Escondite

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CAPITULO 36
Escondite

-Sebastián, 12 años-

Sebastián puso una caja de madera junto a esa barda que dividía su casa y la de la señora Rocío. Se subió a la caja y con agilidad pudo brincar la barda. La señora Rocío tenía un jardín lleno de flores, su pasatiempo era cuidarlas así que tenía plantas hermosas. Sebastián fue directo a las rosas, él solo estaba ahí por ellas. Cortó con cuidado una rosa, luego otra, y otra más, las espinas de la última lograron cortarlo un poco, se quejó y limpio en su ropa la sangre que salía de su dedo. Metió las rosas en su morral y volvió a brincar la barda. Se subió a su bicicleta y comenzó a pedalear hasta el hospital donde estaba su madre.

Tardaba cuarenta minutos hasta el hospital, así que siempre solía llegar cansado y sudado. Entró al edificio y saludó a la enfermera que estaba en recepción, y ella respondió al saludo amablemente. Sebastián frecuentaba el hospital, así que las enfermeras ya lo conocían.

Respiró hondo antes de entrar a la habitación, ver a su madre postrada en una cama siempre era difícil.

--Hola hijo -saludó su madre al verlo, tratando de regalarle una sonrisa

--Hola mamá -se acercó el menor, sentándose en la cama- te traje rosas -sacó las tres rosas de su morral, aunque ya se habían caído varios pétalos, llevarlas en su morral no había sido buena idea

--¿Son del jardín de la señora Rocío?

--Sí

--Va a molestarse mucho cuando vea lo que hiciste

--No me importa

--Discúlpate con ella cuando la veas -tomó las tres rosas y sonrió al verlas

Su madre no estaba mejorando, eso estaba claro para Sebastián, pero ese día pudo notar que ella estaba peor que nunca. Su rostro se veía pálido y sus ojos ya no mostraban brillo, se veían apagados.

--Eres un buen hijo, mi niño

--Y tú eres la mejor madre del mundo

Hubo un silencio después de eso, su madre quería decirle algo, pero parecía estar tomando valor para hacerlo.

--Mis hijos y mi nieta son lo que yo más amo. Tú eres el hombrecito de la familia Sebastián, debes cuidar a tu hermana y tu sobrina

--Te prometo que los cuidaré

--Sé que lo harás -su madre acarició su rostro y limpió las lágrimas que caían del rostro de su hijo- te amo con todo mi corazón Sebastián, jamás olvides eso

--Yo también te amo mamá

-Fin del recuerdo-

Sonaba la canción de "The kill" de 30 seconds to mars en el estéreo, estaba a un volumen considerable, lo cual era raro, ya que a Gato le gustaba escuchar música a todo volumen. Se sentía muy cómodo, dormir en el auto se sentía bien, era como si estuviera siendo arrullado en una cuna. Abrió sus ojos, estaba en los asientos traseros y una manta cubría su cuerpo. Bostezó y se levantó un poco para ver en donde se encontraba.

--Ya despertaste -le dijo la alegre voz de su líder- dormiste por horas

--¿Por horas? -se limpió sus ojos, quería ver con más claridad- ¿Dónde estamos?

--En Kalen

--¿Qué? ¿Estamos en Kalen? -miró con detenimiento las calles y edificios, definitivamente ya no estaban en Vigrid- ¡Estamos en Kalen! -gritó enojado

Zorros [Yaoi/Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora