Sus pies se movían solos por el inmenso pasillo, mientras sus ojos recorrían cada cuadro colgado, cada jarrón o cada estatua que adornaba. Recordaba haber corrido por ellos, pisando descalza las alfombras, riendo con sus hermanos y con los hijos de Robert.
Se paró, mirando la puerta cerrada a su izquierda, reconociéndola, se giró hacia ella observándola unos minutos hasta que finalmente se acercó y empujo la madera, obligándose a abrirse para que la luz que entraban por los ventanales la cegaran momentáneamente. Parpadeo varias veces hasta acostumbrarse a la luz y sus ojos se movieron recorriendo la sala. Le parecía que no había pasado el tiempo, todo estaba exactamente igual. Camino por la mullida alfombra que cubría la sala al completo, observó los cojines esparcidos en el suelo, se acercó a los postes de madera, donde la seda del dosel colgaba, cubriendo los sillones con las mantas dobladas sobre ellos. Las espadas de madera estaban apoyadas sobre los escudos, contra la pared. Los dos baúles a su lado, abiertos, mostrando las pequeñas muñecas de trapo.
Giró sobre sí misma, mirando al centro de la habitación, pareciéndole escuchar su propia risa, mientras corría perseguida por su hermana y se lanzaba sobre los cojines en el suelo.
-¿Reviviendo los recuerdos? -escuchó la voz y se giró rápidamente, mirándole. Estaba parado a unos pasos de ella, con las manos metidas en los bolsillos observándola. Dio un paso adelante mirándole, mirando su rostro. Era él, había cambiado tanto, pero seguía siendo él. Su pelo rizado ahora corto y perfectamente peinado, aun se rebelaba un poco, observó su sonrisa, rodeada por la sombra de la barba, entonces miró a sus ojos, esos ojos azules que se encogieron mirandola como siempre la miraba.
-Estas...
-¿Distinto? ¿Mas alto? ¿Mas viejo? -caminó hacia ella despacio sonriendo -¿Mas guapo?
-Sigues siendo tu -sonrió acercándose -Charles.
-Bienvenida Davinia -y el tomó su mano y la besó.
-Todo sigue igual -sin soltar su mano, ella miró a su alrededor admirando la que había sido la habitación de juegos en palacio. Aquella que el fallecido rey había preparado para Kendrick, su primer nieto cuando nació y donde los hijos de los Condes y de los Duques habían jugado con sus nietos. -No ha cambiado nada.
-Mi padre ordenó que todo permaneciera igual -Charles miró a su alrededor sonriendo con cierta nostalgia -Supongo que es una forma de esperar que mis hermanas yo le demos nietos. -la miró a ella -O que vosotros sigáis viniendo cuando tengáis vuestros hijos.
-Yo...-Davinia bajó la mirada al suelo-Yo nunca...
-No tienes que explicarme nada -el príncipe le sonrió con cariño -Dejaste de estar cómoda aquí cuando comenzaron los bailes, cuando tuviste que sonreír ante la nobleza y aceptar sus frívolas ideas. -se inclinó hacia ella -Nunca te he culpado por no regresar.
-Nunca quise volver a pensar en este lugar -Davinia suspiró soltando su mano y caminando por la sala -Había visto una forma de vida que no me gustaba, que no era la mía. Me aparté, desaparecí y me olvide de esto y ahora pienso que me he perdido tanto -volvió a mirarle sintiendo las lagrimas en sus ojos.
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Los Hijos de Las Highlands.
RomanceSECUELA DE LA SAGA HIGHLANDS. PROXIMAMENTE Se recomienda leer antes la saga Highlands (La Guerrera, El Invencible, La esposa, El Conde, La Duquesa, El Laird y La Bruja) Este libro recoje las historias de sus hijos, de los descendientes de los clan...