XVII

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¿Namjoon quería la canción del rapero callejero?
Pues tenía un problema.
Esa mañana había ido a sus clases como siempre y justo, cuando estaba entrando se había encontrado un mensaje de su nuevo compañero de grupo. Resultaba que quería verse con él a la hora de la comida y que le diese el folio de la canción. Y también que quería ir a la cafetería esa con él para conocer a ese tal Seokjin.
Hoseok no pudo negarle nada.
Después de clases en vez de irse a bailar como solía hacer quedó con él y ambos se fueron a la cafetería de aquél chico de sonrisa tierna. En verdad era muy guapo, ahora que se paraba a pensarlo. Le sorprendía que no fuese actor o modelo. ¿Quién sabía? A lo mejor sí lo era. Tampoco le conocía tan bien.
De repente vio a Namjoon fuera de la cafetería esperándole. Agarró su mochila y corrió hasta su lado.
—¡Hola!
—Buenas. —le respondió malhumorado. —¿Es ésta?—preguntó también de forma brusca.
—Sí. —le respondió alegre y sonriente, a pesar de su humor.
Ambos entraron y se sentaron en una mesa, uno frente al otro.
—¿Y bien? ¿Quién es? —le preguntó mientras miraba un poco a la gente que servía la comida.
—Es un chico alto y así con muchos hombros. —intentó hacerle una demostración pero no le salió demasiado bien. Namjoon negó y volvió su vista al personal de la cafetería.
—Debemos encontrarlo. —le dijo como si fuese un ruego.
—¿Te encuentras bien? —le preguntó más seriamente. Parecía enfadado y desconfiado de todo el mundo. Esa actitud no la había mostrado el día anterior. Qué extraño.
—Sí, no he tenido un buen día. —fingió una sonrisa y continuó examinando a las personas que pasaban la tarde allí.
Hoseok no se convenció demasiado sobre lo que había dicho pero tampoco le dijo nada. No era nadie para darle órdenes, además que quería conocerle un poco más para poder controlar esos cambios de humor. Tal vez el pobre sí acababa de pasar por una mala situación.
—Bueno, ¿lo ves?
—Sí. —le respondió señalando al chico alto que acababa de entrar en la cafetería corriendo. Saludó a algunas camareras y rápidamente se metió en las cocinas. —Ése es.
—No parece que lleve ninguna mochila.
—La verdad es que no. —hubo una pausa. —¿Y si no la tiene?
Namjoon le miró de reojo.
—Esperemos que sí. —parecía que ahora el positivo era él. Menudo cambio de papeles, pensó.
Esperaron y pidieron unos cafés. El chico parecía que había sido tragado por las sartenes, porque no salía de las cocinas.
Namjoon parecía desesperarse por momentos así que cuando la señora les trajo sus bebidas Hoseok le preguntó si podían hablar con Seokjin. Ella les sonrió y les dijo que en un momento estaría con ellos. Le dio las gracias y se retiró.
—Vale, ahora esperemos que la tenga. —le susurró mientras la señora se metía en la cocina y después salía acompañada por el chico que habían visto antes.
Éste mientras caminaba hacia la mesa se fue sorprendiendo. Le sonrió al reconocerle, algo que pareció sorprenderle y después reconoció a la persona que estaba sentada en frente suya. Cuando se sentó en la mesa junto a ellos tenía la boca tan abierta que de haber habido moscas se le habrían colado dentro.
—¡Hola! ¡Soy Seokjin! —se presentó ante Namjoon.
—Yo soy Kim Namjoon. —le respondió con una pequeña reverencia.
Ambos asistieron y como esperaba el rapero no se cortó ni un pelo. Estaba claro que aquél día se había despertado con el pie izquierdo.
—¿Tienes la canción?
—¿Eh? ¿En la que estaba tú número?
—Sí. —le dijo secamente Namjoon.
—Bueno, veréis, esto es gracioso. —empezó a reírse por la vergüenza. Cogió aire y una galletita que les habían colocado como regalo, pero que obviamente tendrían que pagar. —Ayer no te pude acompañar porque tenía unas pruebas de teatro. Perdóname pero es que no tenía tu número y no te pude avisar. En fin, allí me encontré con Taehyung, ¿sabéis quién es?
—¡Sí! —le respondió. —Es un famosillo un poco más pequeño que nosotros. Alguna vez le habré visto en algún programa así de entretenimiento.
Jin asintió y después continuó a pesar que el rapero parecía no saber quién era.
—Bueno, pues me tiró el zumo encima. Y después de las pruebas me dio su camiseta para que no fuese manchado, y...
—¿Y la canción?
—Tranquilo, ahora viene. Resulta que después nos fuimos a tomar algo porque nos caímos muy bien. Y resultó que me había llevado la hoja a las pruebas y cuando me di cuenta que la llevaba encima y la saqué, Tae me la quitó. —Namjoon se agarró la cabeza al escuchar eso. Parecía que se quería arrancar el pelo de la desesperación.
—¿Entonces la tiene él? —preguntó sabiendo ya la respuesta.
—Sí.
—¡Aaarhg! —se quejó mientras escondía la cabeza entre sus brazos. Parecía asustado y cansado.
—No te corre tanta prisa, ¿no? —le preguntó.
—Bueno...—se separó de la mesa algo más relajado. —...estaba pensando en hacer un grupo.
—¿¡Un grupo!? —dijeron al unísono él y Seokjin.
—Sí. Tú, yo y ese maldito rapero que casi se muere. —y se volvió a esconder en sus brazos y a agarrarse el pelo agobiado.
—Puedo intentar hablar de nuevo con Tae. Le tengo en mis contactos, si aparece por aquí podría avisaros y pedirle que me devolviera lo que me robó.
—Si pudieses hacer eso te lo agradecería enormemente. —le pidió Namjoon. Hoseok nunca pensó que le vería suplicar a nadie pero parecía que estaba sentimentalmente desequilibrado aquél día.
—Le mandaré un mensaje y si me dais vuestros números os puedo avisar cuando vaya a venir. —los dos asintieron y se intercambiaron sus números.
Una vez listo el intercambio Seokjin decidió quedarse con ellos un ratito más, hasta que hubiese más gente y las señoras necesitasen ayuda.
—Vale, ahora que tenemos al tercer miembro casi integrado tenemos que encontrar un lugar en dónde practicar y ensayar. —propuso Namjoon cuando ya se habían bebido sus cafés y Seokjin se había comido todas las galletitas. Parecía que se había calmado con la presencia de el chico de las galletas y la verdad es que Hoseok lo apreciaba. Jin los había conseguido unir y animar.
—¡Conozco un sitio! —gritó emocionado. Ambos chicos le miraron expectantes de una respuesta pero antes de recibir su contestación su sonrisa les contagió. —Vamos, os lo puedo enseñar ahora.
Se levantaron los tres y salieron de la cafetería tras haber pagado.
¡En cuánto encontrasen a ese rapero callejero serían un equipo imparable!
¡Estaba seguro de ello!

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