Profundo

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CAPÍTULO 71
Profundo

Era sábado por la mañana. Mikki dormía plácidamente en su cama pero el ruido de una ambulancia lo despertó. Abrió sus ojos y escuchó como ese ruido se alejaba más y más. Se quedó unos minutos en cama, tratando de dormir otra vez, pero al no lograrlo finalmente se puso de pie y fue al baño a orinar y a lavarse los dientes. Afuera se escuchaban ruidos, así que supuso que Koh estaba preparando el almuerzo.

Caminó a la cocina y vio al moreno lavando los platos.

--Hice quesadillas -habló Koh

El moreno secó sus manos y volteó al ver a Mikki, sus ojos se abrieron enormes al verlo. El rubio vestía una camisa holgada que dejaba ver uno de sus hombros, y además, llevaba unos shorts tan cortos que por poco y mostraban parte de su nalga. Koh desvió su mirada, sintiéndose sumamente avergonzado. El que Mikki vistiera así significaba que ya se sentía en más confianza con Koh, y eso era algo bueno, pero por otra parte, esa ropa hacía que se despertaran sensaciones en Koh que se esforzaba por reprimir.

Mikki se sentó en uno de los bancos y comenzó a comerse una quesadilla. En la barra estaba la cajetilla de cigarros de Koh, el rubio la abrió y se dio cuenta que solo quedaban tres cigarros.

--Ya casi te la acabaste

--¿Ah?

--Empezaste esta cajetilla hace como tres días. Koh no debes fumar tanto

--Bueno, he estado ansioso últimamente

--Compré los cigarros porque creí que te ayudarían pero... Esto es demasiado

--Siempre estoy encerrado aquí Mikki, comienzo a estresarme

--No más cigarros -se puso de pie y caminó hasta el bote de basura

--¿A dónde los llevas?

--Ya no te compraré más -arrojó la caja al bote

--Al menos déjame fumar esos -caminó hasta el bote y los sacó

--No quiero que fumes ni uno más. Dame la caja -su ceño estaba fruncido

--Solo son tres

--Todavía no te has recuperado por completo, no sabemos lo que esa porquería le está haciendo a tu cuerpo. Dámelos

--Tirarlos es un desperdicio

Mikki se molestó aún más, caminó hasta donde estaba Koh y trató de quitarle la caja, pero el mayor alzó su mano lo más alto que pudo, y Mikki al ser tan bajito no pudo alcanzarla.

--¡Dámela!

--Por favor déjame quedármelos

Mikki se desesperó, siempre le había molestado que Koh usara su estatura para tener ventaja sobre él. Miró a todos lados, tratando de pensar en una forma de quitársela. Vio las latas de pintura para el cabello que había comprado hacía unos días. Realmente ni siquiera pensó con claridad lo que haría, simplemente tomó una de las latas y le roció pintura a Koh en la cara.

Ambos se quedaron en silencio durante unos segundos, Koh no entendía lo que Mikki acababa de hacer, y al parecer Mikki tampoco. Pero ese silencio se vio interrumpido por una gran carcajada del rubio.

--¡Tu cara! -se estaba riendo tanto que su estómago casi le dolía- ¡oh por dios! ¡Deberías verte!

Mikki estaba envuelto en tanta risa y no reaccionó hasta que sintió como Koh le rociaba pintura en la cara. Se sorprendió al principio, pues había olvidado por completo que había otra lata. Ahora era Koh quien reía.

Zorros [Yaoi/Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora