Un momento hermoso

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CAPÍTULO 127
Un momento hermoso


Ni siquiera sabía cómo es que había logrado llegar hasta ahí, había sido casi un milagro haber llegado con vida. Cuando le dijeron lo que había pasado se subió a su auto y manejó hasta el hospital, no recordaba el trayecto, en su mente solo estaba Juno.

Estacionó su auto afuera del hospital, ni siquiera fue al estacionamiento, simplemente lo dejó donde pudo. Le había llamado quien menos lo había imaginado: Sanders. En su mente solo estaba esa voz furiosa "Juno está en el hospital, fue a la casa de su padre y algo malo pasó. Voy a matarte. No lo cuidaste".

Entró corriendo al lugar, sentía que el pecho le explotaría, en su cabeza solo se repetía "por favor que Juno esté bien, por favor que esto no sea grave". Pero mientras más vueltas le daba al asunto, más se desesperaba. Había ido a la casa de su padre, había ido al peor lugar posible.

Llegó a la sala de espera, miró hacia todos lados, sin saber qué hacer, con quien hablar, necesitaba que alguien le dijera que Juno estaba bien.

Y entonces ahí escuchó esa voz. Su mirada fue directo a esa persona, era el padre de Juno. El hombre estaba sentado en un sofá, a su lado estaban dos policías.

—Es que aún no entiendo lo qué pasó -le decía el hombre a los oficiales- no lo había visto en meses y de repente aparece en la casa. Simplemente le pregunté donde había estado -su mirada se veía consternada- él se veía tan nervioso, se dio media vuelta y... saltó. N-no sé por qué hizo eso, tal vez está consumiendo drogas. No le veo otra explicación

Tanto tiempo escuchando a Juno llorar, viendo esas marcas en su cuerpo, viendo el sufrimiento y no poder hacer nada. En ese momento, el vaso de Lex se llenó. En ese momento, finalmente, Lex hizo algo.

................


Ellos lo vieron todo. Los Zorros estaban llegando cuando sucedió. Vieron como Lex se acercaba al padre de Juno y le plantaba el puñetazo más fuerte que habían visto en su vida. Ese sonido, los nudillos de Lex contra la cara del hombre, el grito ahogado, la sangre salpicar el suelo y la ropa. El momento fue simplemente hermoso.

Los policías intervinieron al instante, impidiéndole al Angora continuar. Fue difícil detenerlo, Lex forcejeaba y no dejaba de gritarle que lo mataría. Llegaron más policías con una rapidez impresionante y se lo llevaron. Lo único que quedó fue la señora de la limpieza encargándose de la sangre en el piso.

Tardaron bastante tiempo en procesar lo que habían visto, había sido tan rápido e inesperado.

—Gracias Buda por permitirnos ver esto -dijo Sky

—Eso fue sublime -dijo Gato

—¿Cómo le haremos para ver a Juno? No creo que nos dejen entrar si no somos familia -dijo Mikki 

Sky miró fijamente a Alain, y el pelirrojo entendió a la perfección lo que quería.

—Bien, yo iré a preguntar -dijo el primer líder

Fue hasta uno de los mostradores y habló solo unos momentos con la enfermera, regresando casi al instante.

—¿Y bien? ¿Qué te dijo? -preguntó Mikki

—Ella no sabe bien los detalles, solo me dijo en que habitación se encuentra

—¿Entonces podemos verlo? -preguntó Gato

—Pues... no es como que me haya dado permiso pero... vayamos antes de que alguien se de cuenta

Subieron al segundo piso, a Alain le costó un poco encontrar la habitación, todas eran iguales. Abrieron la puerta y se adentraron un poco, ahí lo vieron. Juno estaba acostado en la cama, llevaba un collarín y una mano enyesada, estaba despierto, pero su mirada lucía débil. Una enfermera estaba a su lado, quien de inmediato se percató de los intrusos en la habitación.

—¿Quienes son ustedes? -preguntó la mujer- ¿Quien les ha dado permiso de entrar?

Vete -dijo Alain, y la enfermera se fue enseguida

A Juno se le iluminaron los ojos cuando vio a sus amigos.

—Chicos -dijo el pequeño

Todos se acercaron, observándolo detenidamente, preguntándose qué cosa espantosa había hecho ese hombre como para dejarlo en este estado.

—¿Qué fue lo qué pasó Juno? -preguntó Mikki

—Estaba asustado -contestó el pequeño- no sabía qué hacer. Él iba a golpearme, así que salté de mi ventana

—¿De un segundo piso? ¿Pero qué estabas pensado? -preguntó Koh

—Basta, Koh -dijo Mikki

—Me fracturé el brazo y me rompí una costilla. Me alegra no haber muerto -dio una risilla, pero no lucía feliz

—¿Para qué fuiste a esa casa, Juno? -preguntó Sanders

—Fui por algo que dejé ahí, algo importante. Se suponía que papá estaba en el trabajo. No imaginé que me encontraría

—Ese maldito... -dijo Gato

—¿Me prestan un celular? Debo hablar con Amadeus, debe estar muy preocupado porque no he llegado -suspiró

Todos se miraron entre sí, definitivamente no era el mejor momento para contarle lo que había pasado.

—Ya le avisé -dijo Sanders- no debe tardar en llegar

—Gracias -sonrió el pequeño

Hubo un momento de silencio, y luego Juno comenzó a hacer un gran puchero y comenzó llorar.

—¿Qué sucede? -se acercó Mikki- ¿Te duele algo? ¿Llamo a la enfermera?

Juno negó con la cabeza, y trató de cubrirse el rostro mientras lloraban.

—Van a llevarme con él -dijo el pequeño- no quiero, no quiero

—No, Juno no -se acercó Mikki y lo tomó de la mano- te ayudaremos, haremos todo lo posible para que no regreses a esa casa

—Gracias -dijo Juno- Gracias por estar aquí

—Somos tus amigos Juno, claro que teníamos que estar aquí -dijo Koh

—No podemos quedarnos mucho tiempo así que... ¿necesitas que hagamos una última cosa por ti antes de irnos? -preguntó Gato

—Solo... díganle a Amadeus que no tarde

Zorros [Yaoi/Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora