Capitulo 14: Confianza

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-Buenos días -se habia inclinado junto a su silla para susurrarle al oído.

Lucien se tensó, dejando su copa sobre la mesa y girando el rostro para mirarla, tragando saliva.

-Has bajado muy temprano a desayunar -Clere sonrió apartando la silla a su lado y sentándose, rozando su pierna con la de él -¿No podías dormir?

-¿Y tú? -Lucien giró su cuerpo hacia ella, mirandola fijamente.

-He dormido de maravilla -y ella se movió, acomodándose, dejando sus piernas en medio de las de él, sus manos se apoyaron en las rodillas de él y se deslizaron hacia arriba, por sus muslos -Pero creo que podría haber dormido mucho mejor. ¿No crees?

-Si -suspiró apretando la mandíbula -Digo no.

-¿Si o no? -ella amplió su sonrisa, inclinándose sobre él, acercando sus labios a los suyos -¿Estas nervioso Lucien? ¿Te pongo nervioso? -rozó su barbilla con los labios y subió acariciando la piel de su cara, hasta rozar su boca.

Los labios de él se movieron con rapidez, capturando su boca, lamiendo sus labios, mordiéndolos, entrelazando sus lenguas.

Clere gimió, inclinando su cuerpo hacia delante, hasta que sus rodillas chocaron con la silla en la que él estaba sentado y sintiendo la molestia de no poder acercarse más sus brazos se extendieron, sus manos subiendo por su abdomen hasta agarrarse a sus hombros. Y sin dudar, se impulso, alzándose de su silla y cerniéndose sobre él.

Los brazos de Lucien la estrecharon con fuerza, apretándola contra su cuerpo. Sus manos se deslizaron por su cintura, sentándola sobre su piernas, sintiendo como ella gemía arqueándose contra su cuerpo. Beso su cuello, mordisqueándolo, con las manos apretando su trasero, animándola a continuar con el vaivén de su cuerpo.

Jadeó sintiendo como ella tiraba de su pelo y llevado por la lujuria su rostro se escondió en su escote, entre sus pechos, besándolos. El pequeño grito salió de los labios de Clere, alzando el rostro al cielo.

El sonido de la puerta principal del castillo cerrándose hizo que Lucien alzara su rostro bruscamente, apartándose de su escote. La miró, viendo sus mejillas sonrojadas, sus labios hinchados, los ojos reflejando la pasión. Las manos se movieron rápidamente en su cintura, alzándola de su regazo y levantándose trató de apartarse de ella, chocando con su propia silla.

-Tengo que irme -se giró atravesó la sala prácticamente corriendo. Cuando salió por la puerta del comedor, paró justo a unos centímetros de chocarse con Diane.

-¿Estas bien muchacho? -Ella le miró con el ceño fruncido.

-No, digo si -asintió y rápidamente la esquivó y se marchó rápidamente.

Cuando Diane entró a la sala, observó a su nieta parada junto a la mesa, con la respiración acelerada.

-Vas a volar loco al muchacho niña -se acerco a Clere y extendió las manos para acomodar bien su pelo -¿Está cediendo?

-¿Cediendo? -Frunció el ceño sintiendo como las manos de su abuela acariciaban sus mejillas.

-Si cariño -Diane sonrió con dulzura, acomodando el escote de su nieta -¿Se ha declarado ya?

-¿Declararse? -hizo una mueca -Bueno, dijo que íbamos a casarnos.

-Y no parece que te haya gustado -dio un paso atrás mirandola cruzándose de brazos -¿Cual es el problema?

-Es Lucien abuela. Prácticamente todas las mujeres del clan Bukchaman y puede que incluso del clan MacClain y de alguno de los otros clanes han estado en sus brazos -suspiró caminando por la sala -Es un libertino.

Los Hijos de Las Highlands.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora