpo y esperó a que sus ojos se encontrasen para comenzar a hablar. —Somos amigos, ¿no? —Jungkook se quedó unos segundos pensándolo y asintió repetidas veces. —Entonces te ayudaré con tu problema, en serio, lo prometo. —sonrió y le enseñó uno de sus meñiques. —Te lo prometo con el meñique.
—¿Con el meñique?
—Sí. Así hacemos las promesas en mi familia.
—¿Y porqué? No entiendo. ¿Porqué no otro dedo?
Rió ante la respuesta del chico y sonrió abiertamente.
—Eso, exactamente, me lo han preguntado mis dos hermanos. Verás, tenemos una vena en el meñique que va directamente al corazón. —el ceño de Jungkook se frunció. —O eso dicen. En fin, la cuestión es que si entrelazamos los meñiques estaríamos haciendo una promesa de corazón.
Jungkook se le quedó mirando unos segundos, y entrelazó con él su meñique. Sonrió ligeramente cuando una risa contagiosa salió de sus labios. Tae volvió a su lugar en el coche Policía al lado de la ventana y se quedó observando a los coches de patrulla que había detrás de ellos y delante. Por una vez se sintió como un príncipe, siendo escoltado por la policía hasta su palacio. De repente recordó a sus hermanos y se arrepintió de estar imaginándose situaciones estúpidas. Suspiró y miró a Jungkook que observaba desde su ventana, distraído, parecía que había vuelto pero no sabía por cuanto tiempo. Esperó a que los hombres entrasen en el vehículo y cuando lo hicieron sintió como su estómago se contraía y se quejaba, no había sido buena idea el whisky el día anterior. Se empezó a sentir enfermo y miró a los policías con los ojos medio idos. Cuando ambos hombres se sentaron en sus lugares y se giraron para mirarles notaron lo blancos que estaban sus labios y él asintió antes de que le preguntasen nada.
—Espera un segundo, será rápido. No empieces sin mí. —escuchó a uno de los policías avisar al otro. Salió del coche y Tae salió después de él. No miró a Jungkook pero supuso que ya intuía lo que le ocurría. Se apartó un poco de la carretera y empezó a vomitar sin control. Sintió como la poca comida que había comido aquellos tres días salía de su cuerpo en tropel y dejaba su cuerpo débil y tembloroso, al borde del colapso incluso. Sólo habían podido disfrutar el día anterior de una comida completa y su cuerpo lo había notado. Cuando terminó de vomitar el policía le miró con ojos de entendimiento, le ofreció un pañuelo de papel para que se limpiase los restos de la boca y con asco en sus labios se quitó lo que se había quedado en su rostro. Encorvado volvió al coche, se sonó la nariz y se guardó el pañuelo sucio en uno de los bolsillos de su chaqueta. Respiró hondo y entró tranquilamente. El hombre le siguió al momento y cuando ya estuvieron los cuatro en el coche empezó el tan esperado interrogatorio.
—¿Se puede saber qué pasó por vuestra cabeza para hacer esto? —preguntó el hombre al volante, parecía ser el poli bueno.
—¿Estáis chalados niños? —el que le había acompañado parecía malhumorado y definitivamente se llevó el apodo de poli malo.
—Solo quería correr, huir. —contestó Jungkook intentado justificarse.
—Sí, tú, ¿y tu amigo? —todas las miradas se dirigieron hacia él y sintió por una vez en su vida que aquellas miradas le mataban, quemaban su piel hasta llegar a lo más profundo de su corazón donde se guardaba la culpa que lo estaba aplastando.
—Yo, no tengo excusa. Quería huir de todo...
—Bueno, no nos importa, ¿verdad? —dijo el poli malo girándose para mirar al frente.
—Sí nos importa, es nuestro trabajo.
—No, nuestro trabajo era encontrarlos. Ya lo hemos hecho, ahora volvamos con sus familias. Estoy seguro que ellas sí que querrán saber la razón de esta extraña escapada. —Jungkook suspiró y se acomodó en el asiento trasero. Parecía como si todos sus planes hubiesen ido al traste por un pequeño desajuste. Miró sus manos y se quedó unos segundos así, le calmaba pensar que a partir de ese momento él estaría bien, Jungkook conseguiría ser feliz y él podría dejar de preocupar a su familia de una vez.
—Pararemos de camino para darles algo de comida de verdad, pareciera que no hubiesen comido en días. —el poli malo les dio una mirada rápida de arriba a abajo y devolvió la vista al frente. Les esperaba un largo camino de vuelta.

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