Capitulo: Aprovechando

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Sonrió.

No tenía los ojos abiertos pero sonrió.

Y entonces pensó, que en el tiempo que esa mujer llevaba alli, había sonreído mas que en toda su vida.

Se pego mas a ella, encajando su cuerpo tras el suyo, rodeándola con su brazo y acercando el rostro a su cuello, para olerla.

Podría volverse adicto a su olor.

Dos golpes en la puerta sonaron, muy flojos, aunque los oyó. Pero estaba tan ensimismado con la sensación de tenerla desnuda, entre sus brazos, pegado a su piel, que no fue consciente de que alguien, estaba pidiendo permiso para entrar en la habitación.

Entonces la puerta se abrió, haciendo un chirrido y él se incorporo, mirando hacia allí.

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Murray asomo la cabeza desviando la vista incomodo hacia la ventana de la habitación.

-Ha amanecido -carraspeo levemente -Y todos están aquí para seguir con la reconstrucción.

-Espera fuera -El respondio en voz baja y cuando vio la puerta cerrarse, giro el rostro y la miró. Alzo y aparto unos mechones de pelo de su rostro, se incorporo y tomo su ropa, se vistió con rapidez y abrió la puerta despacio procurando no hacer mucho ruido.

Cuando salió al pasillo vio a su amigo, apoyado en la pared pensativo.

-¿Que te preocupa? -Cerro la puerta mirándole.

-¿Que estás haciendo? -Murray lo miro a los ojos -Es la hija del Diablo.

-Y de la Guerrera -el asintió.

-Te mataran -suspiro -Y yo no lo impediré. Si te aprovechas de esa muchacha...

-¿Aprovecharme? -el alzo ambas cejas -Me golpeo, insulto, mordió el trasero y golpeo con un candelabro en la cabeza. ¿Crees que podría aprovecharme de ella?

-Sabes perfectamente de lo que hablo -el lo miro molesto.

-Lo sé -y sonrió -No tienes nada de qué preocuparte.

-Tu sabrás lo que haces -se aparto de la pared -He retenido a todos con tareas abajo, pero tienen que subir.

-Bien -se giró, pero antes de entrar en la habitación giro el rostro y le miro -Que limpien bien esta habitación, que rescaten todos los muebles.

-¿No decías que no querías que nadie entrara aquí? -el frunció el ceño -Que se mantuviera cerrada.

-Cambie de opinión -Y abrió la puerta y entro cerrando tras él. Frunció el ceño viendo la cama vacía. Recorrió la habitación hasta verla junto a la ventana, con la pierna alzada, apoyada en un sillón, atando su bota. -¿Tienes prisa?

-Hay mucho que hacer -ella terminó de atar la bota y bajo el pie, girándose hacia él y mirándole. Frunció el ceño -¿Qué?

-¿no tienes nada que decir? -el alzo una ceja, sonriendo.

Los Hijos de Las Highlands.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora