Salidas

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CAPÍTULO 104
Salidas

Koh caminaba por esos angostos pasillos que ya conocía de memoria. No quería más interrogatorios pero tampoco quería estar en su celda, odiaba esa celda. El guardia lo guió hasta una de las habitaciones y le permitió entrar, Koh pensó que sería Nathan quien estaría ahí, pero se equivocó por completo. Por primera vez en días, Koh sintió, por ese breve momento, una gran alegría.

—Mikki... -dijo el moreno, adentrándose por completo a la habitación

El rubio simplemente sonrió y abrió sus brazos, y Koh corrió a ellos. Se abrazaron durante bastante tiempo, Koh sintió que casi lloraría, pero no quería que Mikki lo viera así, entonces no lloró.

—Creí que no te tenían permitido verme

—Nathan movió sus influencias para que nos dejaran hablar -el rubio se sentó y le indicó a Koh que hiciera lo mismo- pero no tenemos mucho tiempo

—Siempre hay un pero ¿verdad?

—Nathan me habló acerca del trato que rechazaste

Su humor cambió de manera radical, la felicidad que había sentido segundos atrás comenzaba a convertirse en enojo.

—Por favor Mikki, no hablemos de eso. Solo quiero aprovechar este tiempo contigo. Yo ya tomé mi decisión y no voy a cambiarla. Solo serán tres años, puede que hasta menos

—Koh, debes aceptar. Es un buen trato. Tu libertad a cambio de vivir 6 meses con Gael, solo 6 meses

—No. Ese hijo de puta está acostumbrado a que todos cedan ante él, yo no lo voy a hacer. No quiero tener nada que ver con ese hombre

Mikki suspiró, Koh podía ser tan terco algunas veces, tan orgulloso.

—Ir a prisión es algo espantoso, no quiero que pises ese lugar

—Me acostumbraré

—Koh... -el rubio se acercó más, usando un tono de voz suave y calmado- ¿De verdad soportarás pasar tres años lejos de mí?

—Pues... será difícil pero...

—¿Soportarás tanto tiempo... -Mikki llevó una de sus manos a la entrepierna del moreno, lo cual provocó un gran sonrojo en él- sin tocarme?

—B-Bueno... hay visitas conyugales y...

—No, yo no pondré un pie en prisión -dio una amplia sonrisa- apenas te toqué un poco y ya estás durísimo, apuesto a que mueres por hacérmelo

—Mikki...

—Si aceptas el trato... -susurró en la oreja del moreno- dejaré que me hagas lo que quieras

La puerta de la habitación se abrió. Ambos se separaron abruptamente, un poco nerviosos y avergonzados.

—El tiempo de acabó -dijo el guardia- levántate y vámonos. Te llevaré a tu celda

El moreno se puso de pie, tratando lo más posible de esconder su erección. Salió de la habitación y Mikki quedó solo, y de repente, hacía mucho calor.

—Lo hiciste mejor de lo que había imaginado -habló Nathan desde la puerta

—¿Nos escuchaste?

—Sí, yo estaba del otro lado del cristal

La cara de Mikki se puso completamente roja.

—¡Te dije que quería privacidad!


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Lex se encontraba frente a la casa de Juno. Llevaba media hora ahí, decidiendo si debía o no aproximarse. El día anterior había ido a la escuela de Juno, necesitaba hablar con él, pero cuando llegó se encontró con la sorpresa de que el pequeño llevaba días sin asistir a la escuela. Eso preocupó a Lex a tal punto de estar ahí, debatiéndose si acercarse o no.

Zorros [Yaoi/Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora