Capitulo: Reclamando

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-¿Cuanto llevas sirviendo en el castillo? -Marga pregunto caminando por el exterior de la muralla.

-Empecé el día antes de que el Laird la encontrara en la playa -Dalla desvió la vista -Quiero decir, de que usted llegara.

-Me caes bien Dalla -dejo de caminar y miró a la mujer -Y si quieres que siga siendo así, se sincera conmigo. No evites palabras o cosas. Quiero que siempre me digas lo que piensas, lo que ves, lo que crees que es y si estas o no de acuerdo con lo que hago o opino.

-Pero señora...-ella se mordió el labio nerviosa.

-No me interesa que me persigan alabándome y diciéndome lo maravillosa que soy y me hagan reverencias -la miró a los ojos -Lo que necesitas es alguien en quien confiar, que me diga la verdad, sin ocultarme nada.

-Está bien -ella asintió -Os juro que podéis confiar en mí.

-Bien, pues empieza por decirme quien es el hombre que interrumpió al Laird el otro día en la aldea -Marga se giro y siguió caminando.

-Oh, es Brod -ella suspiro -Él nunca estuvo de acuerdo con que el Laird tomara el lugar de su tío.

-Y lidera a un grupo de hombres que opinan lo mismo -no pregunto, eso ya lo sabía. -¿Han dado problemas?

-Alguno que otro -ella asintió -Brod insiste en llevar la contraria al Laird, no le respetan, no le siguen y hacen que todos lo sepan. Todo se calmó un poco cuando Brod propuso que su hermana...

-¿Que su hermana se casara con el Laird? -Marga sonrió -Chico listo. ¿Y?

-El Laird la rechazo, ella le estuvo persiguiendo por un tiempo, hasta que se sintió humillada y entonces todo volvió a ser lo mismo -se quedo pensativa.

-Así que Logan no quiso a la hermana de Brod -fijo la vista al frente -¿Y a alguna otra?

-¿Me está preguntando si....? -Dalla se sonrojo.

-Te pregunto si el Laird acudía al lecho de alguna mujer de la aldea -y quiso continuar la pregunta con " y si lo sigue haciendo".

-No señora -ella negó con la cabeza -Muchas mujeres de la aldea se... ofrecieron. Pero el Laird nunca acepto a ninguna.

-¿Y de algunas de las sirvientas del castillo? -mantuvo el rostro impasible, mirando al frente.

-No, puedo asegurarle que ninguna de las mujeres que sirven en el castillo ...-y Dalla tragó saliva, sin saber cómo decirlo.

-¡¡¿A quién vas a pedir ayuda huérfano?!! -los gritos de niños llegaron a ellos -¡¿A quién has robado esta espada?!

-¡¡Devuélvemela!! -Y esa voz, Marga la reconoció. Apretó el paso, seguida por Dalla, hasta doblar la esquina de la muralla y ver a tres niños, rodeando a Dun.

-¡¡¿Te crees un guerrero con esto?!! ¡Es un juguete! -uno de ellos sostenía la espada mirandola con asco.

-¡¡Que me la des!! ¡Es mía! -y Dun avanzo hacia él, pero otro le empujó tirándole al suelo.

-¡¿Tuya?! ¡Nadie te regalaría esto! ¡Nadie te quiere! ¡Eres un abandonado! -movió la espada de madera con una sonrisa, mientras los demás reían.

-¡¡Ya basta!! -Marga caminó hacia ellos deprisa -¡¿Que creéis que estáis haciendo?! -los chicos la miraron nerviosos -¡¡Dun levántate!!

-¡Él robo esta espada! ¡Solo estábamos dándole un castigo! -el que sostenía la espada se la mostro a Marga -Señora, el es un abandonado, es un huérfano.

Los Hijos de Las Highlands.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora