Mi luz

2.4K 234 41
                                    

CAPÍTULO 41
Mi luz

Un policía gordo y malhumorado estaba guiándolo hacia donde se encontraba su hermana. Jamás había estado en una estación de policía antes, no era un lugar bonito. Había celdas, como había visto en la televisión, su hermana estaba en una de esas celdas. Había más personas ahí, unos borrachos y dos prostitutas, su hermana desentonaba en ese lugar. En la llamada telefónica que habían tenido momentos atrás ella había logrado decirle un resumen de lo que había pasado: ella había intentado huir con Paola, su hija, pero de alguna manera los habían descubierto y ahora la acusaban por intento de secuestro.

--¡Sebastián! -gritó al verlo y corrió hasta los barrotes. Sus ojos se veían rojos, había estado llorando.

Noisy trató de calmarse, todo el camino hasta ahí se había dicho que trataría de decir las cosas de una buena manera, pero simplemente no pudo, no había una buena manera de decir las cosas.

--¿En qué estabas pensado Camila? -habló despacio, pero bastante molesto- ¡¿En qué estabas pensando?!

Camila comenzó a llorar. Las otras personas en la celda simplemente los observaban como si fuera la cosa más normal del mundo.

--¡Te están acusando de intento de secuestro! ¡¿Sabes lo grave que es eso?!

--Lo sé, lo sé -dijo sin consuelo- estuvo mal pero... -se limpió las lágrimas- me desesperé Sebastián, ya no podía con esto

--¡Esa no es la manera de solucionarlo!

--¡Claro que sí! ¡Era la única opción que tenía! ¿Qué no te has dado cuenta? No voy a recuperar a mi hija, no de la manera legal. Ese hombre tiene los mejores abogados, tiene conexiones y el suficiente dinero para sobornar a quien sea -bajó su mirada, cansada de llorar y de esa situación- yo solo quería que mi hija regresara conmigo Sebastián, ya no lo soporto. Quiero a mi niña de regreso

Noisy ya no pudo replicarle nada más, si para él era difícil estar sin su sobrina, no podía ni imaginarse lo que ella debía estar sintiendo.

El policía gordo regresó y le dijo que era tiempo de que se fuera.

--Tranquila, voy a sacarte de aquí -dijo antes de irse

Se fue a la sala de espera. Había varias personas ahí, nadie lucía feliz, en especial él. Le había dicho a su hermana que la sacaría de ahí, pero la verdad era que no sabía qué hacer, no tenía dinero ni para pagarle a un mal abogado, mucho menos para lograr conseguir a uno bueno.

Dio un largo suspiro y miró a su alrededor. Y fue como si todo se tornara en cámara lenta. Esos días que habían pasado en Kalen habían sido una fantasía, una vida que no era la suya. Su realidad se encontraba ahí, su realidad era que tenía muchos problemas. Le había prometido a su madre que cuidaría de su familia, y estaba haciendo muy mal su trabajo.

Su celular comenzó a sonar, debía ser Gato, tenía varias llamadas perdidas de él. No quería contestar, pero sabía que si no lo hacía iba a seguir llamando.

--Hola Gato

--Por fin contestas, estaba preocupado

--No me era posible contestar

--Te fuiste tan alterado del departamento que me dejaste inquieto. ¿Sigues en la estación de policía? ¿Qué pasó?

--Un problema familiar. Arrestaron a mi hermana. Estoy viendo la manera de solucionar esto, es un problemas muy serio y... -dejó de hablar, pues acababa de ver al hombre responsable de todos sus problemas- te hablo luego -colgó

Zorros [Yaoi/Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora