Capitulo: El respeto

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Sentía el peso de él sobre su espalda.

Aunque había pretendido que Aidan montara delante de ella, estaba claro que él aun tenía fuerzas para hacer su voluntad. Y finalmente, habían subido al caballo como en todas las ocasiones anteriores, salvo que esta vez era diferente.

El Frio apenas se mantenía despierto, parecía no tener fuerzas para mantenerse despierto durante todo el tiempo. Su cuerpo se tambaleaba, cayendo hacia delante, sobre la espalda de ella, sus ojos se cerraban, cuando parecía perder la consciencia, pero su agarre no aflojaba. Sus manos sujetaban con fuerza la cintura de ella.

Kristal giró el rostro levemente, viendo la cabeza de él apoyada en su hombro. Sintió las lagrimas acudiendo a sus ojos y su cabeza se inclinó hacia la de él. Volvió a mirar al frente y por fin, el acantilado apareció ante ellos.

Frenó al caballo, viendo a los guerreros imitarla. Observó a Kerten desmontar y acercarse a ella, asintió y cuando él trató de ayudar a Aidan a bajar, este la apretó entre sus brazos.

-Aidan -Kristal susurró las palabras con el rostro girado, hablando a su oído -Hemos llegado, tienes que dejar que Kerten te ayude a bajar. -pero él apretó mas las manos en su cintura -Por favor. -y finalmente los dedos de él aflojaron su agarre y ella miró a Kerten y asintió.

Sintió su corazón encogerse, al ver al gran Aidan MacCarty, desmontar con ayuda de sus hombres y sujetados por los mimos. Desmontó del caballo y se acercó. Pudo vislumbrar los ojos de él abriéndose levemente, pero incapaces de aguantar, volviéndose a cerrar.

-Preparad algunas pieles para acostarle -habló alzando la mano y colocarla en la frente de él, para comprobar que tal como pensaba, fiebre estaba subiendo.

-¿Como esta? -Kerten la observó preocupando, sosteniendo a Aidan, apoyándolo sobre su hombro.

-La fiebre está subiendo -se colocó al otro lado de Aidan, tomando su brazo y pasándolo sobre sus hombros.

Juntos, le llevaron hasta el lugar donde dos guerreros estaban disponiendo pieles, y entonces le recostará sobre estas. Kristal se arrodillo a su lado, cubriéndole con mas pieles y mirando su rostro.

-Esta anocheciendo -Kerten miró el cielo -Organizaremos el campamento y mañana en la mañana...

-Vamos a ir por esa planta ya -y ella habló incorporándose. Le miró -Que algunos hombres preparen una hoguera, que se encarguen del campamento, pero trae a otros al filo del acantilado.

Kerten la observó por unos segundos, finalmente asintió y se alejo en dirección al grupo de hombres.

Cinco guerreros, entre ellos Kerten, estaba parados en el acantilado, ante ella, con cuerdas. Observo a los hombres.

- Ya sabéis que planta estamos buscando. Hay que escarbar y sacarla de raíz, no rompáis su tallo -señaló al acantilado -Coged las que encontréis. Quizás necesitemos mas en el futuro -arrebato a Kerten la cuerda que él tenía -Dividíos de dos en dos a lo largo del acantilado, Kerten, tu conmigo.

-¿Vais a bajar? -él preguntó sorprendido, pero todos los guerras la estaban mirando de la misma forma.

-Ya lo hice antes -y ella les miró, todos se alejaron rápidamente, mientras Kerten sonreía -¿Por qué esa sonrisa?

-Eres la única persona, que logra que él, haga lo que le pides -se acercó a ella y la ayudo a anudar la cuerda en torno a su cintura -Pero sin duda no estar nada contento cuando sepa que te dejamos bajar por el acantilado.

-Tu le aprecias -Kristal tensó la cuerda y dio varios pasos atrás, situándose al filo, viendo como él se ataba el otro lado de la cuerda y la tensaba sosteniéndola en sus manos -Y pienso que él también te aprecia.

Los Hijos de Las Highlands.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora