Capitulo 3: Un bonito vestido

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-¡¡Cuando mi padre sepa esto no tendrás donde esconderte!! -gritó de nuevo con la mirada fija en la espalda de él, que iba sobre su caballo tranquilamente mientras ella seguía caminando encadenada. -¡¡Me oyes MacCarty!! ¡¡Idiota!!

-Puede que este cansada -Irvin acercó su caballo a su Laird, mirando de reojo a Ayleen, con preocupación. -Deberíamos ofrecerle...

-¡¿Cansada?! -Kurgan se giró hacia ella mirandola con una ceja alzada -¡Solo tienes que pedírmelo por favor y te llevare en mi caballo!

-¡¡Que te den!! -Ayleen lo miró con rabia y el sonrió aun mas y volvió a mirar hacia delante.-Idiota, te arrepentirás de esto.

-Deja de murmurar amenazas mocosa -y Kurgan hablo con una inmensa sonrisa en el rostro.

Cuando llegaron a las tierras del clan MacGabe todos pararon observando el castillo y la aldea, rodeada por su muralla.

-Vosotros regresad por la aldea, yo llevare a nuestra invitada por la parte trasera del castillo -giró el rostro para mirar a Ayleen para verla observando al clan en la lejanía. Miró entonces a Irvin -Organiza todo

-Si, Laird - y tras mirar una vez más a Ayleen con cierta curiosidad, Irvin se alejo con los hombres en dirección a la aldea.

-¿Laird? -Ayleen alzó el rostro para encontrarse con la mirada de él -Eres el Laird del clan MacGabe.

-¿Me vas a decir que no lo sabías? -alzó una ceja, volviendo a girarse hacia delante e incitando al caballo a volver al camino. -Me convertí en Laird siendo bastante joven.

-Aunque te creas el centro del mundo MacCarty, ni siquiera me acordaba de tu existencia -Ayleen hizo una mueca viéndose obligada a caminar de nuevo -Como para pensar si eras Laird. -miró la pared trasera del castillo, alzando el rostro para verlo al completo -Un poco feo tu castillo por cierto.

-Ya tendrás tiempo de familiarizarte con él y que le tomes cariño -Kurgan desmontó el caballo, tomó las cadenas y dio un azote al animal y este se alejo tranquilamente. Entonces la miró -Pienso que quitarte no sería una buena idea. -llevo un dedo a su barbilla -y tampoco dejarte entrar en el castillo sin amordazar, estoy seguro de que te pondrás a gritar.

-No te atrevas -separó las piernas, mirándole, dispuesta a pelear.

Y entonces con una sonrisa, Kurgan movió las cadenas girándolas y tirando, enrollándolas alrededor de ella y tirando de su cuerpo contra el de él. Y antes de que empezara a lanzar improperios, le tapo la boca.

-Así mejor -y se adentro en el castillo, sujetándola, tapándole la boca y forcejeando con ella sin dejar de sonreír. Escuchando los murmullos de ella, seguramente insultándole. Al llegar a las escaleras dudo unos segundos y finalmente la levando, sin soltar su boca, situando la mano en su trasero. Ando por el pasillo sin prisa alguna, como quien pasea por su casa cualquier día. Llegó a la habitación y tuvo que liberar su boca para abrir la puerta.

-¡¡¡Bájame!!! ¡¡Te voy a cortar los dedos!! ¡¡Idiota!! -Ayleen gritaba enfurecida sin dejar de moverse.

-A tus ordenes mocosa -y Kurgan la soltó, dejándola caer bruscamente en la alfombra.

-¡Agh! ¡Imbécil! -pataleó intentando levantarse sin poder lograrlo ya que las cadenas estaban enrolladas alrededor de su cuerpo.

-¿Tienes problemas? -la observó sonriente -¿Quieres ayuda?

-¡¡Vete al infierno!! -grito fuera de sí, pataleando.

-Bien, pues entonces -se inclinó hacia ella, soltando las cadenas de las muñecas y se incorporo -Ya que puedes sola, que te diviertas librándote de las cadenas -y se giró y salió de la habitación riendo.

Los Hijos de Las Highlands.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora