Mikki

2.7K 248 37
                                    

CAPITULO 18
Mikki

-Mikki 6 años-

Ya comenzaba a oscurecer, el pequeño llevaba todo el día sin comer y tenía mucha hambre. Sabía que tenía que esperar, que tenía que estar calladito y no debía salir de esa habitación, pero realmente tenía hambre. Abrió la puerta de la habitación solo un poco, escuchó el ruido de la televisión, su padre solía emborracharse mientras veía la tele y luego se dormía, así que el pequeño Miguel pensó que tal vez su padre ya estaba dormido.

Salió de la habitación y caminó con rapidez hasta la cocina, abrió una de las puertas de la alacena y sacó una pieza de pan, le dio una gran mordida y disfruto ese sabor que parecía el pan más delicioso que había probado en su vida, o tal vez solo era que tenía mucha hambre.

--¡¿Qué estás haciendo aquí?!

Esa voz hizo que todo el cuerpo del pequeño niño temblara, miró hacia arriba y vio a su padre. Llevaba una botella de whisky en una de sus manos así que probablemente ya debía estar muy borracho.

--¡¿Te estás robando mi comida?!

--N-no papá... -respondió el pequeño, que ya estaba a punto de llorar

--¡Ya te he dicho que jamás camines donde yo pueda verte! -le dio un golpe en la mejilla que hizo que el pequeño cayera al suelo- ¡¿Por qué eres tan desobediente?! ¡Maldito mocoso!

Se fue contra el pequeño y comenzó a golpearlo, Miguel ya sabia en que posición debía ponerse para que los golpes fueran más llevaderos, pero aún así, siempre dolía.

--¡No le pegues! -gritó una mujer delgada y de cabello color negro, la madre de Miguel- ¡Por favor no le pegues!

Ella corrió y trató de defender a su hijo, lo que provocó que el hombre le diera una fuerte cachetada que la tumbó al suelo.

--¡Ya sabes que no debes salir Miguel! -gritó su madre- ¡Vete a tu habitación!

El pequeño se levantó y corrió hasta su cuarto, cerró la puerta y le puso seguro, su padre golpeó la puerta un par de veces, exigiéndole que la abriera, pero Miguel sabia que no debía hacerlo.

Se fue a su cama y se acostó. La pieza de pan que había tomado se le había caído cuando su padre lo estaba golpeando, se sintió tan mal, ahora tendría que esperar hasta el día siguiente. Así era la vida del pequeño Miguel.

Le gustaba ir a la escuela, porque en la escuela no estaba su padre. Cuando se acababan sus clases solía irse a un parque cerca de su casa y dejaba que las horas pasaran hasta que se hiciera tarde. No le gustaba estar en su casa, ya que siempre tenía que estar encerrado, de lo contrario, su padre lo golpeaba.

Alguien tocó la puerta, Miguel tembló.

--Miguel soy yo -se escuchó esa voz casi como un susurro- ábreme

El rubio se levantó contento y abrió la puerta.

--¡Elikei! -lo abrazó

--No hables tan fuerte, despertarás a papá

--Es que te extrañé mucho

--Ya, no exageres -le sonrió, pero esa sonrisa se fue al ver el rostro de su hermano

--Te volvió a golpear -se agachó y miró con más detenimiento el horrible moretón que tenía Miguel en su mejilla

--Fue mi culpa -bajó su mirada- mamá no me trajo nada de comer así que salí a la cocina, papá me vio con un pedazo de pan

Zorros [Yaoi/Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora