VI

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La gente no le podía dejar en paz. Nadie, siempre le reconocían, siempre le preguntaban, siempre le perseguían. ¡No, no era aquél chico del programa de talentos! Era un chico normal que se sentía libre cuando cantaba y que cuando abría los ojos se encontraba con cientos y cientos de críticas. Hasta aquél momento las cosas no le habían ido nada mal. Tenía muchísimas oportunidades y muchas ganas de trabajar en muchas de ellas, pero ninguna le convencía del todo. Ninguna le daba la confianza necesaria. Era demasiado joven para tomar aquéllas decisiones. Le estaban obligando a elegir el camino de su vida demasiado pronto.
Desde que había visto a el famoso Taehyung había sabido que nada bueno podía ocurrir. Estaba seguro que aquél chico estaba hasta arriba de egoísmo, egocentrismo y estupidez. Mucha gente le admiraba, aunque fuese un famosillo poco importante. Al fin y al cabo era alguien. Simplemente tenía una cara bonita y hacía gracia, ya estaba, eso era Taehyung.
Mientras se hacía un ovillo con sus pensamientos chocó con un chico más bajo que él que llevaba una mochila de clase y otra de deporte en la mano. Parecía cansado y tenía ojeras enormes en sus ojos. El chico bajo le miró con cara de odio y Jungkook se apartó de él de inmediato. No quería problemas. Realmente no quería más problemas de los que ya tenía.
Siguió caminando y siguió pensando en el idiota de aquél actor, se subió al tren y su cabeza no podía dejar de pensar en aquél sinvergüenza con la vida hecha. Él no tenía que tomar decisiones de importancia, simplemente tenía que decir que sí a salir en cualquier programa estúpido de entretenimiento y listo. Hacía el idiota un rato, le grababan su cara bonita y perfecto, dinero fácil.
Cuando bajó del tren para ir a su práctica de canto escuchó música por la calle y esperó que fuera una batalla de baile y no de rap. Amaba las batallas de baile, había un bailarín que le encantaba como ponía la música en su cuerpo y hacía vibrar a los demás con sus pasos. Siempre que le encontraba en la calle se quedaba a verle, le admiraba. Se acercó corriendo hacia la música, por una vez tenía tiempo y no llegaba tarde a la clase de canto, así que podía quedarse un ratito.
Cuando se acercó descubrió que era su bailarín urbano favorito. Le miró embobado un tiempo hasta que empezó a sentir que algo le ocurría en el cuerpo, empezó a sentirse tan vivo cuando se dio cuenta que ese baile lo conocía, que se lo sabía, que sus corazones latían al mismo ritmo con esa canción. Todos sus pasos era burdas copias de él, pero no lo hacía mal. Continuó hasta que fue su propio ídolo el que le invitó a salir y danzar junto a él. Él tiró su mochila y bailó como si no hubiese un mañana. El bailarín se notaba más cualificado y muchísimo mejor que él en todos los aspectos, pero a pesar de eso, los dos iban al mismo ritmo, al mismo latido, los dos sintieron que el suelo retumbaba cuando ellos saltaban, los dos sintieron que los demás aplaudían ante sus movimientos.
Voló, tocó el cielo junto a él y después cayó.
Una vez que la música se detuvo el bailarín le chocó la mano y le preguntó su nombre. Él asustado se apartó de su lado por los nervios y no le salieron las palabras. Estaba hablando con él, con él. Había bailado con él.
-Lo has hecho bien, en serio. Deberíamos quedar y te podría enseñar más pasos.
Jungkook dio unos pasos más atrás para alejarse de aquel sueño y cogió su mochila. Después salió corriendo sin mirar atrás. Llegaba tarde a la clase de canto.
Una vez que llegó se sorprendió muchísimo al encontrarse con un chico mucho mayor que él. Se quedó sin palabras y sin decir nada agachó la cabeza y le pidió perdón. Después continuó por su camino. Cuando llegó al aula donde normalmente practicaba se sentó y esperó a su profesor. Se estaba saltando clases por ir a esas clases. Sus padres realmente no les importaba demasiado sus estudios, no mientras hiciese dinero con su voz y sus actuaciones. Desde que había debutado en aquél programa su vida había dado una vuelta de ciento ochenta grados. No sabía como conllevar que la gente se supiese su nombre, que gente completamente desconocida supiese quién era, supiese que había cantado. Que completos desconocidos supiesen como era su rostro, sus rasgos, que supiesen identificarle entre un colectivo. Tener tan cerca la fama era algo realmente nuevo y daba miedo, aterrorizaba en verdad.
Sacó las partituras que antes le había intentado enseñar a un profesor de instituto que decían que era muy bueno, y empezó a calentar antes de que llegase su superior. Le tenía muchísimo respeto y admiraba su forma de sacar siempre el cien por cien de su voz, pero le daba miedo. Aquélla vez que no había llegado a las notas lo había pagado de una forma horrenda. Pero no debía decir nada, absolutamente nada. Solo debía cantar y mejorar lo máximo que pudiera. Su voz iba a ser su futuro y su voz marcaría si ese día comería o moriría de hambre. Practicó y calentó mientras esperaba a un superior que no tenía intención en aparecer. Se colocó detrás del piano y sus dedos rozaron algunas teclas, casi por accidente empezó a entonar, a calentar sus cuerdas vocales aún más. Casi por instinto su voz salió al compás con sus dedos. Éstos marcaban el ritmo y su voz murmuraba una dulce y delicada melodía que le hacía sentirse tan bien, tan en paz, tan a gusto.
De repente escuchó que alguien le aplaudía.
-Absolutamente brillante.
Era el chico con el que se había chocado antes, lo estaba mirando sonriente y de brazos cruzados. ¿Quién era? Y más importante, ¿quién le había dejado entrar?
-Me gusta tu voz. Es especial.
Jungkook se hizo de nuevo una madeja de nervios. Sabía que su voz no era mala, pero eso se debía a su continúa práctica y su continúa mejora. ¿Dónde estaba su superior?
-¿Estás bien? ¿O es que eres tímido?
-No deberías estar aquí. -le soltó intentando formar una excusa para que se fuese. Parecía que el chico había notado la indirecta. Le miró a los ojos fijamente y sonrió. Después mientras caminaba hacia la salida, sonrió de nuevo, vencido.
Poco después entró su profesor y entrenador con su semblante serio y profesional de siempre.
Esperaba poder dar la talla, realmente esperaba que pudiera dar su máximo.

The Way We Became StarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora