LXVI

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No había dormido en toda la noche. Tampoco hubiera podido de haberlo intentado. Cogió aire y se levantó de su cama y se dirigió al baño. La vida le pesaba, la vida era una mierda. ¿En qué momento todo se había tornado tan gris? Se metió en la ducha e intentó relajarse, pero ni siquiera el calor reconfortante le hizo serenarse. Salió, se vistió y se miró al espejo. Era el mismo de siempre o eso creía. Todo seguía igual a como lo había dejado el día anterior, el problema era que el diferente era él. Se mantuvo estático unos segundos mientras observaba su reflejo. Se quitó el plástico que se colocaba en la muñeca vendada para no mojar nada y lo tiró sin importarle donde caía. Quitó el vaho del espejo y entonces pudo verse adecuadamente. Se arrepintió al momento pues la imagen que el espejo le ofrecía no era él. En el espejo se podía apreciar un chico, de su misma edad, de su misma altura, pero de ojos cansados, pensamientos revueltos y vida revolucionada. ¿Cómo en unos segundos todo se había tornado tan extraño y horrible?
Se puso a pensar en la noche anterior cuando Jimin le había acompañado al hospital sin saber si quiera porqué él se dirigía allí.
Jimin.
Él sí que era un amigo, uno de verdad. Después de las once se fue hacia su casa ya que Jimin vivía muy lejos y tardaba muchísimo entre los transbordos y todo ese lío. Él le agradeció que le acompañase y se despidieron. Mientras esperaba las noticias de su hermana le llegaron mensajes aleatorios de Jimin, preguntándole cómo estaba y que se quedase tranquilo que él no contaría nada a nadie sobre lo que estaba sucediendo. Eso le hizo aflojar un poco el cinturón que amenazaba con ahorcarle en aquellos instantes, pero no quitarlo del todo.
Cuando ya rodaron las cuatro de la mañana un doctor salió de urgencias y les informó de lo sucedido. Entre el alboroto, los lloros de su madre y las preguntas de su padre solo pudo quedarse con que ella estaba estable. 
Su hermana estaba estable.
Se alejó un poco y se sentó en la silla de nuevo. Ni sus padres ni el doctor le exigieron estar presente o atento ante la información pero pudo escuchar a trozos lo que decían. Se había fracturado unas costillas...y se las habían recolocado y habían cerrado el agujero en su pulmón. Todo parecía ir en orden y ahora solo les quedaba esperar a que se despertara. En nada estarían de vuelta en casa, o eso es lo que le aseguraron sus padres aquella noche a pesar de que en aquél momento se encontraba él en su casa, solo. Sus padres habían decidido quedarse a dormir en el hospital al lado de ella y por falta de espacio le habían mandado de vuelta a casa para que se duchase y comiese un poco. Él tampoco pudo negarse y tuvo que regresar a su desolado y vacío hogar. Había intentado dormir pasadas las cinco, pero no lo había conseguido. Se había quedado despierto pensando que tal vez mientras él estaba ahí tumbado tranquilamente en su cama su hermana estaba en el hospital luchando por su vida. De cualquier forma se tumbó en su cama con el móvil en las manos y para distraerse estuvo buscando información sobre los chicos desaparecidos. Intentó sonreír cuando leyó que ya había sido encontrado (el chico el cuál sus padres habían denunciado a la Policía, claro) pero no lo consiguió y decidió buscar información sobre donde los habían encontrado, haciendo qué. Para su sorpresa había pocos detalles del incidente. Algo que esa misma mañana había resultado ser tan llamativo e importante parecía que había perdido toda su gracia. Miró en páginas de periódicos y en toda clase de medios de comunicación para enterarse de lo ocurrido, incluso intentó escuchar las noticias en la radio, pero parecía que no quisiesen mencionarlo en ningún lado. Suspiró, buscó de nuevo la página en donde había leído previamente que los habían encontrado y leyó más. Resultaba que al haberse tratado de una estúpida escapada de adolescentes no querían anunciarlo en las televisiones por que se trataba de un tema menor. Simplemente anunciaron que había sido encontrado y que en los próximos días la familia estaría reunida y que estaban todos muy felices de que no le había pasado nada y muchos mensajes más de apoyo. También le sorprendió no encontrar la menor mención sobre Jungkook el cuál había avisado de adónde se dirigían y el cuál les había dicho que no dijesen nada a nadie.
Volvió su vista al espejo. Todo eso fue lo que pasó la anterior noche, pero ya era de día, ya era una nueva mañana y debía ir a clases y continuar con su vida. Bueno, a lo mejor se saltaba las clases. Pero estaba claro que iría a bailar, lo necesitaba. También era su trabajo y no podía dejar solo a su nuevo estudiante el primer día. También quería ver a Jimin y que le abrazase y bailar junto a él y olvidarse de todo aunque fuese un tiempo. Respiró profundamente, se fue a la cocina y se quedó mirando fijamente uno de los muebles. No estaba seguro de poder bailar como siempre, de poder sentir como siempre, de poder ser como siempre. Sabía que estaba poniendo de excusa a su hermana pero es que lo necesitaba, enormemente. Le prometió a sus padres no volver a hacerlo, pero es que lo que estaba ocurriendo a su alrededor se lo estaba pidiendo, se lo estaba exigiendo.
Abrió el armario y cogió las pastillas. Se las quedó mirando unos segundos y no apartó su mano de la puerta del armario. Mantuvo éste abierto mientras observaba la caja con las pastillas. Si cerraba la puerta sabía que volvería a entrar en el mismo estado que había sufrido hacía unos años. Si cerraba la puerta del armario se abriría el Hoseok que había decidido abandonar hacía unos años. ¿Estaba dispuesto a cerrar esa puerta?
Finalmente la cerró, pero no sin antes colocar las pastillas en su sitio. Ese Hoseok debía permanecer encerrado en esa caja, en ese armario, junto a las pastillas.
Regresó a su cuarto y le mandó unos cuantos mensajes a Jimin, informándole de los horarios de las clases y avisándole de que empezaban a las nueve de la mañana. Él no respondió y le mandó también otro mensaje diciéndole que todo estaba bien, al menos de momento. También le mandó un mensaje en el que decía que las clases acababan a las cuatro y media. Esperaba poder ver a Jimin aquél día, necesitaba ahora más que nunca el apoyo de un amigo.

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