SECUELA DE LA SAGA HIGHLANDS. PROXIMAMENTE
Se recomienda leer antes la saga Highlands (La Guerrera, El Invencible, La esposa, El Conde, La Duquesa, El Laird y La Bruja)
Este libro recoje las historias de sus hijos, de los descendientes de los clan...
Caminó por el pasillo, el contrario al de las habitaciones, acariciando las paredes, escuchando las botas de Lean, resonando tras ella.
-El castillo fue restaurado ¿no? -giró el rostro levemente hacia atrás, para mirarle.
-Si, Freya regresó con su clan y comenzaron a reconstruirlo -Lean habló pensativo -El Invencible trajo a sus hombres para ayudar en la recuperación de la aldea.
-Fue entonces cuando Freya resultó herida -Ayleen se paró ante una de las puertas y la abrió, entrado al interior de la habitación -Fue entonces cuando los MacGanigan se convirtieron en enemigos.
-El hijo del Laird MacGanigan trató de matar al Invencible y Freya se interpuso en su camino -Lean observó como ella miraba a su alrededor, a una habitación vacía -Tu madre, la guerrera, le salvo la vida.
-Y el segundo hijo del Invendible se convirtió en el futuro Laird de este clan -salió de nuevo al pasillo, dirigiéndose a la siguiente puerta, la abrió. Miró a su alrededor, a otra habitación vacía y suspiró -Lean -se giró hacia él, encontrándole apoyado en el marco de la puerta, mirandola. -¿Kurgan sabe dibujar?
-¿Dibujar? -él frunció el ceño -No.
Se acercó a la ventana de la habitación y miró al patio. Los hombres entrenaban, un grupo rodeaba a dos que estaban luchando entre sí, mientras Kurgan los observaba con rostro serio, dando órdenes. Sus ojos recorrieron su rostro, su barba, preguntándose como se sentiría el roce de ella en su mejilla, vió su pelo moverse y sus manos picarón, por acariciar cada mechón, por enredar cada dedo entre su pelo.
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Le vio apartar a uno de los guerreros y luchar con el otro, enseñando algunos movimientos. Su mirada se posó en sus fuertes brazos, en los músculos tensándose mientras peleaba.
-¿Señora? -escuchó la voz y se giró bruscamente, encontrándose a Mirna mirandola con una sonrisa.
-Ah, eh.... Hola ...-miró a su alrededor -¿Por qué hay tantas habitaciones vacías?
-El Laird prefirió esperar a que debieran utilizarse para entonces disponerlas -Mirna la observó unos segundos. -Esta ala del castillo esta vacía, no hay nada.
-Ya veo -caminó hacia ella, observándola y frunció el ceño -Tu...
-Mirna -ella le sonrió recordándole su nombre.
-Mirna ....-la observó unos segundos -No te sorprendiste ayer cuando dije que tenía libertad para recorrer el castillo.
-¿Por qué iba a hacerlo? -Mirna frunció el ceño -El Laird dio la orden de que dispusiera del castillo como quisierais.
-¿Que dio...? ¿Como...? -miró a Lean que se alzó las manos en señal de no saber nada. -¿Cuando dio esa orden?
