No sabía en qué momento se había dormido, aunque sí que era bastante tarde. Le esperaba, esperaba que entrara en la habitación. Y podría engañarse diciendo que quería enfrentarlo, exigirle hablar y que empezara a aclarar como la ayudaría a recuperar a su hermana, pero no. Le esperaba a su lado, en la cama, abrazándola, con el calor de su cuerpo junto al de ella.
Y había amanecido y ella estaba alli, sola, en la cama. Y sabia que no había acudido a su habitación, porque el lugar a su lado estaba frío. Loga MacGanigan no había dormido a su lado. Permaneció tumbada, mirando hacia la ventana, viendo la claridad pasar por ella.
Se incorporo bruscamente, aparto la sabana y mantas y bajo de la cama. Sus pies descalzos se deslizaron por el frio suelo hasta llegar junto a la chimenea. No lo pensó dos veces, abrió la puerta que comunicaba ambas habitaciones e ingreso a la habitación de su esposo.
A una habitación vacía.
Miro la cama, desecha, las sabanas revueltas, la ropa en el suelo a unos pasos de la bañera. Se acercó a esta y sus dedos acariciaron el agua ya fría.
Logan MacGabe la estaba evitando.
Pero estaba muy equivocado si pensaba que podía hacerlo.
Volvió a su habitación, se vistió y bajo a la planta baja, justo a tiempo de ver a Ciara caminando hacia la puerta del castillo, acompañada por una de las mujeres del servicio.
-¡¿A dónde vais?! -ambas se giraron al oírla, para verla bajar las escaleras rápidamente.
-Íbamos a hacer unas compras al pueblo -Ciara le sonrió -¿Quieres venir?
-No tengo nada mejor que hacer -se encogió de hombros y asintió.
-Pues vamos -asintió feliz y abrió la puerta principal.
Cuando las tres bajaban las escaleras, Dun se acercó corriendo a ellas.
-¿Vamos a entrenar? -el niño miraba a Marga emocionado.
-¿Entrenar? -Ciara giró el rostro hacia ella, mirandola confundida.
-Ya que tu hijo a decidido evitarme -Marga la miro de reojo -He buscado a este hombrecito para pasar mi tiempo. -se acerco al niño -Vamos al pueblo, luego entrenaremos. Ven con nosotros, así podemos encargar que te hagan una espada de madera mas grande.
Ciara aguanto la risa, apretando los labios en una sonrisa.
Cuando los caballos se acercaron a la aldea, nadie disimulo la curiosidad. Todas las miradas estaban puestas en Marga, que les sorprendía a medida que el tiempo pasaba.
Primero fue a la carpintería y pidió que hicieran dos espadas de madera adecuadas a la altura de Dun. Después mientras Ciara y la mujer que la acompañaba paseaban por los puestos, comprando la comida necesaria, ella fue a los puestos de herrería y armas, junto con Dun.
ESTÁS LEYENDO
Los Hijos de Las Highlands.
RomansaSECUELA DE LA SAGA HIGHLANDS. PROXIMAMENTE Se recomienda leer antes la saga Highlands (La Guerrera, El Invencible, La esposa, El Conde, La Duquesa, El Laird y La Bruja) Este libro recoje las historias de sus hijos, de los descendientes de los clan...