-Bien -Kristal se reclino hacia atrás en su asiento, apartándose de él unos centímetros, mirándole a la cara -Te estás recuperando muy bien. -unos golpes en la puerta la hicieron girarse para poder mirar hacia allí -¡Adelante!
-Con permiso -una mujer entró, llevando toallas y sabanas en sus brazos -Traemos lo que solicitó señora.
-Sí, gracias -se incorporó y caminó hacia el centro de la habitación, señalando la bañera. Hombres comenzaron a ingresar a la estancia, cargando cubos con agua y vertiéndola en la bañera, después de mirar de reojo Aidan, que los observaba sin decir nada. -Dame -Kristal tomó las toallas y las dejó sobre la mesa.
-Si necesita algo solo díganoslo -la mujer miró a Aidan y nerviosa retiró la vista, volviendo a mirar a La Dulce.
Ella asintió y observo como finalmente todos salían de la pequeña casa. Suspiró y se giró hacia el Frio, que tenía la mirada clavada en ella. Dio unos pasos hacia él.
-Necesitas un baño -y al percatarse de sus palabras, se sonrojo -Yo, no... quiero decir -sintió como sus mejillas ardían -Te vendrá bien un baño.
-De acuerdo -Aidan se movió en la cama, girándose sobre el colchón, hasta que sus piernas se extendieron por el filo, hacia el suelo. Kristal se acercó para ayudarle y pero sus ojos se desviaron hacia la sabana que se desplazaba por su cadera. -Espera -se giró rápidamente y caminó hacia la mesa, tomó una toalla y se la tendió a él.
Aidan observó la toalla, después la miró a la cara. Tomó la toalla y sujetándola ante él, se incorporó, tapando la parte inferior de su cuerpo con la tela. Kristal giró el rostro, mirando hacia otro lado y unos segundos después le miró, encontrándole con la toalla envolviendo su cadera. Dudo unos segundos, pero al verle dar un paso adelante haciendo una leve mueca, se acercó y tomo su mano, alzando el brazo y situándolo sobre sus hombros, logrando que él apoyara parte de su cuerpo en ella.
-Llevas mucho tiempo en cama, poco a poco -hablo mirándole de reojo, sorprendiéndose al sentirle tan grande en comparación con ella. Aidan llevaba tantos días en la cama, que ella había olvidado lo alto que era y lo pequeña que llegaba a sentirse a su lado. Llegaron a la bañera y Kristal miró a su alrededor dudando -Yo...-se apartó con cuidado y nerviosa, se giró dando unos pasos, dándole la espalda. -Si necesitas algo...-su rostro se giró levemente y se mordió los labios al ver la toalla caer al suelo. Su vista captó perfectamente el trasero de él, mientras se introducía en la bañera. Movió la cabeza bruscamente, mirando al frente, cerrando los ojos con fuerza. Escuchó el sonido del agua. Abrió los ojos y se giró despacio, pudo ver su inmensa espalda, su brazo estirado hacia la banqueta donde se encontraba el jabón. Frunció el ceño, recorriendo cada musculo de su brazo, de su espalda. Finalmente se acerco a la banqueta y tomó el jabón, tendiéndoselo a él, evitó mirar el agua, pero mirarle a la cara, ver su mirada penetrante fija en ella, tampoco era sencillo. Sus dedos rozaron los de ella, tomando el jabón de sus manos. Kristal le vió moverse, mover sus hombros, su espalda, intentando encajar y no pudo evitar sonreír. -Eres demasiado grande para esta bañera. -cuando vio como él alzaba una ceja, se sonrojo -Yo, quiero decir... que...
-Tengo una bañera mucho más grande que está en casa -y el habló, con su mano aun sobre la de ella, con su piel rozándose.
Kristal deslizó la mano sobre la de él, alejándola y con las mejillas sonrojadas, se apartó de la bañera. Debería salir de la casa, marcharse y dejarle intimidad, pero no se atrevía por si la necesitaba en algún momento. Se prometió concentrarse en cambiar las sabanas de la cama, en limpiar la mesa, en no mirarle. Pero cada vez que escuchaba el movimiento del agua, sus ojos la traicionaban y volaban hacia él. hacia sus brazos con las gotas de agua recorriendo por su piel. Suspiró, volviendo a estirar la sabana, igual que había hecho las dos últimas veces. Entonces se giró y le vio estirando el brazo con dificultad, intentando lavar su pelo.
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Los Hijos de Las Highlands.
RomanceSECUELA DE LA SAGA HIGHLANDS. PROXIMAMENTE Se recomienda leer antes la saga Highlands (La Guerrera, El Invencible, La esposa, El Conde, La Duquesa, El Laird y La Bruja) Este libro recoje las historias de sus hijos, de los descendientes de los clan...