Capitulo: Maldito

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La puerta se cerro de un portazo.

Moira miró hacia alli y le vio, mirandola con rostro serio.

-Vale, la zorrita te ha ido con el cuento -Suspiro, sentándose sobre la mesa y apoyando los pies en el banco, al tiempo que apoyaba los brazos en su rodilla -Antes de que empieces a despotricar. ¿Te has dado cuenta que ella también estaba alli?

-Ya he hablado lo que tenía que hablar con Antia -camino hacia ella, despacio -Lo que quiero saber es ¿que hacías tu alli?

-Averiguar -levanto la cabeza, para mirarle a los ojos -Tu dijiste que yo ayudaría a esta gente a convertirse en un clan, pues bien, para ello necesito saber su historia. Tu historia.

-Mi historia no tiene nada que ver aquí -el se giro y camino hacia otro lado.

-¿A qué tienes miedo? -y cuando ella habló, el dejo de caminar -¿A enfrentarte a su fantasma? Porque está muerto y no puede volver a acerté daño. - Se giro y la miro, con una intensidad que la hizo sentirse muy incómoda. Pero fue valiente. -Se lo que te hizo.

-¿De verdad? -el sonrió con ironía y caminó de nuevo hacia ella -¿De verdad crees que sabes lo que me hizo?

-Te lastimó -y ella le miro a los ojos -Te lastimo demasiado.

-¿Te has parado a pensar guerrera? -el apretó la mandíbula -¿Que quizás no es lo que él hizo, sino lo que hice yo?

-No sé lo que te obligó a hacer y si lo hiciste -hablo decidida -Pero si se lo que quieres hacer ahora, lo que quieres hacer por esta gente, por tu gente. Y para que sean un clan, necesitan dejar de verse como los exiliados, necesitan dejar atrás el pasado y no tener miedo de un castillo maldito, porque ese lugar es parte de esta Isla y esta, es vuestra Isla.

-¿Estas dando a entender que nos ayudaras? -el la miro de una forma extraña -¿Intercederás ante Aclair para que se conviertan en un clan?

-Ya son un clan. -ella negó con la cabeza -Pero si, lo hare. Pero quiero que reformen el castillo.

-No -el respondio tenso.

-Bien, pues en ese caso, espero que Aclair te corte el cuello limpiamente y no sufras mucho -se quedo pensativa -No, creo que tu cuello se lo pedirá mi padre.

-No es mi cuello lo que me preocupa preciosa -el sonrió levemente.

-No, son estas personas, tu clan los que te preocupan -y ella le miro fijamente -Pero ellos no pueden defenderse ni sentirse como un clan, mientras estén asustados por ser considerados mercenarios, por el pasado que les persigue o por viejo castillo, que les recuerde de las atrocidades de las que su líder fue capaz.

La puerta se abrió y Antia se paro ante ellos molesta, con los brazos cruzados.

-¡No a estas castigando! -su grito hizo que ambos la miraran molestos -¡Ella es la intrusa! ¡Yo soy de esta aldea! ¡Pertenezco a tu gente! ¡Ella es la que no debía estar alli!

-¡Esta prohibido ir al castillo y lo sabes! -El Cazador apretó la mandíbula -¡Sal ahora mismo de mi casa!

-¡No voy a permitir que esta intrusa se quede con lo que es mío! -y ella miro a Moira con furia -¡Lárgate con tu papa el Diablo y deja de entrometerte en nuestras vidas! ¡No te permitiré que...!

-¡¿Que tu no me permites que idiota?! -Moira se levanto de pie sobre el banco y salto al suelo -¡Yo soy Moira MacClain hija del Diablo y La Guerrera y ni tu ni nadie me prohíbe nada! ¡¿Quieres ver cómo me entrometo en vuestras vidas?! -y camino hacia él, le agarro de la camisa y tiro de él, acercándolo a su cuerpo, alzando el cuello y juntando sus labios.

Los Hijos de Las Highlands.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora