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Ese día tenía solo dos clases, así que asistió a ambas y en cuanto acabó se fue a la Academia a practicar. Hacía un tiempo que daba clases a todo el que quisiese aprender y así conseguía un poco de dinero para pagarse sus cafés, sus bollos y alguna escapada al cine. La verdad es que le gustaba enseñar, pero le gustaba más trabajar con personas que ya sabían lo que hacían. Realmente le satisfacía hacer coreografías y enseñarlas a los demás, enseñarlas al mundo. Amaba su trabajo y su Academia. Llevaba allí desde que era muy pequeño y conocía a todo el mundo.
Ese día cuando llegó le avisaron que había un chico que le había solicitado como profesor y que empezaría el jueves con él. Ante las noticias ofreció una sonrisa y continuó su camino. Practicó con sus compañeros y después se quedó bailando y creando un nuevo baile para él mismo. Sabía que nadie más lo vería pero le gustaría que pudiese bailarlo con Jimin. No es que fuese un baile por parejas, es más, todos harían los mismos movimientos que él, pero con la colocación adecuada se vería fantástico. Claro que nadie practicó con él, era su baile y él podía elegir con quien bailar. Además que muchos de sus compañeros no tenían mucho interés porque no lo vería nadie al fin y al cabo.
Cuando terminó de practicar su baile personal (que esperaba enseñárselo algún día a Jimin) se fue a comer. Mientras se comía un bocadillo que se había preparado antes de salir un mensaje le sorprendió.
«Holaaa!! Dónde me dijiste que bailabas?»
Era Jimin.
«Hoy han cancelado mis clases de esgrima y tengo la mitad de la tarde libre. Puedo pasarme a bailar un rato?»
«Claro!!»
Le contestó al momento y le envió la dirección.
Jimin no tardó en aparecer por la puerta sonriente después de unos minutos. Llevaba consigo su enorme mochila de deporte. Nada más llegar soltó la mochila y le saludó con un abrazo. Después mientras calentaban un poco, Hoseok le hizo algunas preguntas.
—Oye, solo por curiosidad, ¿cómo conociste a Yoongi? —las ganas de saber como se habían conocido le habían estado matando esos últimos días. Los dos habían hablado por encima sobre una noche, pero no habían especificado qué era lo que había ocurrido, y él no podía evitar meterse, pues le resultaba de lo más curioso, ya que si no hubiese sido por Jimin jamás hubieran encontrado al famoso e imposible de encontrar Agust D.
—Es una larga historia que no sé si puedo contarte.
—¿Porqué no ibas a poder? ¿Es algo personal? —le preguntó sin darse cuenta de que a lo mejor estaba siendo un poco directo y desvergonzado.
—Algo así. No es algo que pueda contar sin la presencia de Yoongi. Creo que es mejor que te lo contemos los dos más adelante. —le dijo mientras se acercaba al espejo de la sala y estiraba y practicaba algunos movimientos.
Le había incomodado, las preguntas le habían incomodado demasiado y había huido de ellas. Se había pasado, si no quería hablar del tema debía dejarle y no agobiarle.
Puso la música y le pidió que se centrase en sus movimientos, quería que bailase junto a él su baile. Al principio a Jimin le costó un poco clavar algunos pasos pero nada que él no le pudiese enseñar. Al cabo de dos horas los dos estaban danzando prácticamente a la vez y sintiendo la música en sus venas. Sus brazos, sus piernas, sus músculos, todo iba al ritmo de la melodía y a la vez sus dos cuerpos. Una vez que se acabó la canción se quedaron respirando con dificultad. Jimin le miró sonriente y se acercó a él.
—Deberías enseñarle este baile a los demás. Sería genial para nuestra representación dentro de cuatro meses. —propuso Jimin.
—Estaba pensando en ello. —le informó. —Pero no estoy seguro de que todos sean capaces de aprenderse todos los pasos y ejecutarlos bien. Tu llevas bailando mucho tiempo, y se nota, pero ellos no. —Jimin asintió ante su problema y le sonrió.
—Bueno, no hay nada que no se pueda aprender. Estoy seguro de que en cuatro meses podrán hacerlo bien.
—¿Tú crees?
—Si empiezas a enseñarles ya, yo creo que será fantástico el resultado. 
Una sonrisa se formó en los labios de Hoseok con la esperanza de que todos ellos bailasen una de sus coreografías. La verdad es que sería genial, realmente genial. Se imaginó a ellos bailando y cantando sobre un escenario, siendo Idols y teniendo muchos fans. Se lo imaginó por unos segundos y después desechó la idea, para llegar a ese podio había que trabajar muy duro y sabía que no sería fácil.
Se acercó al espejo y cogió su botella de agua, empezó a beber con ganas mientras pensaba como enseñar pensaba en la forma de enseñar a cada uno a ejecutar los pasos correctamente. Su cabeza ya se había puesto a currar como una loca cuando Jimin le sacó de sus pensamientos.
—Oye, ¿sabes algo de Jin? ¿Te ha dicho algo Namjoon? —le miró al momento y negó repetidas mientras seguía bebiendo. —Vaya...me fastidia que le hayan quitado el móvil. Es como con Yoongi, para hablar con él tienes que encontrarlo por la calle o con suerte en algún otro lugar.
Rió ante su frustración. Era normal que quisiese apoyar al pobre chico, pero no podían contactar con él de ninguna forma.
—¿Qué tal si vamos a verle? —propuso y los ojos de Jimin se abrieron con un brillo de emoción.
—¡Eso estaría genial! —se acercó hasta donde él estaba dando saltos. —Podemos comprar una tarta y gorros y hacer una fiesta.
—Espera, espera. No creo que esté para fiestas. —intentó que se calmase pero la diversión y los nervios habían invadido el pequeño cuerpo de chico que estaba delante de él.
—Vale, entonces solo tarta.
—Eso es, solo tarta. —ambos sonrieron y comenzaron a recoger. Entonces Jimin se levantó con los ojos muy abiertos como si se hubiese dado cuenta de algo muy importante y le miró confundido.
—¿Dónde vive Jin?—le preguntó mientras soltaba sus cosas y se daba cuenta del ligero problema que tenían.

The Way We Became StarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora