—¿Jungkook, cómo empezaste a estudiar música fuera del colegio? —le preguntó curioso. Le estaba costando más de lo que había pensando que esos dos hablasen un poco. Jungkook estaba ido y Yoongi parecía no tener el menor interés en el pobre chico que estaba sentado a su lado. Suspiró algo cansado. Como cualquier otra había sido un día sin parar, de un lado para otro, estudiando, conversando, entrenando, bailando...¿Algún día podría descansar?
—Me gusta la música desde muy pequeño, y cuando mi madre me escuchó cantar, bueno, me metió en una Academia privada para perfeccionarla. —Yoongi asintió ante su respuesta y se cruzó de brazos, aparentemente porque tenía frío.
—¿Y practicas a capella o...?
—No, no. Normalmente mi tutor toca el piano y yo intento que mi voz vaya justo a la par que él. —intentó explicar, aunque él notó que no le gustaba hablar mucho sobre el tema de su academia. Tal vez iba obligado y sí le gustaba la música pero no estudiarla tan estrictamente. Jimin le sonrió y de repente Yoongi pegó un salto y se incorporó en su asiento. Dirigió toda su atención a Jungkook que se asustó por su cambio de actitud tan repentina.
—¿Piano? ¿Has dicho piano?
—¿S-sí?
Ahora era a él a quién estaba mirando fijamente y con unos ojos brillantes y ansiosos.
—¿Me puedes llevar allí?—le preguntó a Jungkook. Él se pensó unos segundos la respuesta.
—¿A la academia?
—Sí, donde esté el piano. Me da igual como lo llames. —Jungkook asintió ante lo que le dijo.
—Estará cerrada a estas horas...—dijo poco convencido mirando atento el entusiasmo de Yoongi. Se podía notar que Jungkook se estaba empezando a sentir algo fuera de lugar, algo apartado y estaba empezando a temblar cada vez más. ¿Qué pasaba con su academia que le hacía comportarse así? ¿O tal vez era Yoongi? Tragó saliva y prestó extrema atención a la conversación.
—...además no dejan entrar a cualquiera para que toque los instrumentos que quiera. Tienes que pagar.
—Ya. ¿Sabes llegar desde aquí? —Jungkook le miró unos segundos confuso y desconcertado. Él simplemente pudo encogerse de hombros e indicarle que contestase a Yoongi lo antes posible pues algo que realmente era, era poco paciente cuando algo se le metía en la cabeza.
—Sí claro. Está a unos cuantas calles hacia abajo de aquí. Estaríamos en unos diez minutos...
—Perfecto, vamos. —Yoongi se levantó haciendo mucho ruido con la silla y eso le alertó y le hizo agarrar al chico de su chubasquero para retenerle. Sus pequeños ojos se fijaron en él con fuego y ambición.
—¿Qué quieres hacer? —le preguntó seriamente. Yoongi le sonrió pícaramente y le dijo que se levantase y fuesen rápido.
—Vamos a hacer música. ¡Venga!
Jungkook se quedó estático mientras los dos se levantaban. Mientras Yoongi iba hacia la salida se acercó a su lado y le dijo que se iban a ir a su Academia, por si no se había enterado.
—Ya. Pero, ¿qué pretende hacer allí? —preguntó con un deje asustadizo. Jimin pudo intuir que definitivamente Yoongi le aterraba, pero no por ser peligroso o algo parecido, sino por no poder saber lo que iba a hacer a continuación pues era tan imprevisible que a veces asustaba. Pero debía admitir que era único, y a él le caía bien así.
—Música, me ha dicho. —respondió mientras empujaba su silla hacia atrás para que saliera de su atolondramiento y les acompañase. Jungkook se levantó y él le dio una pequeña torta de broma, haciendo que se enfadase y le mirase un poco molesto.
—¡Vamos! Ya verás como te lo pasarás bien. —Jungkook miró hacia otro lado. Supuso que dejarse llevar por dos chicos mayores que él y ligeramente locos debía de asustarle. —Confía en mí. Llegarás entero a casa. Solo vamos a echar un vistazo por si algún día podemos colarnos. ¿Vale? —el menos asintió y él sonrió triunfante.
Siguieron a Yoongi hasta el exterior y después fue Jungkook quien les guió unas calles más abajo del local hasta que llegaron a un enorme edificio moderno y de tres plantas.
—Wow...—susurró Yoongi. —Tu familia tiene dinero.
Jungkook, que había seguido caminando hacia las puertas, volvió hasta donde estaban ellos dos mirando el edificio y alzó el rostro para observarlo también.
—La verdad es que no. Lo poco que gana mi madre y con un poco de mi padre se lo gastan en mi formación artística. —agachó su rostro y se quedó mirando sus pies, probablemente recordando algo doloroso. Se acercó a él y le colocó una mano en su hombro, haciéndole ver que no se encontraba solo. Cuando sus miradas se encontraron Jimin sonrió y poco después Jungkook hizo lo mismo.
—Venga, quiero coger ese maldito piano ya. —Yoongi caminó hasta las puertas e intentó pasar por ellas, obviamente estaban cerradas. Se frustró y empezó a andar hacia la parte trasera de la academia oscura y tétrica. Cuando se encontraban todos detrás del edificio, donde había menos luz, Yoongi se acercó nervioso a Jungkook.
—¿Hay cámaras?
—¿De seguridad?—preguntó el chico.
—No, de fotos. —aquella contestación no le gustó nada y le dirigió una mirada reprobatoria a Yoongi que suspiró y relajó sus hombros. —¿Hay cámaras de seguridad, Jungkook?—dirigió su mirada a Jimin y él asintió dándole el visto bueno. Yoongi asintió de nuevo y miró expectante a Jungkook esperando una respuesta negativa.
—No he visto ninguna nunca. Como mucho debe haber en los despachos. —Yoongi asintió felizmente y se dio la vuelta. Encaró una ventana y con una risa y su codo rompió el cristal sin mucha dificultad.
—¡¿Qué estás haciendo?! —gritó Jungkook cogiéndole de los hombros.
—¡Cállate idiota! —le murmuró enfadado Yoongi mientras se quitaba los pedacitos de cristal que se le habían pegado a la ropa.
—¿Qué pretendes hacer ahora? —le preguntó él, ahora un poco asustado.
—¿No es evidente? Entrar.
Le agarró uno de sus hombros para detenerle y le miró fijamente.
—Creo que estás yendo demasiado lejos. —le advirtió.
—Creo que llegas tarde. Deberías haberme dicho eso antes de que rompiera la ventana. —y con eso rompió algunos cristales más y entró en el edificio.
Jungkook y él se quedaron paralizados. Al notar que no iban detrás de él, abrió la ventana y les dijo que entrasen con él.
—Esto está mal...—murmuró casi sin fuerzas. —Pensaba que solo querías verla y colarte mañana cuando estuviese abierto.
—A mí ni siquiera se me había ocurrido eso...—dijo Jungkook detrás de él.
—Esto es allanamiento. —soltó intentado que sus palabras causaran algún efecto en el chico con las orejas cubiertas de esparadrapo.
—Solo quiero tocar un poco el piano. Tampoco hagáis de esto un drama. No es la primera vez que lo hago, ¡vamos!—y caminó hacia dentro despreocupadamente, como si estuviese en su casa.
Vale, Yoongi realmente estaba loco.
Pero los locos eran geniales.

ESTÁS LEYENDO
The Way We Became Stars
Fiksi RemajaYoongi, un chico solitario y en problemas con idiotas de la calle. Namjoon, un artista pequeño intentando brillar a pesar de el mundo corrupto de la música. Hoseok, un bailarín fantástico que nunca es suficiente para las discográficas. Jin, un chi...