Cansado

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CAPÍTULO 29
Cansado

No había mucha luz en la habitación, pero la poca que había le bastó para incomodarlo. Usualmente la resaca no solía afectarlo mucho, pero esa vez, por alguna razón, no se sentía nada bien. No quería levantarse, tampoco quería quedarse en cama, todo parecía una mala elección en ese momento. Dio un largo suspiro y se sentó, miró su cama, Alec aún dormía. Sabía que habían tenido sexo, pero había bebido tanto que solo recordaba la mitad de lo que había pasado, lo cual agradecía.

Se puso de pie y caminó hasta su armario, le dolía un poco su cuerpo, así que concluyó que Alec la había pasado muy bien. Se puso un bóxer, un pantalón pijama, una camisa holgada y salió a la cocina. Se sirvió un plato de cereal y comió en silencio. Sintió un vacío en su pecho, desde hacía tiempo que esa sensación se había hecho habitual en él, pero Alec ayudaba a que disminuyera, Alec le daba un poquito de color al mundo tan gris en el que se encontraba Iker.

El timbre comenzó a sonar, tenía pereza de abrir, pero finalmente lo hizo ya que ese sonido lo molestaba aún más. Era una niña pequeña, de algunos 11 años, se llamaba Sofía y era la vecina de Iker.

--Hola Sofía

--Hola Iker -sonrió la niña- mis padres me enviaron a recoger la correspondencia, también había tuya así que te la traje

--Gracias Sofía -le acarició el cabello y recibió lo que le pertenecía- salúdame a tus padres

--Lo haré -le respondió mientras se alejaba

Le había llegado el recibo del internet y de la luz, lo mismo de siempre, a excepción de algo, era una pequeña caja de chocolates que llevaba pegada una nota que decía "Tus favoritos". Iker se exaltó, rompió la nota en pedazos y arrojó los chocolates al bote de basura, el mismo lugar al que había arrojado los otros tres regalos que le habían enviando.

Las ganas de comer ya se le habían quitado.

--Buenos días -saludó Alec, dando un gran bostezo

--Buenos días

--¿Cómo amaneciste?

--Tengo un poco de resaca pero estoy bien

...............


Ese día no tenía planeado ir a la guarida, pero había dejado la mochila que usaba para la escuela ahí. Tenía mucha tarea que hacer, y por increíble que sonara, pasaría todo el fin de semana estudiando, o por lo menos, todos los ratos libres que pudiera. Había conseguido un trabajo de fines de semana en una cafetería cerca de su departamento, trabajaba en las mañanas. La paga no era mucha, ya que solo trabaja dos días, pero era lo único que podía hacer por el momento, trabajar más días implicaría menos tiempo para la guarida, y su prioridad eran lo zorros.

Llegó a la sala de videojuegos, donde sorpresivamente, solo estaban cuatro personas. Dos de ellos jugaban villar, uno estaba dormido en el sofá y el último, Mikki, jugaba videojuegos.

--¿Por qué la guarida está tan sola? -se fue a sentar a un lado del rubio

--Todos tienen resaca

--¿Tú no?

--Sí, pero no quise quedarme solo en casa

--Lo de anoche fue.... Loco

--Sí -comenzó a reírse, dejando el control en la mesa y ahora centrando su mirada en el castaño- fue divertido

--Mikki... -inhaló profundo, incomodo por lo que preguntaría- lo de anoche.... ¿Lo hiciste porque estabas ebrio o a eso te referías cuando dijiste que me ayudarías?

Zorros [Yaoi/Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora